m o n o g r á f i c o a r t e s     p l á s t i c a s

David Pérez

LÍNEAS DE FUGA:
ACTUANDO DESDE LA PERPLEJIDAD

En 1985 Italo Calvino tenía finalizadas cinco de las seis conferencias que, a partir del mes de septiembre de dicho año, debía pronunciar en la Universidad de Harvard. Las mismas, convenientemente redactadas para su posterior traducción al inglés, no pudieron llegar a ser leídas debido al inesperado fallecimiento de su autor. A pesar de ello, el contenido de estas conferencias fue editado en un libro póstumo (Seis propuestas para el próximo milenio) elaborado a partir del manuscrito que el propio escritor italiano iba a utilizar en Harvard. El volumen publicado recoge aquellos valores poéticos (levedad, rapidez, exactitud, visibilidad y multiplicidad –la sexta conferencia destinada a analizar la consistencia quedó sin escribir–) que Calvino apreciaba particularmente dentro del ámbito literario.
 

Yo no quiero que pierdas la mágica luz 
que has traido a la tierra

Con independencia del acierto en la selección temática efectuada, el interés que plantea el mencionado proyecto viene determinado por la propia imposibilidad totalizadora que vertebra, una imposibilidad derivada de la inexistencia de un discurso legitimador único. Ante esta ausencia, Calvino se decanta no tanto por la creación de un corpus, como por la celebración de un cuerpo que, tal y como sucede con el literario, sólo vive a partir de los destellos de una fragmentación que se muestra incapaz de asumir norma universal alguna. No hay, pues, espacio posible para la articulación de un proyecto concluso y global, de ahí que el discurso de nuestro autor sólo pueda quedar concebido como propuesta, como perecedero relámpago de una poética inestable que se nutre de querencias y afinidades, de retazos y emociones. Quizás, debido a ello, en los párrafos finales de la última de las conferencias escritas –al efectuar la aproximación al concepto de multiplicidad– Calvino apunta: "¿Qué somos, qué es cada uno de nosotros sino una combinatoria de experiencias, de informaciones, de lecturas, de imaginaciones? Cada vida es una enciclopedia, una biblioteca, un muestrario de estilos donde todo se puede mezclar continuamente y reordenar de todas las formas posibles".
 

Chema López
El susurro de Leviathan.

Desde esta perspectiva, elaborar un proyecto que mecánicamente intente establecer el conjunto de cualidades o valores que el arte actual tiene que continuar perpetuando en los próximos años puede resultar tan pretencioso, como ineficaz e inadecuado. Sin embargo, la evidencia de este hecho no debe hacernos abdicar de la necesidad –y, acaso, de la urgencia– de apostar por un discurso a través del cual el arte continúe ofreciendo, aunque sea a través de la perplejidad y de la duda, argumentos para la resistencia. Para esa resistencia a la que precisamente Ernesto Sabato ha dedicado el último de sus libros  y a la que ya había hecho referencia en su anterior ensayo, ese apasionado alegato que se rebela, cercano ya el fin, no tanto contra la propia muerte, como contra la muerte de la vida, esa muerte propiciada a partes iguales por el racionalismo "que sólo nos ha traído la miseria y los totalitarismos" y por "la imbecilidad de los que creen en el progreso y en el avance de la civilización". Y es que "en estos tiempos de triunfalismos falsos, la verdadera resistencia es la que combate por valores que se consideran perdidos".
Situándonos en este contexto, el proyecto expositivo que deseamos plantear en la Bienal de Valencia (Líneas de fuga) intenta aglutinar un conjunto de propuestas que, siguiendo el esquema fragmentario establecido por Calvino, posibiliten la vertebración de un discurso alejado de cualquier voluntad predictiva o universalizadora. No se pretende, por tanto, ni acotar ni cartografiar el mapa de un futuro que constantemente es inventado por la neoteología económica, sino trazar –siquiera sea con gesto dubitativo– los puntos de referencia de un presente –en el que también perdura un pasado– que todavía se desea mantener vivo. Partiendo de ello, los artistas participantes en la presente exposición van a realizar un trabajo de carácter específico teniendo en cuenta el rasgo poético o la cualidad conceptual o, incluso, el compromiso vital y cotidiano que consideran ineludible continuar defendiendo ante la permanente agresión derivada del proceso de globalización unidireccional que estamos atravesando.
Al respecto, no debemos olvidar que el término líneas de fuga alude en su propia formulación a una de las nociones desarrolladas por Deleuze y Guattari en Rizoma. Analizando el concepto, así como las repercusiones del mismo en la idea de libro señalan: "En un libro, como en todas las cosas, hay líneas de articulación o de segmentariedad, estratos, territorialidades; pero también líneas de fuga, movimientos de desterritorialización y de destratificación".

