Trono I. Periodo Clásico 785 d.C., fecha maya 9.17.15.0.0
Piedras Negras, Petén, Guatemala. Nótese el clásico
perfil maya.
Capítulo II
Luego hicieron a 1os animales pequeños del monte, los guardianes
de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los
pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras],
guardianes de los bejucos.
Y dijeron los Progenitores: -- ¿Sólo silencio e inmovilidad
habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo
sucesivo haya quien los guarde.
Asi dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados
los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados
y a las aves.
-- Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en
los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas;
en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y
os sostendréis-- . Y así como se dijo, se hizo.
Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños
y a las aves mayores:
-- Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles
y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os
multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de
los árboles y de los bejucos --. Así les fue dicho a los
venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer,
y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.
De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales
de la tierra. Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos
y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por
el Creador y el Formador y los Progenitores:
-- Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra
especie, según la variedad de cada uno -- . Así les fue dicho
a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.
-- Decid, pues, vuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre,
vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Calculhá,
Raxa-Calculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de
la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos,
adoradnos! -- les dijeron.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban,
cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje,
y cada uno gritaba de manera diferente.
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran,
se dijeron entre sí : -- No ha sido posible que ellos digan nuestro
nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está
bien --, dijeron entre sí los Progenitores.
Entonces se les dijo : -- Seréis cambiados porque no se ha conseguido
que habléis. Hemos cambiado de parecer : vuestro alimento, vuestra
pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis,
serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr
que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes
nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros aceptad
vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será.
Esta será vuestra suerte--. Así dijeron cuando hicieron saber
su voluntad a los animales pequenos y grandes que hay sobre la faz de la
tierra.
Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa
y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.
Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron
conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas
sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que
existen sobre la faz de la tierra.
Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar
al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.
-- ¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos
al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos
para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado
con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo
lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora
a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten
-- . Así dijeron.
Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo
hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque
se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía
fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara
se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver
hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento.
Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.
Y dijeron el Creador y el Formador: -- Bien se ve que no podía andar
ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.
Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en
seguida dijeron: -- ¿Cómo haremos para perfeccionar, para
que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?-- Así
dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.
-- Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch,
Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad
a hacer la creación! -- Así dijeron entre sí el Creador
y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.
En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del día,
la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador,
y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.
Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero,
al formador, que son los adivinos: -- Hay que reunirse y encontrar los
medios para que el hombre que vamos a crear nos sostenga y alimente, nos
invoque y se acuerde de nosotros.
-- Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo,
Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos
invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado,
por el hombre formado, por el hombre mortal, haced que así se haga.
-- Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunaphú-Vuch, Hunahpú-Utiú,
dos veces madre, dos veces padre, Nim-Ac, Nimá-Tziís, el
Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor
de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro
de la resina, el maestro Toltecat, la abuela del sol, la abuela del alba,
que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.
-- Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité.
Hágase así y se sabrá y resultará si labraremos
o tallaremos su boca y sus ojos en madera--. Así les fue dicho a
los adivinos.
A continuación vino la adivinación, la echada de la suerte
con el maíz y el tzité. ¡Suerte! ¡Criatura!,
les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes
del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora,
que se llamaba Chiracán Ixmucané.
Y comenzando la adivinación, dijeron así: -- ¡Juntaos,
acoplaos! ¡Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que
se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si
éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar
cuando aclare, cuando amanezca!
Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú,
criatura; ¡uníos, ayuntaos! les dijeron al maíz, al
tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar aquí,
Corazón del Cielo; no castiguéis a Tepeu y Gucumatz!
Entonces hablaron y dijeron la verdad : -- Buenos saldrán vuestros
muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán vuestros
muñecos hechos de madera, hablarán y conversarán sobre
la faz de la tierra.
-- ¡Así sea! -- contestaron, cuando hablaron.
Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían
al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.
Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos
de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban
de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.
Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia.
Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio,
pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia;
no tenían sangre, ni substancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas
estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por
esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los
que les daban el ser y cuidaban de ellos.
Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron
sobre la faz de la tierra.
Última actualización: 09/07/01
©Página de Literatura Guatemalteca. Última revisión:
01/18/01
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©Juan Carlos Escobedo