m o n o g r á f i c o h u m a n i d a d e s 

José Manuel Gironés dialoga con 
el Presidente de Malta; Guido de Marco.
MALTA, LLAVE DEL MEDITERRANEO


El nuevo presidente de la República (abril, 1999), Guido de Marco, que fue anfitrión, como ministro de Asuntos Exteriores, en la cumbre de Malta de 1989 (Bush / Gorbachov), ofrece una visión personal muy sugestiva sobre el rol de Malta en el diálogo euromediterráneo. 
De las que los ingleses llamaron “sus tres llaves del Mediterráneo”, Gibraltar, Chipre y Malta, solo ésta ha conseguido una independencia plena y puede jugar hoy el papel de “llave” al servicio de la Unión Europea. La más mediterránea de las islas del Mediterráneo, Malta, joya de nuestra historia común, será un voto decisivo en la Unión Europea ampliada.
 

José Manuel Gironés 
¿Cuáles son las prioridades de Malta en su política internacional? Creo que el Gobierno maltés considera su prioridad política internacional la adhesión de Malta a la Unión Europea. El Gobierno actual ha sido elegido precisamente con el programa de llevar a Malta a Europa y esperamos formará parte de la primera ampliación.
Guido de Marco
Naturalmente no creo que esa sea la “única” política internacional del Gobierno. Igualmente importante es la llamada política euromediterránea.
Para Malta, la política euromediterránea ha sido el hilo conductor desde la independencia. Cada Gobierno maltés, de cualquier partido, ha llevado adelante esta política euromediterránea.
Malta ha sido la que en el primer Helsinky (Helsinky I, en 1974) propuso la llamada Mediterranean Dimension. Esta política que Malta allí formuló, sostiene que no puede haber seguridad en Europa si no hay seguridad en el Mediterráneo, como no puede haber seguridad en el Mediterráneo si no hay seguridad en Europa.
Cuando yo fui Ministro de Asuntos Exteriores el Gobierno de Malta propuso como iniciativa un Consejo Mediterráneo (Council of the Mediterranean) inspirado en el Consejo de Europa, con un Consejo de Ministros, una Asamblea Parlamentaria y también un Secretario General, con el propósito de llevar adelante una personalidad mediterránea y donde los paises ribereños puedan participar y asumir esta dimensión mediterránea.
Hemos sido nosotros los que llevamos adelante la idea de establecer una Carta para la estabilidad del Mediterráneo.
En la reunión de Barcelona, en el Primer Euromed, como ministro de Asuntos Exteriores, fui proponente de una carta por la Seguridad y Estabilidad en el Mediterráneo.
Hoy puedo decirle que esta propuesta de Malta ha sido examinada y se espera que será la “piedra angular” del proceso euromediterráneo. Estoy diciendo esto para mostrar como Malta mira el Mediterráneo por todos estos 35 años de independencia como nuestro Mare Nostrum. El Mar donde, precisamente los ribereños deben entenderse y llevar adelante toda esa herencia del legado común que es esencial para nuestro desarrollo.
Malta ha propuesto y llevado adelante esta propuesta de asegurar el legado común con la OCDE (organización por la seguridad y cooperación europea) para el mantenimiento de la paz según el Capítulo 8º de la carta de la ONU y con ello un cambio radical del actual contexto.
Finalmente Malta está muy presente en la ONU. Hemos planteado y formulado las propuestas que son semillero de conceptos, como que el disfrute de los yacimientos del Mar pertenecen al patrimonio común de la Humanidad.
Ya el primer representante de Malta, Arvid Pardo, fue quien habló en la ONU del patrimonio común de la Humanidad. Precisamente por esa idea que Malta propuso a la ONU. Y hemos formulado tantas otras propuestas a la ONU, muchas de ellas llevadas adelante, como la revitalización de la Asamblea General de la ONU, la reforma del Consejo Financiero. 
Yo mismo he publicado un libro llamado “Segunda Generación de las Naciones Unidas”. En fin, esperamos que estas ideas formen parte de la política internacional del Gobierno de Malta.

J. M. G. ¿Es el turismo la industria básica de Malta?
M.d. G. Malta tiene una “chance” muy particular, porque el sol, las playas y el buen clima son parejas en otros lugares, pero en el aspecto cultural, Malta es del todo singular. Mil años antes de que se construyeran las Pirámides de Egipto ya existían aquí los templos megalíticos. Cuando uno piensa en que vamos a celebrar el milenio, uno piensa lo que significa que mil años antes de las pirámides que consideramos tan remotas en la historia ya estuvieran aquí en Malta estos templos magníficos que son cuna de la Arquitectura. Por primera vez en la humanidad estas piedras fueron colocadas, encajadas, formando un plan de ejecución, siguiendo un proyecto preciso. Malta tiene en esto el primer testimonio de Arquitectura...

