m o n o g r á f i c o
![]() estrategias de disolución Sobre la abolición del individuo en la sociedad del genoma y del silicio. por
Antonio Oliver
igur@ctv.es
Por otro lado, en nuestro país, el comercio electrónico
no acaba de despegar y la penetración de Internet es todavía
muy baja en nuestras empresas y hogares.
No es necesario recurrir a la meditación de la técnica
heideggeriana para advertir que la necesaria meditación sobre el
quehacer del hombre en el mundo no puede continuar sin más propósito
que su autorreproducción ni quedarse en la contemplación
de la oscilación de los mercados, como si el progreso de cualquier
avance no se encontrara preñado de interesada ideología.
Pendientes como estamos de los vaivenes superficiales de los aspectos más banales de la red, olvidamos preguntarnos por el tipo de hombre que estamos construyendo. Durante algún tiempo se habló de inteligencia conectada, de inteligencia extrópica o más modestamente de inteligencia distribuida. En realidad estamos asistiendo a la separación definitiva entre la inteligencia y el soporte que la ha mantenido en pie-nunca mejor dicho no hay inteligencia conocida sin bipedestación- desde hace algunos miles de años. Esto que no va a ser el hito más importante de la historia de la humanidad si no su desaparición tal y como la conocemos a penas puede ser pensado, incluso por aquellos que se arrogan la función de guardianes de un humanismo que ni siquiera goza ya de predicamento en las Universidades de occidente, que han cedido el sitio reservado a las enseñanzas capaces de incidir directamente sobre la nueva realidad. No hablamos de cracks económicos en serie, del peligro de la bomba, de la descomposición política y social por la pérdida de confianza en las instituciones democráticas y en la familia, como parece diagnosticar Fukuyama, nos referimos a algo quizá no más profundo pero si más allá, una nueva manifestación del ser que superaría el destino de la humanidad porque todavía no ha sido pensado ni tiene todavía horizonte para su conjura. La Bomba atómica podría acabar con nosotros como especie,
la bomba genética de la que habla Virilio está ya a nuestra
disposición.
Homo est clausura mirabilium dei escribía Hildegarda de Bilgen:
el hombre no será el centro del mundo pero la clausura que
supone su carácter demiúrgico sí es el fin del mundo,
esta frase citada por Virilio, fue escrita por una mujer nacida al inicio
del milenio que abandonamos.
La confirmación definitiva de esta transpoliticidad inicia precisamente
el abandono de nuestro revestimiento humano preparándonos para el
momento que una combinación entre Silicio y Acido desoxirribonucleico
mejorado artificialmente nos sustituya.
En cualquier caso sería, si no urgente, sí al menos exigible entre cotización del nasdaq y fascinación por los nuevos gadgets cierto esfuerzo axiológico que nos permitiera afrontar el salto a nuevas formas de conciencia manteniendo los valores que vale la pena conservar. El pensamiento no instrumental llega tarde siempre como la lechuga de Minerva. Hoy corremos el riesgo cierto de no darle al ave de la diosa la posibilidad de alzar el vuelo,la realidad se acelera y no parece apta para aves que no hayan sido diseñadas para aprovechar las propiedades de un acelerador de consola de videojuegos. Una de las manifestaciones más insidiosas de esta aceleración de la realidad y del intercambio que ha conseguido deslumbrarnos por encontrarse rodeada de rasgos con buena capacidad de circulación en el mundo empresarial y mediático, se refiere a la pretensión de entablar relaciones personales con todos y cada uno de los ciudadanos desde las empresas que ya pueden declarar un interés menor por los medios de comunicacion tradicionales al disponer ya de herramientas que les permiten el trato directo con, potencialmente todos los ciudadanos. Es lo que Javier Echevarría denomina “consumo productivo”, es
decir, cada acto de consumo de los usuarios es además de un acto
de consumo una producción de información, fácilmente
procesable mediante técnicas informáticas.
Las aspiraciones de los consumidores, sus pasiones, sus vicios, su comunicación íntima, constituye la materia prima fundamental, para una vez reintegrada y procesada, definir con detalle el perfil individual o de grupo. Tampoco es suficientemente conocido que la construcción de la personalidad va a resentirse de esta situación en la medida que todos los deseos y manifestaciones del individuo que se vean reforzados en la red pasarán a formar parte de lo viable, siendo imposible el cultivo de ninguna singularidad. Por la ilimitada capacidad de satisfacción, ficticia o no pero
prácticamente inmediata, de mi deseo, de mi vicio o de mi pasión,
debo renunciar a lo que no es recuperable, transmisible, homologable.
Pero nada se manifiesta y va a hacerlo menos desde ahora, una vez que
las tecnologías publicitarias y de formación de la opinión
han alcanzado su paroxismo, con la peor de sus apariencias .
Pero nada se manifiesta y va a hacerlo menos desde ahora, una vez que las tecnologías publicitarias y de formación de la opinión han alcanzado su paroxismo, con la peor de sus apariencias . Analicemos, por ejemplo, una deliciosa, por libertaria, iniciativa de
democracia directa o democracia conectada. Sería una demostración
empírica de que la Red puede tener otra función que la vigilancia
la publicidad y el comercio.
El problema de “parlamento virtual“ que así se llama en realidad esta iniciativa, no es que pretenda financiarse gracias al tráfico que una votación constante de la ciudadanía generaría, ni a la presencia de banners en algunas modalidades de voto electrónico . A pesar de la bondad del sistema de caja negra que proponen sus creadores y de cuantas precauciones quieran tomarse, cada voto, cada manifestación, queda para siempre archivada en un espacio cuya topología no tiene centro. Porque no hay un donde “alli” se decía en la obra fundacional
del Ciberpunk. No hay pues un lugar donde podamos comprobar qué
se sabe de nosotros ni qué se hace con lo que se sabe de nosotros.
Es demasiado casual -o no- referirse al “Gran Hermano” al programa de televisión
en un articulo que quiere alejarse del ruido mediático, pero es
la metáfora más directa y comprensible por todos de la deconstrucción
del individuo a la que venimos refiriéndonos durante todo este trabajo.
Cuando Orwell escribe 1.984 lo hace para alertar de la eclosión
de formas de nominación que entonces sólo podían imaginarse
a pesar de que el fascismo y el totalitarismo estaban bien patentes, lo
que nunca podríamos imaginar es que la estrategia común a
Auschwitz, al Lager, al panóptico Folcaultiano, la estrategia que
comparte toda represión totalitaria, que consiste en eliminar
por completo la privacidad, iba a ser banalizada y celebrada entre risas
y aplausos por aquellos a los que ya se está preparando para que
dimitan de toda parte que le sea propia, inalienable e inintercambiable
y sean además capaces de agradecer que se les haya liberado de tan
penosa obligación..
La alarma no viene sólo de las tecnologías, sino del abandono de una idea de humanidad compuesta, al menos idealmente, por individuos autónomos y capaces de autorregularse , lo otro, el proceso de transformación del individuo que iniciamos deviene en una forma del ser que todavía sólo alcanza a repugnarnos aunque nadie puede afirmar todavía que oculte ese rescoldo de esperanza que, este si, es constitutivamente humano. |
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