SHAKESPEARE Y LA CRITICA
BIBLIOTEXTUAL

Juan V. Martínez Luciano


 Introducción


  El problema fundamental con el que se enfrenta el editor de obras dramáticas isabelinas es el de tener que basar, necesariamente, su trabajo en un tipo de documentación bibliotextual que condiciona enormemente su capacidad de decisión. Por otra parte, el hecho de enfrentarse al texto sin tener en cuenta los estudios bibliográficos y textuales realizados hasta la fecha -y fundamentalmente a lo largo de nuestro siglo- podría hacer que el editor cometiese graves errores de apreciación.

        También es importante resaltar que no se puede considerar la crítica textual como un fin en sí misma, sino como un instrumento de trabajo necesario para la práctica editorial. Más aún, en el caso que nos ecupa, y como más adelante veremos, como un elemento indispensable para el editor de la obra shakespeariana, por medio del cual se puede satisfacer la necesidad de saber todo cuanto sea posible sobre los documentos en los que basar la edición, la relación de unos con otros, y, si es posible, poder remontarse en la historia hasta conseguir averiguar cómo era el manuscrito original que, desgraciadamente, no se conserva para ninguna de las obras de Shakespeare.

          Este sería el campo de acción de la crítica bibliográfica, mientras que la aplicación de estos conocimientos a la edición pasa a ser competencia de la crítica textual, siendo la tarea primordial de ésta la de decidir, en última instancia, cómo esos conocimientos afectan al texto final editado. Es fácil entender que este trabajo aboga por una combinación efectiva de ambos tipos de aproximación -que no son, en nuestra opinión, excluyentes-, y, por ello, el estudio, en sus distintos niveles, se fundamenta en ambas propuestas para intentar analizar cuál es la incidencia de los estudios bibliotextuales en el proceso de edición, y, sobretodo, cómo éste puede quedar condicionado, en último extremo, por aquellos.

          Es Shakespeare, sin duda, uno de los autores más interesantes desde el punto de vista de la crítica bibliotextual, puesto que, como ya se ha dicho en repetidas ocasiones, nunca cuidó la edición de sus obras (al contrario que otros autores contemporáneos suyos, entre los que cabría citar a Ben Jonson, por ser el ejemplo clásico del autor preocupado de cómo sus obras habían de quedar impresas)- Así las ediciones de la obra de Shakespeare que hemos dado en llamar originales están, en muchas ocasiones, llenas de lagunas e inexactitudes. Si a ello añadimos, por una parte, que lo que convencionalmente entendemos por corrección gramatical no es una de las características más notables de Shakespeare, y, por otra, que la lengua inglesa es muy apta para la anfibología  por sus ambivalencias y dobles sentidos, se comprenderá por qué la tarea de depuración y fijación definitiva del texto ha sido, y continúa siendo, de primordial importancia para la crítica shakespeariana.

          En este sentido se pueden distinguir dos etapas diferentes en los estudios sobre Shakespeare, por lo que a esta materia se refiere:

     I. El periodo que va desde las primera ediciones in Quarto hasta los comienzos de la crítica bibliotextual a principios del siglo XX.

    II. El periodo que corresponde a nuestro siglo, en el que aparecen la mayoría de los estudios que en este trabajo se mencionan, y que ofrecen una nueva interpretación sobre lo que significa "editar" a Shakespeare.



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Última actualización : 26/2/2000
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