J.M. G. ¿Antes de Stonehenge?
G. d. M. Mucho antes, y ésto para dar solo una idea. 
Pensemos en el Cristianismo. A tan solo 27 años de la muerte de Cristo, Malta se convirtió en cristiana. Cuando aún estaba viva en la memoria directa de tantas personas la crucifixión, Malta ya era cristiana.
Se puede pensar también que en Malta tenemos las fortificaciones que son una joya de la arquitectura militar. Por no pensar en la arquitectura Barroca que en Malta ha inspirado tantos y tantos monumentos.
Tenemos una Universidad de las que en Europa hay parejas, pero es que la Universidad de esta pequeña isla data de 1590 y está entre las cien más antiguas de Europa. Y una Escuela Médica, por ejemplo, que era de las mejores en toda la historia de la medicina europea y que fue de las más prósperas del Mediterráneo.

Son ejemplos que muestran los perfiles de una isla donde la Cultura permeabiliza todos los aspectos de la vida. 
 J.M. G. ¿Cuáles son sus reflexiones sobre Malta en materia cultural?
G. d. M. La palabra Cultura es muy vasta. Uno puede entenderla como civilidad, como literatura, como modo de pensar, como el arte de lo bello, pues todo eso forma parte de la cultura. Y ¿qué es lo que está en peligro? Pues el materialismo. Es algo que percibimos si se remonta a una visión con perspectiva de unas cuantas generaciones. El arte de la ganancia, su razón y su lógica, existen. Pero creo que debemos mantenernos atentos para no perder cuanto es bello permanente a cambio de lo que será bello solo temporalmente. 
Si se encuentra este sentido de equilibrio entre desarrollo aceptable y sostenible y aquello que es bello permanente y que debe conservarse porque tenemos la obligación de trasmitirlo a las generaciones venideras entonces saldremos adelante y estaremos entre los primeros. Si nos inmovilizamos porque no se puede tocar la naturaleza no iremos a ninguna parte. A la vez si pretendemos disfrutar cualquier esquina de la tierra sin ser sensitivos a la belleza que atesora, acabaremos muy mal. Saber balancear, saber guardar el equilibrio, creo que es esencial para el futuro. 

J.M. G. ¿Puede jugar Malta un rol impulsor en el entendimiento Norte-Sur de los países en el Mediterráneo, ( con su abismal distancia religiosa económica etc) o su tradicional no alineamiento debe mantenerla al margen de la cuestión? 
G. d. M. Malta en efecto tiene posibilidades y por ello responsabilidades singulares para hacer comprender a los europeos que significan los norteafricanos y viceversa.
Veo dos aspectos en su cuestión. Hoy decir “no alineados” no tiene el sentido que antes tuvo. Malta forma parte del movimiento de no alineados. Cuando Malta se incorporó, existían las dos superpotencias enfrentadas y tenía mucho sentido formar parte del movimiento de no alineados.
Hoy el no estar alineado implica preguntarse ¿frente a quién? Y eso ha sido superado por la historia. Precisamente aquí en Malta, fue formalmente enterrada la guerra fría en el encuentro de diciembre de 1989 entre Bush y Gorbachov.
Como dijo Edward Shevardnadze “en el mar tempestuoso de Malta quedó sepultada la guerra fría”. El concepto de mundo bipolar fue sepultado aquí en 1989 en la cumbre de Malta.
Hablar hoy de no alineamiento en la expresión clásica, no tiene sentido. Recuerdo haber tenido una larga conversación con Mubarak y él estaba de acuerdo con que el movimiento de no alineados es la voz del tercer mundo, la voz de los que aún se están desarrollando. Ese es un nuevo sentido de la expresión. 
Pero hablaba Ud. de la función de Malta, que tiene posibilidades sí, de gran singularidad. 
Yo siempre hago alusión a la singularidad de la lengua maltesa. Es una lengua muy interesante. Imagine una lengua en que las palabras básicas son de origen semítico, es decir, de estirpe árabe, en la que las palabras que significan civilidad y cultura son de origen romance, mayormente tomadas del italiano y del español, una lengua escrita en caracteres latinos y donde la sintaxis –tan importante porque moldea el pensamiento- es latina.
Así, tenemos un país con 400.000 habitantes que hablan una lengua propia que es en realidad fusión de dos corrientes lingüísticas hegemónicas en el Mediterráneo, la semítica y la romance.
Malta es una isla europea en el Mediterráneo, pero la más mediterránea y equidistante de todas. Nuestro “lebensraum“ es el mar. Nuestro lebensraum es precisamente el Mar Mediterráneo y, por tanto, tenemos la posibilidad de desplegar aún mejor el concepto norteafricano a Europa y el europeo al norte de Africa. 
Usted ha hablado del Norte y el Sur, las divisiones de religión etc. Efectivamente existen, pero creo que existe un posible diálogo entre las religiones y que hay que subrayar más lo que nos es común que lo que divide y nos distancia. 
Cuando era ministro de Asuntos Exteriores hice una propuesta al Euromed (al proceso Euromediterráneo) para que se creara un premio al impulso euromediterráneo ¿y sabe qué nombre me vino a la mente para nominar este premio? El de Averroes. 
Averroes, que era español, era europeo y árabe. Él interpretó mayormente a Aristóteles impulsando el pensamiento y el sentimiento árabe. Si alguna figura sintetiza qué es eso del proceso euromediterráneo es precisamente Averroes y yo hice una propuesta formal para que se creara un premio al político, artista o persona que lo mereciera en el impulso euromediterráneo y que llevara ese nombre Averroes.

