6

40
EL MERCADER DE VENECIA
cuentro, padre, pues en judío me convertiré si por más tiempo sirvo a este judío.
Entran Bassanio y Leonardo, seguidos de
uno o dos sirvientes.
BASSANIO.
Hacedlo como sea, pero apresuraos, pues la cena ha de estar
preparada, lo más tarde, a las cinco. Y ocúpate de entregar estas cartas. ¡ Ah! Y encarga las libreas y ruega a Gratiano
que venga rápido a mi casa.
110
Sale uno de los sirvientes.

LAUNCELOT.
Acerquémonos, padre.
GOBBO.
¡ Dios guarde a vuestra señoría!
BASSANIO.
¡ Que Él os recompense! ¿Qué queréis?
GOBBO.
Este es mi hijo, señor, un pobre muchacho...
LAUNCELOT.
Nada de pobre, señor, sino el criado del rico hebreo, que,
como mi padre ya os indicará...
GOBBO.
Él tiene gran empeño, mi señor, como suele decirse, por
servir...
LAUNCELOT.
Para hacerlo breve, señor, sirvo al judío y deseo, tal como
mi padre os explicará...
120
G0BB0.
Él y su amo, salvando la presencia de vuestra señoría, no
son lo que se dice carne y uña.
LAUNCELOT.
En resumen, la verdad es que el judío me ha tratado muy
mal y ello me obliga, tal como mi padre, que es, espero,
viejo, “cetrificará”...
GOBBO.
Llevo aquí unos pichones que he de dar a vuestra señoría y
lo que pretendo...
LAUNCEL0T.
Abreviando, lo que pretendo es “impertinente” a mi persona
tal como vuestra señoría conocerá por este viejo honrado,
que no es porque yo lo diga, que aunque viejo y pobre como
130
es, mi padre...
BASSANIO.
Que hable uno en nombre de los dos. ¿Qué deseáis?
LAUNcEL0T.
Serviros, mi señor.
G0EB0.
Ahí está, mi señor, el “defecto” de toda la cuestión.
BASSANIO.
Te conozco muy bien, y lo que pides te concedo.

6