c o m u n i c a c i ó n
Jose Mª Villagrasa

 
LA TELEVISIÓN PÚBLICA EN EL ENTORNO DIGITAL

La tecnología digital se presenta como la gran revolución que transformará un sector audiovisual abocado a la convergencia con los sectores de la telecomunicación y la informática.
La revolución digital es un proceso largo que modificará los actuales procesos analógicos de producción, difusión y recepción. De todos estos, el primero que está sufriendo la transformación es el de la difusión.

La difusión digital es la emisión de datos visuales y auditivos usando la tecnología de la compresión, que proporciona un ancho de banda adicional, y una mayor calidad visual y auditiva. Para acceder a estas emisiones se necesita un equipo de recepción especializado, un descodificador, para que los usuarios con aparatos de televisión analógicos puedan reconvertir la señal.

Uno de los efectos inmediatos de la difusión digital ha sido el de la multiplicación de la oferta de canales. De ocho a diez canales digitales se pueden difundir en la misma anchura de banda que una difusión analógica. En el proceso de multiplicación de canales existe una tendencia imparable: la demanda de más canales temáticos y el aumento del valor de los derechos audiovisuales (deportes, cine, eventos..). En 1990 había un total de 96 canales temáticos en todo el mundo, cifra que ascendía a 363 en 1997.

La difusión digital se ha iniciado con gran éxito en las transmisiones por satélite con la creación de plataformas digitales de distribución de la nueva oferta televisiva. Sin embargo, la difusión terrestre y la difusión por cable cerrarán un proceso de transformación global que, en un plazo de diez a quince años, puede afectar al 100% de la población de los países que impulsen este proceso.  

La televisión digital va a establecer una nueva relación entre las cadenas y el telespectador con la intermediación del descodificador, pasaporte del usuario hacia el nuevo mundo de las posibilidades digitales. Una transformación tecnológica que incrementará la oferta de los contenidos audiovisuales creará una nueva forma de ver y consumir la televisión.
Este nuevo entorno audiovisual de la televisión digital va a reflejarse básicamente en cuatro grandes aspectos: 
1.- La creación de nuevas áreas temáticas en la oferta de canales y la búsqueda de audiencias pormenorizadas.
2.- La creación de un nuevo modelo de financiación basado esencialmente en la transacción económica. 
3.- La competencia en un entorno multicanal y la búsqueda de nuevos modelos de programación.
4.- La incorporación de valores añadidos a la oferta televisiva: interactividad, comercio electrónico, mejora de la calidad de imagen y de sonido...

1.- El desarrollo de nuevas áreas temáticas
La competencia entre los canales públicos y los privados ha configurado unos esquemas de programación generalista donde se han reducido notablemente ciertos géneros menos populares o de impacto selectivo. El telespectador ya no encuentra en los canales generalistas una atención suficiente hacia ciertos contenidos más especializados. Esta situación ha abierto una brecha importante a la demanda de nuevos canales que han encontrado en el desarrollo tecnológico su fórmula de crecimiento más adecuada. 
Así como el reparto de los géneros televisivos en la oferta generalista responde a criterios de proporcionalidad de los programas en la parrilla semanal, en los paquetes de programación de las plataformas de televisión por satélite y en los operadores de cable la distribución de géneros viene dado por el entorno multicanal. El género tiene su representación en el canal temático.

2.--El papel del consumidor en la televisión temática.
El soporte básico de la financiación de los canales temáticos va a ser el consumidor. Históricamente, la televisión se ha financiado de la publicidad y de las aportaciones del Estado o entidades públicas. Esta tendencia está cambiando en los últimos años con el desarrollo y la consolidación de la televisión de pago, que ha modificado este comportamiento.
Las posibilidades de contenidos que ofrece la televisión digital son amplias y variadas, pero estamos asistiendo a una nueva televisión, que no por ser más exigente y selectiva, va a escapar de las implacables leyes de la oferta y la demanda. Las posibilidades están abiertas a todos los proveedores de contenidos y canales. A partir de aquí, el telespectador-consumidor-suscriptor pasa a ser el protagonista de esta nueva era de opulencia televisiva.

Una nueva frontera para las televisiones públicas
En este nuevo contexto comunicativo la televisión pública ha de estar muy vigilante sobre las posibilidades de los nuevos medios. Las televisiones públicas juegan un papel importante en esta oferta audiovisual, tanto en el papel de difusoras en su ámbito territorial, como en el de productoras de programas y, por tanto, suministradoras de contenidos para el nuevo entorno multicanal.
Desde la posición de difusores televisivos hay que estar abiertos a cualquier modificación de la oferta audiovisual para que nuestros ciudadanos/telespectadores no perciban, en esta pluralidad televisiva, una merma en el servicio propio de una televisión pública.

Como proveedores de contenidos,como productoras de programas y como instituciones responsables de mantener abiertas vías de comunicación universales, debemos buscar todas las formas posibles de rentabilizar nuestros productos y de transmitir hacia el mayor número posible de áreas geográficas (tanto nacionales como internacionales) nuestra riqueza cultural.

Lógicamente, nuestras capacidades de producción deben ser orientadas hacia nuevas formas de difusión audiovisual siempre que se cumplan, como cuestión prioritaria, los objetivos de televisión pública para los que hemos sido fundadas.

Como televisión al servicio de los ciudadanos de nuestra comunidad y en beneficio de nuestra identidad no podemos permitirnos el lujo de que éstos perciban “su” televisión como algo arcaico y tradicional. Así pues, nos vemos en la obligación social y empresarial de modernizar nuestra imagen y promocionar nuestra presencia en todas aquellas ofertas audiovisuales asociadas al progreso tecnológico. Las televisiones públicas deben sacar el mayor provecho posible de la tecnología disponible para cumplir su misión de servicio público.

Por esta razón, las televisiones públicas debemos apostar por la presencia en cualquier forma de desarrollo audiovisual que ponga un pie en las futuras autopistas de la información con una presencia firme en la oferta de contenidos de todos los soportes de difusión (televisión digital por satélite, cable, televisión digital terrestre ...).

Las televisiones públicas, con unos principios fundacionales claros en favor de la identidad lingüística y cultural, tienen la enorme responsabilidad de contribuir a la creación de un espacio común de definición y a la búsqueda de espacios especializados que contribuyan al rico tejido de identidades que configuran el arco mediterráneo.

Las televisiones públicas, y las realidades territoriales que tienen a su espalda, no pueden permanecer ajenas a estas nuevas formas comunicativas. La televisión digital aún no es una amenaza al sistema abierto de televisión. Pero no es menos cierto que la televisión digital es el horizonte más progresista en su línea. Captará a los clientes más selectos, más exigentes, y está destinada a convertirse en el modelo de calidad del futuro. Abandonar esta terreno significaría alejar a los ciudadanos y a los espectadores de nuestras televisiones de las señas de prestigio social sin las que no se puede aspirar a un cumplimiento efectivo de las funciones sociales que nuestras sociedades nos encomiendan.

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