a r t e s p l
á s t i c a s
![]() ITALIA DUEMlLLA: RECORRIDO Y PANORAMA |
||||||
Cuando se hace referencia al arte italiano lo más fácil
es visualizar cualquiera de los estilos cadificados que nacieron y se desarrollaron
a lo largo de la historia en el país transalpino. Importantes obras,
especialmente edificios, cuadros y esculturas, han pasado a formar parte
del museo imaginario de la humanidad, convirtiéndose en iconos de
distintas épocas y sociedades. A menudo esta excelente herencia
se ha convertido en un lastre para las manifestaciones artísticas
italianas de la edad contemporánea, quedando estas difuminadas por
el efecto de la comparación. Desde las últimas décadas
se está realizando una importante labor de revalorización
y relectura del arte del ochocientos, de fuerte contenido luminista y social,
y sobre todo, un nuevo planteamiento en el análisis y la narración
histórica del arte italiano del siglo XX, desde las vanguardias
a nuestros días.
Se ha llegado a esta coyuntura con la colaboración, en ocasiones muy estrecha, de artistas, críticos e historiadores, creando una escuela propia que ha sido exportada a otros ámbitos culturales. Podemos afirmar que el arte italiano actual no es solamente el producto artístico tradicional que se plasma en los libros y manuales, sino que constituye un corpus más complejo con ramificaciones que se ovillan en diversos sectores, señalando tendencias de carácter universal. El fuerte sentido de autocrítica que caracteriza el espíritu italiano, la agonía de la duda existencial enmascarada de diletantismo y la permanencia de actitudes aprendidas externas han conformado un handicap para el conocimiento y disfrute de una producción artística y teórica puntera y capital. Del realismo social, el impresionismo traducido y el simbolismo onírico, coetáneos en el tiempo, se pasó a principios de siglo, a un periodo que tendría dos corrientes esenciales; la decorativa, con el "Liberty", el Art Decò y el "Novecento", y la vanguardista futurista, que abre el camino a muchas de las experiencias artísticas posteriores. Marinetti en su Manifiesto técnico de la escultura futurista pulsó claves como: la relación espacial, la abolición del sublime, la autonegación, el infinito el polimaterismo y la destrucción de la nobleza literaria del mármol y el bronce. Sin embargo la pretendida renovación terminó con un retorno a los orígenes representada por la metafísica, el realismo mágico y el surrealismo suavizado. Tras la segunda postguerra surge el informal, en sus tres vertientes de signo, materia y acción, que culminará con la crisis de la obra de arte y el proyecto de superación artística en los cincuenta. Los años sesenta representan la búsqueda óptico visual y la explosión del arte cinético que provocará a la vez el efecto de la poética del objeto. El desarrollo lógico será el desencadenamiento de distintas corrientes y tendencias, el Minimal, el Land Art, el Conceptual, el Povera, la repetición diferente, etc., convivirán en efecto acordeón con un Pop italiano de rememoración, un Body Art provocador y salvaje, y nuevas experiencias guiadas o no que englobarán casi todos los ámbitos humanos. La década siguiente el arte ya no se circunscribe a lo artístico y sobrepasa enormemente las entonces extravagantes propuestas futuristas, (cine, teatro, moda, ilustración), en unos años de plomo y agitación política y social, a través de un lenguaje cada vez más individualista. Se llega pues a la Transvanguardia, definida por Argan como la "última
vanguardia posible" y por De Fusco como "la última expresión
de la línea de la reducción". Los ochenta señalan
la consideración del lenguaje como un instrumento de transición,
de paso de una obra a otra, de un estilo a otro, con una actitud nómada
que aprovecha e invierte todos los lenguajes del pasado. Así se
alcanza el eclecticismo posterior, aunque con un mayor sentido de la elegancia,
que marcará el arte italiano de los noventa caracterizado por un
fuerte subjetivismo del que Bonito Oliva individualiza los siguientes elementos
estructurales: la mutabilidad del estilo, la interinidad de la obra, la
contradicción ideológica y la preocupación por la
detallada captación del pensamiento del autor.
Un elenco de las recientes actividades realizadas sería largo
y pesado, pero del variado panorama artístico presente hay que citar
algunas manifestaciones. Precisamente este año se ha celebrado el
centenario del nacimiento de Fontana, con una serie de muestras en Milán,
en las que han primado la plasmación de su multiplicidad de lenguajes
y de ámbitos operativos. En la misma ciudad se presentó Rosso
Vivo subtitulada Mutación Transfiguración y Sangre en el
Arte Contemporáneo, en la que diversos artistas internacionales
tomaron la fisicidad como argumento y pretexto para sus propuestas. Así
el espacio y el cuerpo han adquirido el protagonismo extremo indagando
y reflexionando en los aspectos más preocupantes y cercanos de la
realidad humana. De la misma manera presentar un listado de artistas en
activo sería excluyente, a este respecto es necesario destacar la
profusión y calidad de las revistas de arte y cultura que, en ocasiones,
inundan los anaqueles de librerías y bibliotecas. Justamente a principios
del pasado mes de junio se celebró en Génova la Primera Bienal
Europea de Revistas Culturales, en la cual se presentaron las revistas
de quince países de la Unión Europea arropadas por un sustancioso
programa congresual.
La importancia de la práctica artística italiana del momento,
tanto en valor cualitativo como de mercado, con especial atención
a la multiplicidad de la misma, la existencia de certámenes de resonancia
internacional y de un mundo especializado y comprometido, hacen de Italia
un foco de primera magnitud a tener en cuenta. Las búsquedas paralelas
del joven arte italiano, basadas sobre todo en la huella del cuerpo y de
la mente, nos proporciona una sensación de sorpresa: algo que podríamos
comparar con puñetazos en la boca y besos en el estómago.
|
Imágenes artículo |