J.M. G. Sólo que en los paises árabes no parece abundar hoy mucha gente como Averroes. Ni la dialéctica se establece sobre cuestiones de cultura o inteligencia sino de índolo religiosa o por mejor decir de reacción integrista frente al peligro exterior. No creo que los averroistas, ni siquiera las élites, lo tengan muy fácil, ni siquiera en las universidades.
G. d. M. No estoy de acuerdo con Ud. y le explico por qué. En realidad son muchos los árabes que conocen la cultura española, inglesa, italiana o francesa. Más, muchos más que de cuantos de nosotros conocemos la cultura árabe.
Antes hemos aludido a los funerales de Hassan. Pues ese rey era una persona francófona. Que conocía a Francia y amaba a Francia. Era el rey de la cultura del Islam y a la vez de la cultura de Voltaire. Eso se ve en todo el Mogreb. Si uno va a Argelia o a Túnez constata que la cultura del Islam y la cultura de Voltaire no se identifican pero pueden correr en líneas paralelas y por decirlo en expresión de Aldo Moro en lineas paralelas que se acabarán encontrando.

J.M. G. Pues es una propuesta casi antagónica a la que señalaba Margaritte Yourcernar aquella de buscar el entendimiento saltando el actual abismo entre las religiones y trayendo a la memoria común que “hubo un tiempo, aproximadamente de Sócrates a Marco Aurelio, en que los Dioses ya no contaban y Cristo aún no era conocido, en que los hombres (en todas las riberas del común Mediterráneo) tuvieron que buscarse las respuestas por sí mismos” ¿No sería mejor camino de entendimiento empujar las convicciones religiosas –al Norte y al Sur- a un segundo plano y remontarse a lo que antes nos fue común? 
G. d. M. Mi propuesta es muy diferente. Nosotros que vivimos dentro del Mediterráneo, sabemos que este mar es la cuna de las tres grandes religiones monoteístas. La hebrea, la cristiana y el islam. El Antiguo Testamento nuestro es el hebreo y el islam deriva su pensamiento del Antiguo Testamento, del Cristianismo y básicamente de su concepto de Al Akbar el concepto del Dios Grande y Misericordioso del monoteísmo que encontramos en el Corán. En mi opinión esas tres religiones tienen puntos de encuentro mucho más relevantes que los puntos de diferenciación.

J.M. G. Parece la misma maravillosa idea que en el siglo XIII impulsaba al también insular Ramón Llull hasta que en Túnez...
G. d. M. Lo decapitaron. 

