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La tecnología digital se presenta como la gran revolución que transformará un sector audiovisual abocado a la convergencia con los sectores de la telecomunicación y la informática. La revolución digital es un proceso largo que modificará los actuales procesos analógicos de producción, difusión y recepción. De todos estos, el primero que está sufriendo la transformación es el de la difusión. La difusión digital es la emisión de datos visuales y auditivos usando la tecnología de la compresión, que proporciona un ancho de banda adicional, y una mayor calidad visual y auditiva. Para acceder a estas emisiones se necesita un equipo de recepción especializado, un descodificador, para que los usuarios con aparatos de televisión analógicos puedan reconvertir la señal. Uno de los efectos inmediatos de la difusión digital ha sido el de la multiplicación de la oferta de canales. De ocho a diez canales digitales se pueden difundir en la misma anchura de banda que una difusión analógica. En el proceso de multiplicación de canales existe una tendencia imparable: la demanda de más canales temáticos y el aumento del valor de los derechos audiovisuales (deportes, cine, eventos..). En 1990 había un total de 96 canales temáticos en todo el mundo, cifra que ascendía a 363 en 1997. La difusión digital se ha iniciado con gran éxito en las transmisiones por satélite con la creación de plataformas digitales de distribución de la nueva oferta televisiva. Sin embargo, la difusión terrestre y la difusión por cable cerrarán un proceso de transformación global que, en un plazo de diez a quince años, puede afectar al 100% de la población de los países que impulsen este proceso. La televisión digital va a establecer una nueva relación
entre las cadenas y el telespectador con la intermediación del descodificador,
pasaporte del usuario hacia el nuevo mundo de las posibilidades digitales.
Una transformación tecnológica que incrementará la
oferta de los contenidos audiovisuales creará una nueva forma de
ver y consumir la televisión.
1.- El desarrollo de nuevas áreas temáticas
2.--El papel del consumidor en la televisión temática.
Una nueva frontera para las televisiones públicas
Como proveedores de contenidos,como productoras de programas y como instituciones responsables de mantener abiertas vías de comunicación universales, debemos buscar todas las formas posibles de rentabilizar nuestros productos y de transmitir hacia el mayor número posible de áreas geográficas (tanto nacionales como internacionales) nuestra riqueza cultural. Lógicamente, nuestras capacidades de producción deben ser orientadas hacia nuevas formas de difusión audiovisual siempre que se cumplan, como cuestión prioritaria, los objetivos de televisión pública para los que hemos sido fundadas. Como televisión al servicio de los ciudadanos de nuestra comunidad y en beneficio de nuestra identidad no podemos permitirnos el lujo de que éstos perciban “su” televisión como algo arcaico y tradicional. Así pues, nos vemos en la obligación social y empresarial de modernizar nuestra imagen y promocionar nuestra presencia en todas aquellas ofertas audiovisuales asociadas al progreso tecnológico. Las televisiones públicas deben sacar el mayor provecho posible de la tecnología disponible para cumplir su misión de servicio público. Por esta razón, las televisiones públicas debemos apostar por la presencia en cualquier forma de desarrollo audiovisual que ponga un pie en las futuras autopistas de la información con una presencia firme en la oferta de contenidos de todos los soportes de difusión (televisión digital por satélite, cable, televisión digital terrestre ...). Las televisiones públicas, con unos principios fundacionales claros en favor de la identidad lingüística y cultural, tienen la enorme responsabilidad de contribuir a la creación de un espacio común de definición y a la búsqueda de espacios especializados que contribuyan al rico tejido de identidades que configuran el arco mediterráneo. Las televisiones públicas, y las realidades territoriales que tienen a su espalda, no pueden permanecer ajenas a estas nuevas formas comunicativas. La televisión digital aún no es una amenaza al sistema abierto de televisión. Pero no es menos cierto que la televisión digital es el horizonte más progresista en su línea. Captará a los clientes más selectos, más exigentes, y está destinada a convertirse en el modelo de calidad del futuro. Abandonar esta terreno significaría alejar a los ciudadanos y a los espectadores de nuestras televisiones de las señas de prestigio social sin las que no se puede aspirar a un cumplimiento efectivo de las funciones sociales que nuestras sociedades nos encomiendan. |
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