Marcador Juego de Pelota.
Periodo Clásico, Tikal, Guatemala.
Capítulo III
En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos
de palo, recibieron la muerte.
Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un
gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los
muñecos de palo.
De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada
por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la
mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran
en su composición.
Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, su Formador, que los habían
hecho, que los habían creado. Y por esta razón fueron muertos,
fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach
llegó y les vació los ojos; Camalotz vino a cortarles la
cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El Tucumbalam
llegó también y les quebró y magulló los huesos
y los nervios, les molió y desmoronó los huesos.
Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre,
ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y
por este motivo se obscureció la faz de la tierra y comenzó
una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.
Llegaron entonces los animales pequenos, los animales grandes, y los palos
y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus
tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de
moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.
-- Mucho mal nos hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os
morderemos -- les dijeron sus perros y sus aves de corral.
Y las piedras de moler: -- Eramos atormentadas por vosotros; cada día,
cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi,
holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo
que os pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres
probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras
carnes, les dijeron sus piedras de moler.
Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron : -- ¿Por
qué no nos dabais nuestra comida? Apenas estábamos mirando
y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre teníais
listo un palo para pegarnos mientras comíais.
Así era como nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar.
Quizás no os diéramos muerte ahora; pero ¿por qué
no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora
nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que
hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron
las caras.
Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron así : -- Dolor y
sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas,
siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si
no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos
-- dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del
hogar que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego
contra sus cabezas causándoles dolor.
Desesperados corrían de un lado para otro; querían subirse
sobre las casas y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían
subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo
lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se cerraban
ante ellos.
Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y
formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos
les fueron destrozadas las bocas y las caras.
Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora
en los bosques; éstos son la muestra de aquellos, porque sólo
de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.
Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una
generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente
muñecos y hechos solamente de madera.
Última actualización: 09/07/01
©Página de Literatura Guatemalteca. Última revisión:
01/18/01
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©Juan Carlos Escobedo