J.M. G. El pensamiento culto siempre cree que es posible el entendimiento desde la razón pero la otra gente solo se motiva por agudizar la suspicacia y la diferencia.
G. d. M. Ese es el concepto del fundamentalismo en ciertos países árabes. Pero el fundamentalismo es, precisamente, una reacción porque algunos árabes sienten que su identidad está en peligro. Creo que nosotros, los europeos, debemos estar muy atentos. Nosotros no queremos turbar la identidad de nadie. 
Siempre digo que no hay una identidad mediterránea, pero sí intereses comunes, preocupaciones comunes, y una herencia un patrimonio común. Si vamos adelante con esos factores y no con la idea errónea de una “identidad común” podemos ser nosotros mismos, los países ribereños los que saquemos adelante con éxito el diálogo Norte-Sur. 

J.M. G. ¿Cambiaría o recomendaría cambiar identidad nacional por producto interior bruto? 
G. d. M. Nunca se debe aceptar este estado de cosas. Porque la identidad nacional nunca se debe perder. Puede mutarse, no perderse. Tomemos la Unión Europea: no ha sido entendida para hacer de los españoles alemanes, o de los franceses portugueses. En la Unión Europea en realidad se han integrado las patrias y después las regiones y el concepto, basado en el principio de subsidiariedad, de que las identidades no deben someterse o sojuzgarse. Lo que se está desarrollando es un diálogo de prosperidad pero no al precio de suprimir la identidad.

J.M. G. Europa Unida es el gran referente para sus vecinos, pero al propio tiempo soplan vientos imparables de estandarización made in USA
G. d. M. Es la cultura de los jean’s

J.M. G. Europa es un modelo de integración de diferencias respetadas. Pero cuando en Irán se prohíben las parabólicas o internet es porque ven algo amenazado, su obsesión no es integrarse a otros sino ser engullidos o incluso tele-engullidos.
G. d. M. En cualquier caso eso será superado, porque nadie, en ninguna parte, puede parar el progreso. El reloj no puede marchar hacia atrás. Puede hablarse de cambios de situación, incluso de alguna posible restauración, pero andar atrás en la vida no se puede. Ésta es mi argumentación, mi lógica.Podemos evolucionar hacia mejor, peor, más bellos, más viejos, más inteligentes... pero no podemos volver atrás. Creo que cuando en un país se prohíbe la tele, el celular, o internet se hace un imposible, pero ¿cómo se va a prohibir el progreso? Podemos recordar los tiempos en que algunos paises ¿Quién puede prohibir el progreso? 

J.M. G. ¿Cómo podríamos los periodistas del Mediterráneo, hacer oir más alta y clara la voz en las capitales de la Unión Europea?
é. Creo mucho en los periodistas. El periodismo es el 5º poder en casi todos los Estados. Es el modo de comunicación universal. Primero se hablaba de periodismo de periódicos en papel, hoy del radiodiario, el telediario el internetdiario. Son tantos los medios concurrentes que vivimos un mundo supercomunicado. 
Para todos nosotros esta idea del Mediterráneo es una idea de civilidad. No estamos hablando solamente porque suena bello del “Mare Nostrum” “e roba del génere”. Nosotros estamos hablando de cooperación mediterránea, porque la no cooperación significa que podemos acabar en guerra. Y no es esa la expectativa que deseamos para neutros hijos. 

¿Queremos crear un mundo de guerra y más sangre? Entonces sí que podemos hablar unos de otros en los términos más negativos y que cada pueblo ofenda a otro. Pero si no queremos heredar fricción y conflicto a nuestros hijos –ya que, no es que estemos en el Mediterráneo es que vivimos el Mediterráneo- hemos de obrar en consecuencia.
Es responsabilidad de los periodistas, de los políticos y de todos cuantos tienen posibilidad de ejercer alguna influencia sobre la opinión pública el llevar avante el concepto descrito de un común mare nostrum. Nuestro “mare nostrum.”
Primero el mare nostrum fue de los romanos que lo dominaron y por ello se hablaba de la Pax Romana. Después en una época que recuerdo muy bién, el Mediterráneo era de los ingleses, la Pax Britannica. Ahora se habla de una Pax Americana, aunque creer esto es una cuestión de opinión.

Yo quiero ver una Pax Mediterránea, con un Mediterráneo cuyos países ribereños sepan vivir unidos en su diversidad. Capaces de sacar adelante sus culturas diferentes y el máximo respeto sobre ellas. Con sus religiones diferentes y el respeto a las conciencias de los otros, en un diálogo continuo del que será resultado que dejen de estar en guardia y que todos sean mutuamente relevantes sin aceptar que cualquier otro país superpotencia o grupo de naciones trate de ser superpotencia sobre nosotros. Saber vivir en común, conocerse más y laborar por la paz es la garantía de nuestro propio futuro.

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