![]() sangre y cuerpo a través de los tiempos por
Jimmy Entraigües
|
||
Aún hasta nuestros días persisten las dudas y contradicciones, especialmente entre la comunidad de científicos e investigadores dedicados a la antropología, arqueología, historia..., en torno a qué momento del desarrollo de las primeras tribus y clanes, mínimamente establecidos, de la humanidad (estamos hablando de hace un millón de años aproximadamente) comenzó a utilizarse el propio cuerpo como elemento de decoración. Los especialistas de la Universidad de Columbia sospechan, por los datos que manejan, que las aplicaciones del barro y elementos derivados del fango para cubrir heridas y cortes en la piel, dieron lugar a que se desarrollaran composiciones decorativas entre los habitantes del clan. Así, se especula con la idea de que si un miembro de la tribu, superviviente al feroz ataque de un animal salvaje cubría el rastro de sus lastimaduras con barro, ostentaba unas evidentes "insignias" de guerra que lo situaban como ejemplo distinto al resto del grupo. Otro de los hechos a debate, reside en el status de los componentes del clan que actuaban como cazadores. La tesis esgrime que cuando uno de los hábiles cazadores lograba obtener la presa a base de aplicar una mayor destreza o coraje, un llamativo signo de distinción bien pudo ser, aunque no se confirma ni niegan los datos, la utilización de la sangre de la bestia sobre el cuerpo del guerrero, indicando su capacidad de notable cazador muy por encima de la del resto de sus compañeros. Aunque la historia y la comunidad científica no nos avalen sus propias especulaciones, no es descabellado pensar que el signo de la herida, o de la sangre licuosa o pegada a la piel, bien pudo ser el signo de la diferencia y la distinción dentro del grupo al igual que lo esgrimen, en la actualidad, los creadores y practicantes del "Body Art" (Arte Corporal), cuando en sus actuaciones y performances no solo apelan al primitivismo del arte, sino que atentan contra su cuerpo como único soporte y banco de pruebas válido para expresar su acción artística. Esta corriente bebe sus fuentes a raíz de las actividades creativas que el músico John Cage y el coreógrafo Merce Cunningham, a mediados de 1950, efectuaron en el Black Mountain College de Carolina del Norte (USA), bajo la denominación "happening". Una modalidad de arte en acción basada en el espectáculo y la intervención del público como partícipes del proceso creativo. A la par de estos hechos, los happening encontraron, de la mano del fotógrafo Wolf Vostell, a uno de los impulsores más interesantes del panorama germano. Precisamente al amparo de esa plataforma artística se genera el grupo "Fluxus" (impulsado por George Maciunas), del que surge uno de los creadores más atrevidos y multidisciplinarios que haya dado el siglo XX, Joseph Beuys. De él y de muchas de sus actuaciones e instalaciones, partieron las ideas para que artistas como Günter Brus, Otto Mühl, Herman Nitsch y Rudolf Schwarz Kögler sorprendieran al mundo, allá por los sesenta, con sus técnicas artísticas denominadas "Body Art"; Hoy, manifestaciones continuadas y lideradas por creadores como la francesa Orlan, la polaca Marina Abramovich, el catalán Marcel.lí Antunez o el ovetense Paco Cao que alquila su cuerpo como explotación artística para cualquier tipo de actividad. Quzás convenga exponer dos conocidas acciones de Beuys para descubrir
el carácter de su obra y de su inicial propuesta. La primera se
remonta a 1965 y se titula ¿Cómo explicar los cuadros a una
liebre muerta?, en ella Beuys untó de miel su cara y su cabeza para
llenársela después de purpurina de oro, bañó
su cuerpo en aceite y posteriormente se vistió teniendo en su regazo
una liebre muerta. Paseando frente a los cuadros de una exposición,
Beuys explicaba a la liebre las composiciones de las obras. El simbolismo
y la creación artística era las bases del discurso de aquel
trabajo. En 1974, una performance realizada en Nueva York volvía
a situarlo a la cabeza de los creadores polémicos. En una sala de
la galería René Block pasó 7 días y 7 noches
conviviendo con un coyote, alimentándose con los mismos productos
que el animal y vistiendo solo unos guantes, una manta y una vara. El animal
y el artista establecieron amistad dejando evidente, según Beuys,
que el desnudo ejercicio de su trabajo residía en el primitivismo
de su concepción invocando una de las más iniciáticas
de las relaciones que conoce el hombre: la de la bestia y el ser humano.
No cabe duda que este tipo de actividad artistico-creativa, con toda
su carga de fuerte agresividad y latente crueldad, sitúa al artista
en un violento enfrentamiento con las normas sociales establecidas a la
que solo le altera el osado atrevimiento de uno de sus creadores y no la
sangrienta descomposición de sus valores o la de su marcado discurso
de doble moral. Y no es menos cierto, que en este discrepante matrimonio
artista/sociedad, el "Body Art", en esta era de postmodernismo ramificado
que todo lo fagocita y todo lo absorbe, se ha convertido en una elemento
más de las muchas vertientes del espectáculo y la evasión
que el mediatizado mercado acepta como clave de la provoción estandarizada.
|
Imágenes artículo |