De este modo, las líneas de fuga se relacionan explícitamente con la multiplicidad y la intensidad, con las conexiones y los cuerpos sin órganos, con la heterogeneidad y el rizoma. A su vez, en su expansivo trazado configuran una imposibilidad que más que marcar un límite, contribuye a subvertir cualquier frontera. Una imposibilidad que, paralelamente, se halla vinculada al rechazo por suscitar un discurso arborescente y unitario, jerárquico y centralizado, genealógico y causal.

Estas características determinan la naturaleza de la apuesta emprendida por nosotros, una naturaleza en la que frente a la falacia de la seguridad, oponemos el temblor de la perplejidad. Y en la que frente al modelo de difusión e imposición acelerada de información, auténtico "sistema controlado de las consignas vigentes en una sociedad dada", tal y como fue definido por Deleuze, contraponemos la resistencia de una mirada -–sin consumo o desconsignada– a la que todavía, aunque no necesariamente, puede invitar la actividad artística. No en vano, en el mismo texto que acabamos de citar y ante el dominio insultante y casi inexpugnable del actual sistema, el filósofo francés incidía –acaso con un excesivo optimismo– en la importancia que la obra de arte posee como acto de resistencia: "No todo acto de resistencia es una obra de arte, aunque, en cierta manera, también lo sea. No toda obra de arte es un acto de resistencia y, sin embargo, en cierta manera también lo es".

La exposición Líneas de fuga agrupará a un conjunto aproximado de quince artistas plásticos valencianos menores de 35 años. A esta cifra se añadirá la de los autores vinculados con los ámbitos poético y literario que también participarán en la misma realizando una serie de aproximaciones teóricas en torno a los diversos conceptos seleccionados. Las áreas y disciplinas creativas que el presente proyecto contempla intentan, asimismo, actuar como un fiel reflejo de esa multiplicidad transversal que la propia Bienal desea promover. De ahí que nuestra exposición acoja intervenciones relacionadas con pintura, fotografía, escultura, videoinstalación, videodanza, cine, música, instalaciones sonoras, diseño gráfico, poesía y literatura.

Es más que probable que la actividad artística esté condenada –pese a los esfuerzos que en sentido contrario puedan ser realizados– a convertirse en un espectáculo más de la omnipresente institucionalización. Tal vez, en uno de los espectáculos más vistosos y correctos desde una vertiente política y estética. En cualquier caso, mientras quepa algún tipo de duda, mientras todavía queden palabras no gastadas por decir e imágenes sin colonizar, puede resultar conveniente asumir riesgos como éste… Aun sabiendo que hay mucho perdido, pero no todo, ya que el "monólogo autoelogioso" que, según apuntó Debord, el poder lleva constantemente a cabo, hace que el espectáculo sea "el discurso ininterrumpido que el orden actual mantiene sobre sí mismo".

A pesar de todo, y aunque sea desde la perplejidad y también desde el cansancio, lo que resulta indudable es que necesitamos seguir aferrados a la vida. Y también al arte. Acaso con una obstinada, desmedida e inexplicable terquedad. Y sin que ello nos lleve a olvidar lo apuntado por César Simón en un texto aparecido pocos meses antes de su fallecimiento: "Sentirse aferrado a la vida no implica emitir sobre ella un juicio favorable. Estamos asidos a algo que es horrible. No existe contradicción en ello".

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