Zarik Ahuir de Francisco
Globalización vs. Educación Escribe: Jesús Rivas Gutiérrez
El autor es Docente Investigador de la
Facultad de Odontología, de la Maestría en Ciencias |
Introducción El presente trabajo es un intento por establecer el grado de "culpabilidad" o "inocencia" de un sistema económico-social llamado neoliberalismo y el hecho de regionalizanos en un proceso denominado como globalización o mundialización, en la crisis por la que atraviesa la educación en nuestro país. Para tratar de "demostrar" la "figura jurídica" del neoliberalismo y la globalización, se inició este proceso abordando primeramente los efectos que ha tenido la implementación del neoliberalismo en México. Posteriormente se habla del proceso de globalización y se concluye aterrizando estas dos situaciones dentro del contexto de la crisis de la educación en nuestro país, tratando en todo el desarrollo del ensayo de clarificar la situación de este triunvirato: NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN VS. EDUCACIÓN. Los cambios actuales que se suscitan día a día en la política mundial y nacional siempre tendrán que impactar de una forma u otra al campo de la educación, en particular, la educación superior es la que ve transformarse día a día y casi por completo su filosofía e ideología, los valores que de forma implícita y explicita trata de inculcar en los estudiantes, los apoyos ordinarios que la sustentan y las partidas extraordinarias que sirven de paliativo a la complicada gama de afecciones que adolece. La forma de pensar de este mundo moderno ha trasgiversado la lógica del desarrollo de un país o nación; es decir que normalmente, se pensaría que la educación debe de ocupar uno de los tres primeros lugar en importancia junto con la salud y la seguridad social y económica, dentro de cualquier plan de desarrollo nacional, global o mundial, supeditando las políticas económicas a las necesidades educativas. En este momento, la realidad es otra; en la actualidad la educación tal parece que ha pasado de un lugar privilegiado y ponderado a uno secundario y subsumido. Esta situación, aparentemente tan sencilla pero, a la vez, tan compleja para explicar, me lleva a plantear el siguiente interrogante. Realmente, la forma económica neoliberal a la que ha estado sometido nuestro país desde hace aproximadamente tres sexenios presidenciables y las presiones para reconocer una necesidad de globalización (BM, FMI, OCDE, etc), ¿han promovido y favorecido el desarrollo de la educación en nuestro país, o por el contrario, a sido precisamente esta situación la que a originada la crisis sustancial y existencial por la que atraviesa la educación superior en México? Indudablemente, para reconocer y explicar esta problemática tan compleja, se requiere ubicar las variables que se encuentran en interjuego dentro de un campo o contexto específico como lo es el social y el económico. Para ello, el primer problema al que nos enfrentaremos es el carecer en estos momentos de "algo" que nos pudiera explicar de forma clara y precisa qué es lo que esta pasando en el mundo, cómo en antaño lo fueron las ciencias sociales y el positivismo en la actualidad no puede ser así, pues como lo refiere Heinz Dieterich, en su trabajo La crisis en las ciencias sociales, "...nos encontramos ante una crisis profunda, pero transitoria, de las ciencias sociales...la incapacidad de las ciencias sociales de explicar y, por ende, prever la evolución de los procesos sociales." , trance crítico que nos priva de entrada de una perspectiva esencial y firme para explicar lo que esta pasando. A pesar de ello, es por lo pronto la única posibilidad y asidero que tenemos para intentar comprender qué es lo que esta pasando aquí y por qué. Anteriormente, conceptos de antaño como el de "Soberanía e Identidad Nacional", el cual aludía a una cuestión irrenunciable para cualquier persona que se considerada como mexicano, en la actualidad es difícil poder precisar su significado y el grado de convicción al respecto por parte de las personas, debido a que, con los cambios mundiales tan acelerados que se suscitan a diario y que afectan nuestra cohesión como pueblo y nación, han hecho que ese sentimiento haya variado y cobrado una nueva connotación a la luz de las nuevas políticas mundiales como la globalidad o globalización, donde el derecho de los pueblos a regirse por sí mismos ha sido