ELIMINACIÓN DE LA DEUDA POR UN NUEVO ORDEN MUNDIAL

 

JOAQUÍN SOLERA ESCUJURI


El planeta vive una situación insostenible: mientras la gran parte de la humanidad se muere de hambre, una pequeña cantidad de hombres viven en Jauja, rodeados de abundancia innecesaria, gracias a la explotación de el resto de los hombres y de los recursos naturales de la Tierra, produciendo así la pobreza de los primeros y la destrucción del planeta. Es necesario solucionar estos problemas para evitar nuestra propia autodestrucción, pero ¿cuál es esta solución?...

Sería una pretensión decir que se conoce la solución a estos angustiosos problemas, pero es evidente que ésta pasa inevitablemente por la instauración de un nuevo orden mundial económico y/o humano. Esta nueva organización del planeta ha de basarse en la cooperación y el interés común y debe acabar con la pobreza y la marginación del sur, redundando al mismo tiempo en beneficio de todos los habitantes del planeta; también ha de permitir un desarrollo sostenible que nos permita disfrutar el planeta hasta que el universo, y no la humanidad, acabe con él.

Puesto que los problemas afectan a todo el planeta, sobrepasando las fronteras nacionales de los estados, es necesario que esta o estas soluciones sean de origen planetario, es decir, que sean adquiridas a través de acuerdos internacionales y la cooperación y compromiso de todos los países.

Pero, a su vez, también parece imprescindible para alcanzar este nuevo orden que nos permita el verdadero desarrollo de la humanidad, un paso que ha de ser fruto de esta cooperación internacional: la cancelación de la deuda externa de los países pobres. Esta deuda fue adquirida por el sur cuando, después de obtener en los años 70 créditos a bajo interés de los bancos del norte con el fin de financiar su desarrollo, los intereses fueron incrementados bruscamente durante los 80.

Para lograr esta cancelación los expertos proponen una serie de medidas, medidas que consisten en restar del total de la deuda el dinero que los países endeudados pierden por:

- la bajada de los precios de las materias primas que exportan;
- el aumento de los tipos de interés de la deuda;
- la fuga de capitales del sur a los bancos del norte.

De hecho, si se tomaran estas medidas se calcula que esta deuda ya habría sido saldada en más de cuatro ocasiones.

Sin embargo, esta tarea no es nada fácil: los gobiernos de los países del Norte y la banca internacional, como siempre movidos por su propio interés y por la depredación casi carroñera de las empresas a las que los dirigentes piensan que deben complacer, consideran que no es posible cancelar la deuda, y como medio para que el sur pueda saldarla han creado el Fondo Monetario Internacional (FMI), que concede nuevos créditos a interés muy bajo. Pero para conceder estos créditos se exige a los países pobres que pasen por el aro y lleven a cabo una serie de ajustes muy duros en sus economías, ajustes que obligan a los países pobres a reducir los gastos en educación y sanidad, a reducir los salarios de los trabajadores y a talar selva tropical para aumentar sus ingresos por exportaciones. Y es así como estos ajustes finalmente acaban beneficiando a los depredadores ricos y hundiendo aún más a los pobres.

Largo es el camino, pero el cambio está en nuestras manos, y sólo mediante nuestra prácticamente insignificante influencia personal podremos propiciar el cambio del orden existente en el mundo, y lograr así la consecución de estos objetivos imprescindibles para llegar a una "justicia planetaria" en la que todos disfrutemos por igual de las posibilidades que nos ofrece la Tierra. Si de verdad te sientes humano y consideras al resto de hombres humanos como tú, ejerce este poco poder que tienes por la consecución de este nuevo orden justo.

 

Darrere