m o n o g r á f i c o |
Y parece que está el universo encantado
tocado de gracia ¡tanta luz, tantan vida, tan frágil silencio! |
Pero cada trabajo representa un nuevo horizonte de posibilidades, sin
límites en el caso de la Bienal de Valencia, ya que con este trabajo
pretende ofrecer un producto diferenciador y único en el mundo de
las bienales.
Luigi, será durante los próximos años guía
en este camino de colaboración entre la ilusión y el trabajo,
ante el que se comprometió esperanzado ya que se considera un rendido
enamorado de Valencia, ciudad que le sorprendió gratamente, tanto
por la cantidad y calidad de los lugares expositivos, como por el microclima
que la rodea, características que confieren un valor de exclusividad
y que la hacen única en el mundo.
Le preguntamos en primer lugar; cuál va a ser la particularidad
que diferencie a la Bienal de Valencia con el resto de bienales, a lo que
responde que además de las particularidades propias de la ciudad,
anteriormente apuntadas, de entre las 60 ó 70 bienales de todo el
mundo, la de Valencia será la única donde se pueda disfrutar
del arte concebido exclusivamente para una bienal sin la posibilidad de
su posterior exhibición en galerías de arte. Es decir, las
obras mostradas en bienales de arte contemporáneo como la de Berlín,
Venecia o Nueva York, serán posteriormente distribuidas por galerías
de todo el mundo, quitando de este modo una potencialidad intrínseca
de las bienales.
Además, señala que el planteamiento de esta bienal, donde
se produce un encuentro mundial de las artes, también renueva el
posicionamiento tradicional de las bienales. Según explica; todos
los lenguajes empleados por la cultura contemporánea ocupan un mismo
estadio, propiciando que las artes plásticas que ocupaban el ámbito
de la belleza, hoy en día ocupan el de la novedad, tal y como ocurre
con otras manifestaciones de la cultura.
Piensa que la bienal debe ser considerada como un laboratorio desde
donde observar e investigar la incontrolable evolución del arte,
así como la relación entre los diferentes lenguajes de la
contemporaneidad. En este sentido, critica la manifestación de determinadas
bienales, como la de Venecia, donde el arte se comporta de un modo totalmente
autorreferencial. Una actitud que choca frontalmente con la realidad, en
la que la aldea global a la que pertenecemos es un microcosmos generado
básicamente por la impresionante fuerza con que hablan tres lenguajes:
la televisión, la prensa e internet.
Por otro lado, el director de la bienal insiste que en Valencia se va
a producir un encuentro de las artes, una transversalidad de los diferentes
lenguajes, con un margen de la comunicación universal e ilimitado.
Con todo esto Settembrini nos dice que se pretende ofrecer una dinámica
representación de la creación actual de ámbitos, en
principio tan diferentes, como la publicidad, la pintura, o la música,
pero cuya realidad manifiesta un acercamiento de sus sensibilidades.
Como ejemplo de esta búsqueda de un lenguaje común, nos comenta que en la Ceremonia de Inauguración de la bienal, que se desarrollará en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, se enfrentará el lenguaje desestabilizador y provocador de la Fura dels Baus, con un lenguaje de imagen autorreferencial encarnado por los diseñadores de moda. Settembrini desconoce el resultado de esta colaboración, pero bromea afirmando que cuando pones un diablo junto a un ángel algo importante va a desencadenar. Afirma que la filosofía convergente de este acto inaugural, deberá guiar la orientación de toda la bienal.
A continuación, le preguntamos sobre cuál será
la temática a desarrollar en esta primera edición de la bienal;
El Mundo Nuevo-subtitulado del encuentro- y nos responde que va a ser el
de las pasiones capitales, es decir, los vicios y virtudes humanas interpretados
por 80 grandes protagonistas de la cultura creativa mundial. Settembrini
cree que toda pasión se compone de una fuerza vital y de otra mortal.
Además, cada uno de los siete pecados capitales, tan relacionados
con las pasiones, se encuentran con un opuesto que no es sino otra cara
de la misma moneda. Por ejemplo, la Avaricia que equivale a la insaciabilidad,
ruindad y egoísmo, también responde a la necesidad de ahorro,
cautela y horror al exceso, confundiéndose en este punto con una
de las virtudes: la Prudencia. Incluso afirma que en esta confusión
de contrarios, las virtudes no siempre son buenas, como en el caso de la
Prudencia, ya que desprecia el riesgo de los nuevos proyectos, y permite
que las oportunidades pasen por tu lado sin atreverte a cogerlas.
Pero este comunicador afirma que la elección de una temática
que presida el evento no ha sido aleatorio, sino que responde a la necesidad
de unificar criterios que marquen la línea de trabajo de los artistas,
diferenciándose así de otras bienales. Porque hoy día
toda propuesta artística, en principio, es válida aunque
debe responder esencialmente a una necesidad de expresar un mensaje.
Settembrini nos enumera los temas que se van a desarrollar, así
como la notoriedad de las personalidades que los comisionarán, que
según él, junto con la localización de los acontecimientos
determinan el elevado nivel de repercusión que va a tener la bienal.
Y por supuesto, esta repercusión afecta en primer lugar a Valencia
y a los jóvenes creadores valencianos, que contarán con un
espacio y un tratamiento especial, ya que además de estas exposiciones,
Luigi ha planificado el acercamiento de 150 artistas a centros universitarios,
de modo que a través de conferencias, mesas redondas o cursos, se
produzca un acercamiento y mayor conocimiento de la creación artística
contemporánea.
Settembrini nos comenta que este acercamiento a los jóvenes
creadores a sido una constante en su trayectoria profesional, puesto que
las nuevas generaciones, independientemente de la cualificación
personal, irradian una energía que la serena quietud del anciano
sabio es incapaz de imaginar. Por ejemplo, la grandiosa, perfecta y hermosa
belleza de una obra de Leonardo Da Vinci, está muerta, y al observarla
se produce en él una regresión de 5 siglos dejándole
exhausto. Por el contrario, el arte contemporáneo, sin ser tan magnífico
ni tan perfecto, irradia una energía que da vida al entorno. Además
afirma que no importa si en el arte contemporáneo parece valer todo
-sólo el tiempo decidirá su validez-, pero sí que
importa la renovación constante, recientes propuestas que cuestionar,
alabar u olvidar.
Cree que Valencia manifiesta la innata capacidad de un joven de suministrar
adrenalina, grandes sensaciones, nuevas espectativas y mucha capacidad
de sorprenderse así mismo.
Para concluir, nos señala la importancia de la estrategia de
comunicación con la que se va a presentar la Bienal mundialmente.
Nos explica que imparte un curso en la Universidad Politécnica
de Milán sobre estrategias de marketing aplicadas a la cultura,
como investimiento estratégico de la ciudad. De sus clases resalta
la directa y matemática relación entre la calidad de la información
y de la cultura de una ciudad con su economía. Por este motivo,
Settembrini trata de conseguir para Valencia un equilibrio automático
entre la calidad y variedad de la información, y el grandioso potencial
cultural de la ciudad. Busca una orientación de la comunicación
que supere los rígidos hábitos museográficos y tienda
a abrirse y conectar con la ciudad y sus diferentes públicos a un
ritmo marcado por las olas del mediterráneo.
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