m o n o g r á f i c o h u m a n i d a d e s 

Luigi Settembrini

Una ilusión muy real

por Paula Lajara

La cultura creativa contemporánea siente la necesidad de expresarse y abrirse al mundo a través de variados lenguajes. El cine, la fotografía, la publicidad, el diseño, la música, la pintura, la danza,..., se hallan inmersos en una febril producción de novedades en las que no se puede evitar la influencia que representan entre sí. Esta comunicación enriquece los lenguajes culturales inundándolos de savia variada para llegar a una forma de expresión tan impactante como hermosa.
Investigar estas novedades generadas por la comunicación entre las distintas formas que adopta el arte, conforman la premisa fundamental de la Bienal de Valencia y de una estrategia de comunicación planificada y dirigida por Luigi Settembrini.
A este experto en comunicación y en el city marketing, le precede un reconocimiento internacional, consecuencia de sus múltiples y ambiciosos proyectos entre los que cabría destacar la Bienal de Florencia.
 

Y parece que está el universo encantado
tocado de gracia
¡tanta luz, tantan vida, tan frágil silencio!

Pero cada trabajo representa un nuevo horizonte de posibilidades, sin límites en el caso de la Bienal de Valencia, ya que con este trabajo pretende ofrecer un producto diferenciador y único en el mundo de las bienales.
Luigi, será durante los próximos años guía en este camino de colaboración entre la ilusión y el trabajo, ante el que se comprometió esperanzado ya que se considera un rendido enamorado de Valencia, ciudad que le sorprendió gratamente, tanto por la cantidad y calidad de los lugares expositivos, como por el microclima que la rodea, características que confieren un valor de exclusividad y que la hacen única en el mundo. 

Le preguntamos en primer lugar; cuál va a ser la particularidad que diferencie a la Bienal de Valencia con el resto de bienales, a lo que responde que además de las particularidades propias de la ciudad, anteriormente apuntadas, de entre las 60 ó 70 bienales de todo el mundo, la de Valencia será la única donde se pueda disfrutar del arte concebido exclusivamente para una bienal sin la posibilidad de su posterior exhibición en galerías de arte. Es decir, las obras mostradas en bienales de arte contemporáneo como la de Berlín, Venecia o Nueva York, serán posteriormente distribuidas por galerías de todo el mundo, quitando de este modo una potencialidad intrínseca de las bienales.
Además, señala que el planteamiento de esta bienal, donde se produce un encuentro mundial de las artes, también renueva el posicionamiento tradicional de las bienales. Según explica; todos los lenguajes empleados por la cultura contemporánea ocupan un mismo estadio, propiciando que las artes plásticas que ocupaban el ámbito de la belleza, hoy en día ocupan el de la novedad, tal y como ocurre con otras manifestaciones de la cultura.
Piensa que la bienal debe ser considerada como un laboratorio desde donde observar e investigar la incontrolable evolución del arte, así como la relación entre los diferentes lenguajes de la contemporaneidad. En este sentido, critica la manifestación de determinadas bienales, como la de Venecia, donde el arte se comporta de un modo totalmente autorreferencial. Una actitud que choca frontalmente con la realidad, en la que la aldea global a la que pertenecemos es un microcosmos generado básicamente por la impresionante fuerza con que hablan tres lenguajes: la televisión, la prensa e internet.

Por otro lado, el director de la bienal insiste que en Valencia se va a producir un encuentro de las artes, una transversalidad de los diferentes lenguajes, con un margen de la comunicación universal e ilimitado.
Con todo esto Settembrini nos dice que se pretende ofrecer una dinámica representación de la creación actual de ámbitos, en principio tan diferentes, como la publicidad, la pintura, o la música, pero cuya realidad manifiesta un acercamiento de sus sensibilidades.

