m o n o g r á f i c o |
Toqué la creación con mi frente.
Sentí la creación en mi alma |
Estamos ante una nueva era, un nuevo mundo donde existe una gran comunicación
entre las artes, donde todo ocupa un mismo ámbito, el de la novedad
¿cree que es bueno o que por el contrario nos descoloca? ¿Cree
que hay que reconfigurar el término “cultura” tal y como lo entendemos
hoy en día?
Es común en mis libros y en mis películas que haya una
confluencia de géneros artísticos como literatura, cine,
teatro, ópera, pintura, etc..., porque de esta manera se enriquece
la obra. Pero, bien es cierto que estamos desbordados y desencantados porque,
desde el posmodernismo, ha habido una afluencia desmedida de demandas de
todo tipo donde la consigna ha sido "todo vale" y siempre a gran velocidad.
Habría que tener otra relación con la cultura, pero soy muy
escéptico creo que el mundo cambia mucho más rápido
de lo que nosotros podemos percibir y que, por tanto, cualquier propuesta
de cambio nos lleva la delantera. Cuando nos damos cuenta lo que intentamos
conocer ya ha cambiado. La estructura de la vida está hecha continuamente
de sorpresas. En ese aspecto hemos perdido definitivamente un tren. Ya
no existe la misma relación que existía antes con un libro,
una película o un cuadro. La verdad es que aquí no da tiempo
a ser profeta. A pesar de esta situación pienso que las mentalidades
de otras épocas son muy similares a las de ahora. En ese terreno,
no hemos cambiado nada, somos el mismo animal.
¿Cree que por primera vez la ciencia va por delante del arte?
Habitualmente en la Historia universal el Arte ha sido el precursor de
cambios importantes, en cambio, ahora parece que es la tecnología
la que hace avanzar al arte y a los demás cambios sociales.
Exacto, pero la ciencia a su vez ya no es ciencia propiamente dicha,
en el sentido en el que el tiempo de Leonardo da Vinci ya se ha acabado.
Ahora habría que saber en qué momento es ciencia y en qué
momento es pura tecnología que, aplicada a todo, es lo que ha distorsionado
el panorama para bien o para mal. Ha cambiado la relación, el investigador,
el científico de cocina ya ha desaparecido desgraciadamente. Lo
mismo que ha ocurrido con las llamadas artes, ahora todas ellas quedan
diluidas en un batiburrillo. Nadie tiene tiempo para oir, para reflexionar,
incluso tengo la sensación de que para la gente reflexionar ya es
algo muy molesto. Por eso yo en mi último libro deseo transmitir
la fluidez inasible de la realidad, porque todo cambia. Que la realidad
supera la ficción no es ninguna frase hecha, ya que es lo mismo.
Hay personajes de ficción que tienen mucha más realidad que
nosotros mismos. La ficción ocupa el mismo lugar que la realidad.
¿Cuál crees que es el pecado capital o los vicios humanos
que más se han apoderado del ser humano en este principio de siglo?
No me gustan las virtudes porque normalmente conllevan a los vicios.
Los vicios, si son controlables, ayudan a vivir mejor, con las virtudes
se pasa muy mal. En líneas generales el mundo se me escapa de las
manos, lo merodeamos. El acontecer lleva la delantera sobre opinar. La
virtud es un ejercicio solitario ya que te propones una disciplina por
la que tienes que contrariar fuerzas externas, si fuese algo natural no
requeriría esfuerzo. Seguimos obedeciendo a las fuerzas de la naturaleza,
no nos hemos emancipado de la naturaleza. Cuando más retenemos nuestros
vicios (recurriendo a Freud) más peligroso resulta porque salen
de forma más traidora, con lo cual lo mejor es guardar un equilibrio.
Lo ideal sería que Jeckill y Hyde se hicieran amigos. Pero, personalmente
en lugar de ideas, me gusta ejercitar un pensamiento ininterrumpido que
no se desconecta ni en nuestros sueños y, en esa medida, todo es
puro acontecer. Sam Peckimpah me contaba un chiste que decía "Chico,
la vida es absurda" y el otro le contestaba "comparado con qué".
Por lo que creo que el pensamiento es como el hilo de Ariadna, ya que es
lo único que no se detiene. Cuando llegamos a las ideas, a las tesis...
quiere decir que estamos deteniendo, contra natura, nuestro pensamiento.
Por tanto, prefiero adiestrarlo para poder navegar sin tener ideas fijas
que me van a entorpecer.
¿En la literatura o el cine cree que está mejor diseñada
estéticamente para gustar al público la estética del
mal que la del bien?
El mal es más fotogénico. Una de las claves de la literatura
o del cine es también exonerarnos, es decir, hacer la función
de vacuna y abordar eso que en la vida resulta inaceptable, por eso cuando
lo vemos en el arte probablemente hay algo que cauteriza la herida y nos
libera. El mal es más atractivo, evidentemente. Aunque habitualmente
dividimos mal y bien cuando en realidad sospecho que están mas bien
mezclados. Resultan muy sospechosos los buenos aparentes. Hay algo muy
curioso, y es que quien toda la vida ha sido un Santo, al final, comete
un error y por una tentación se le condena y no se le perdona fácilmente.
En cambio, cuando un malo hace algo bueno se lo agradecemos eternamente.
Al mal se le perdona mucho más pronto que al bien. La simpatía
por el mal es un virus que se propaga más fácilmente que
la del bien. Para mí el héroe moderno es el que no tiene
nada y, sin agarraderas externas donde asirse de ninguna índole,
sigue vivo. Éste es un arte por encima del bien y del mal, muy arriesgado
para la modernidad, hay que ser muy valiente para ser un héroe moderno
hay que tener gran valor, pero como digo en boca de un personaje de mi
última novela "también se puede vivir sin ser nadie ni creer
en nada".
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