m o n o g r á f i c o h u m a n i d a d e s 

Ricardo Díez Hochleitner

ÉTICA, DERECHOS HUMANOS Y VOLUNTARIADO

La magnitud y calidad del movimiento del voluntariado en nuestros días es, a mi modo de ver, una de las expresiones más vivas, eficaces y nobles de la sociedad civil ante el nacimiento de una nueva sociedad, de un mundo nuevo que debe poder surgir en el siglo XXI.

Por todo ello, es de todo punto necesario promover, sensibilizar, apoyar y coordinar el Voluntariado tanto en cada Comunidad y en el Estado, como en el plano internacional.
 

A vuestra aurora intemporal me asomo
para empapar mis ojos de hermosura

El mundo sigue en medio de una encrucijada, entre crecientes graves desafíos y posibles soluciones e inmensas oportunidades, estas últimas razón de las esperanzas que aún podemos y debemos tener para lograr alcanzar un desarrollo sostenible humano y social a favor de las futuras generaciones. Entre tanto, un mundo cada vez más interdependiente y complejo, cargado de incertidumbres, se adentra en el ahora incipiente pero al parecer imparable y rápido proceso de globalización, para bien y para mal. Las nuevas tecnologías (internet) que ya han mundializado los mercados financieros y empiezan a condicionar las economías con una mayor productividad y competitividad, pueden llegar a modificar profundamente todos los demás sectores. Por de pronto están ocasionando grandes disparidades entre países y en el seno de los mismos, con un continuo aumento de pobres en medio de la afluencia de un número considerable de nuevos multimillonarios cuyo futuro depende de que se mantenga la cohesión social en su entorno ante esta nueva relación inestable. 

Además, son muchos los millones de seres humanos víctimas de la violencia y de conflictos armados originados por causas muy diversas en el seno de sociedades concretas, las cuales van desde el fanatismo y la intolerancia hasta factores ecológicos y disputas territoriales, aunque sobre todo desde un afán de dominio antidemocrático. 
 

A tal fin, lo más urgente, lo indispensable, es crear conciencia sobre los problemas de alcance global y a largo plazo a los que tenemos que hacer frente, además de los problemas locales más inmediatos que suelen agotar la agenda de cuantos tienen el poder de tomar decisiones tanto en el sector público como en el privado.

A tal fin, lo más urgente, lo indispensable, es crear conciencia sobre los problemas de alcance global y a largo plazo a los que tenemos que hacer frente, además de los problemas locales más inmediatos que suelen agotar la agenda de cuantos tienen el poder de tomar decisiones tanto en el sector público como en el privado. Tal toma de conciencia exige acceder no sólo a toda la información pertinente posible (internet es un gran instrumento al efecto) sino, sobre todo, acceder al conocimiento más avanzado disponible gracias a una educación permanente de calidad. Tales conocimientos, para que sirvan al fin antes enunciado, requieren ser utilizados desde valores éticos que inspiren toda actuación de forma coherente, conscientes, además, de que valores esenciales tales como los de solidaridad, tolerancia o libertad, frecuentemente no son ejercidos por personas pese a tener un alto nivel educativo y ser supuestamente cultas pero insensibles a la realidad del entorno con el que debieran ser solidarios, al menos por egoísmo ilustrado. No pocos analfabetos y pobres pueden dar a tales gentes rotundas y envidiables lecciones de solidaridad. 

En consecuencia y aunque a algunos pudiera parece excesivo, el Voluntariado en un próximo futuro debe llegar a ser asunto de todos y para todos, dentro y fuera de cada sociedad: Asunto de jóvenes, adultos y aún de gente mayor; a tiempo completo y más frecuentemente a tiempo parcial; de hombres y mujeres de las más diversas profesiones, especialidades o actividades. Se trata de servir solidariamente, con amor, a gentes jóvenes o ancianas, en países en vías de desarrollo o en el seno de los propios países más ricos, que estén marginados por el desempleo y la consiguiente pobreza en su condición de minorías, inmigrantes o discapacitados. Las necesidades son múltiples y van desde la atención a la salud, a la nutrición (incluída el agua bebestible cada vez más escasa en el mundo), a la educación y la formación profesional, e incluso a la seguridad. La acción del Voluntariado en esos campos, en cooperación con el sector público o privado según los casos, tiene que responder siempre a una coherencia con los valores éticos declarados y en armonía con los derechos humanos universalmente proclamados, los cuales conllevan no menos deberes u obligaciones, que el Voluntariado hace suyos a modo de vanguardia del urgente cambio de actitud imprescindible en esta materia. 

Hacer el bien en nuestro tiempo secular y plural, por parte de misioneros, de creyentes y de no creyentes; asumir los muchos riesgos inherentes a tal labor para ayudar a los necesitados, marginados y perseguido de todo tipo, es la maravillosa acción individual y colectiva del Voluntariado de nuestros días. Como ya dije en el I Congreso Estatal del año 1997, "el Voluntariado debe lograr poner al servicio de nuestras futuras sociedades una ética global común en la que predomine el valor del ser, del saber y del hacer sobre el tener y el derrochar, a modo de afirmación personal y colectiva frente al abusivo consumismo del estilo de vida y costumbres ahora al uso entre los más afluentes".

En consideración a la amplitud de los ámbitos y modalidades del voluntariado antes apuntado, también es de todo punto necesario y aún urgente considerar la legitimidad y pertinencia de reconocer las actividades de los voluntarios no como una actividad laboral cualquiera pero sí como una ocupación social eficaz y, por lo tanto, poder asignar unos ingresos básicos o mínimos para cuantos voluntarios lo precisen a fin de subvenir a las necesidades propias de su dignidad personal.

La sociedad ya ha empezado a organizarse en esta materia y, como ya tuve también ocasión de destacar en la conferencia inaugural que pronuncié en Madrid con motivo del I Congreso Estatal, España está incorporándose rápidamente en la vanguardia de este maravilloso movimiento en el mundo. Asociaciones de muy diverso tipo, ONGs, y Fundaciones han venido a sumarse a las centenarias misiones religiosas y caritativas de antaño, las cuales siguen con su ejemplar labor en nuestros días. 

La tarea, sin embargo, es ingente y está en sus comienzos si se piensa en términos de la nueva sociedad civil que se está conformando por todo el mundo y las crecientes funciones y responsabilidades que está empezando a asumir, sobre todo a la vista del proceso de globalización en marcha, lo que ha venido a provocar las nuevas tecnologías de la informática, más allá de la realidad global o mundialización que se ha ido afirmando. De ahí también, en gran medida, los grandes problemas de nuestro tiempo se denominan: ignorancia, contaminación, pobreza y egoísmo. 
Nunca como ahora es, por lo tanto, tan imprescindible una visión global, interdisciplinaria y a largo plazo en la que prevalezcan los valores éticos, se aseguren los derechos humanos y se ejerza la solidaridad tal y como lo practica de hecho y por excelencia el Voluntariado. 

De ahí puede surgir una incipiente fraternidad universal o global partnership, la cual necesitará de un amplio diálogo cultural, interreligioso e interdisciplinario.

Imágenes artículo


© Revista Contrastes
Página actualizada por Grupo mmm
Para cualquier cambio o sugerencia dirigirse a webmaster.
© 2000-2001