Como ejemplo de esta búsqueda de un lenguaje común, nos comenta que en la Ceremonia de Inauguración de la bienal, que se desarrollará en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, se enfrentará el lenguaje desestabilizador y provocador de la Fura dels Baus, con un lenguaje de imagen autorreferencial encarnado por los diseñadores de moda. Settembrini desconoce el resultado de esta colaboración, pero bromea afirmando que cuando pones un diablo junto a un ángel algo importante va a desencadenar. Afirma que la filosofía convergente de este acto inaugural, deberá guiar la orientación de toda la bienal.

A continuación, le preguntamos sobre cuál será la temática a desarrollar en esta primera edición de la bienal; El Mundo Nuevo-subtitulado del encuentro- y nos responde que va a ser el de las pasiones capitales, es decir, los vicios y virtudes humanas interpretados por 80 grandes protagonistas de la cultura creativa mundial. Settembrini cree que toda pasión se compone de una fuerza vital y de otra mortal. Además, cada uno de los siete pecados capitales, tan relacionados con las pasiones, se encuentran con un opuesto que no es sino otra cara de la misma moneda. Por ejemplo, la Avaricia que equivale a la insaciabilidad, ruindad y egoísmo, también responde a la necesidad de ahorro, cautela y horror al exceso, confundiéndose en este punto con una de las virtudes: la Prudencia. Incluso afirma que en esta confusión de contrarios, las virtudes no siempre son buenas, como en el caso de la Prudencia, ya que desprecia el riesgo de los nuevos proyectos, y permite que las oportunidades pasen por tu lado sin atreverte a cogerlas.
Pero este comunicador afirma que la elección de una temática que presida el evento no ha sido aleatorio, sino que responde a la necesidad de unificar criterios que marquen la línea de trabajo de los artistas, diferenciándose así de otras bienales. Porque hoy día toda propuesta artística, en principio, es válida aunque debe responder esencialmente a una necesidad de expresar un mensaje.

Settembrini nos enumera los temas que se van a desarrollar, así como la notoriedad de las personalidades que los comisionarán, que según él, junto con la localización de los acontecimientos determinan el elevado nivel de repercusión que va a tener la bienal. Y por supuesto, esta repercusión afecta en primer lugar a Valencia y a los jóvenes creadores valencianos, que contarán con un espacio y un tratamiento especial, ya que además de estas exposiciones, Luigi ha planificado el acercamiento de 150 artistas a centros universitarios, de modo que a través de conferencias, mesas redondas o cursos, se produzca un acercamiento y mayor conocimiento de la creación artística contemporánea.
Settembrini nos comenta que este acercamiento a los jóvenes creadores a sido una constante en su trayectoria profesional, puesto que las nuevas generaciones, independientemente de la cualificación personal, irradian una energía que la serena quietud del anciano sabio es incapaz de imaginar. Por ejemplo, la grandiosa, perfecta y hermosa belleza de una obra de Leonardo Da Vinci, está muerta, y al observarla se produce en él una regresión de 5 siglos dejándole exhausto. Por el contrario, el arte contemporáneo, sin ser tan magnífico ni tan perfecto, irradia una energía que da vida al entorno. Además afirma que no importa si en el arte contemporáneo parece valer todo -sólo el tiempo decidirá su validez-, pero sí que importa la renovación constante, recientes propuestas que cuestionar, alabar u olvidar.
Cree que Valencia manifiesta la innata capacidad de un joven de suministrar adrenalina, grandes sensaciones, nuevas espectativas y mucha capacidad de sorprenderse así mismo.

Para concluir, nos señala la importancia de la estrategia de comunicación con la que se va a presentar la Bienal mundialmente.
Nos explica que imparte un curso en la Universidad Politécnica de Milán sobre estrategias de marketing aplicadas a la cultura, como investimiento estratégico de la ciudad. De sus clases resalta la directa y matemática relación entre la calidad de la información y de la cultura de una ciudad con su economía. Por este motivo, Settembrini trata de conseguir para Valencia un equilibrio automático entre la calidad y variedad de la información, y el grandioso potencial cultural de la ciudad. Busca una orientación de la comunicación que supere los rígidos hábitos museográficos y tienda a abrirse y conectar con la ciudad y sus diferentes públicos a un ritmo marcado por las olas del mediterráneo.

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