rebasado por el derecho de los individuos a determinar qué se desea; concepto donde la libertad y la lucha de clases ha pasado a mejor vida y nuevos conceptos como el de "integración" o el de "solidaridad empresarial" han pasado a ocupar su lugar, dando pie al surgimiento de nuevas hegemonías y nuevas categorías dominantes. La globalización, como lo cita Pablo González Casanova, (1996) , a menudo obedece a hechos objetivos y se expresa en una creciente interdependencia de las economías nacionales y la emergencia de un sistema transnacional bancario-productivo-informático, que es dominante y cuyo ascenso coincide con un debilitamiento real de la soberanía de los Estados-Nación y de las corrientes nacionalistas. Con todo esto, podemos darnos cuenta de que el discurso oficial que maneja la globalización obedece más que nada a una transformación de la independencia por la dependencia; entre líneas del discurso se puede leer implícitamente lo viejo en lo nuevo, es decir, podemos darnos cuenta de que se habla de un nuevo tipo de colonialismo de la edad moderna, un "neocolonialismo global"; en efecto, se habla de una transformación mundial, que más bien consiste en una reconversión territorial, que -en gran medida- es un nuevo tipo de recolonización o, dicho en palabras de Noam Chomsky y Heinz Dieterich, la nueva aldea global. Otro de los conceptos o categorías estelares que han tenido mucho que ver en la crisis económica, social, cultural, política y educativa actual, por la que atravesamos es el término "neoliberalismo". Desde hace más de un decenio se han estado alzando voces de alerta en todas partes del mundo donde existe este sistema económico-social, previendo y avisando sobre el desastre que se cernía sobre los países y naciones. Desgraciadamente, el tiempo les ha dado la razón a estas personas y, en la actualidad, el neoliberalismo ha impactado con efectos demasiado adversos en los países y en sus pobladores, sobre todo para el tercer mundo. En estos momentos, todavía existen políticos tercermundistas que aún le apuestan a este sistema económico social; la realidad en estos momentos es clara: el neoliberalismo es sólo un "medio" o "discurso" que utiliza el Banco Mundial (BM), El Fondo Monetario Internacional (FMI), La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para lograr infiltrar sus redes de control. Como lo cita Albert Hirshman, (1987) "...jamás los latinoamericanos han sido aleccionados y aconsejados tan insistentemente como en los últimos años sobre las virtudes del mercado libre, de la privatización y de las inversiones privadas extranjeras." Con esta política, la liberación de la economía, la desregulación del sistema financiero, la privatización y la desnacionalización de riquezas naturales, de empresas bancarias, industriales, agrícolas y ganaderas y de servicios públicos como ferrocarriles, electricidad, teléfonos, correo, agua potable, escuelas, hospitales: todas estas medidas de descentralización, desnacionalización, integración, globalización y neoliberalismo coinciden en el punto de una nueva visión política, que consiste en la disminución del gasto publico para equilibrar el presupuesto y para dedicar al pago de la deuda lo que antes se destinaba a la salud, la educación y el desarrollo. Con todas estas medidas y acciones se redujeron considerablemente los ingresos directos e indirectos de la población, sobre todo, los asalariados. Esta política de reduccionismo salarial se implemento a la par de una nueva política de desindicalización de los trabajadores, descentralización de los grandes sindicatos, de la eliminación de facto de los derechos que durante años y enormes luchas sindicales se habían alcanzado; la inflación y la hiperinflación acentuada con las devaluaciones y con un desempleo creciente debido a las quiebras y ceses masivos. Esta nueva política provoco la necesidad de un nuevo reajuste estructural de Estado-Nación, afectando con ello a la carga fiscal, el incremento de los interese bancarios, el acortamiento de los plazos de pago y el incremento de bienes y servicios, originado con ello que los ricos se hicieran más ricos y los pobres más pobres. Ambos conceptos, globalización y neoliberalismo, conjuntamente con el BM, el FMI y la OCDE, llevaron a México bajo presión a la situación de tener que firmar lo que se conoce como el TLC (Tratado de Libre Comercio) entre Canadá, los Estados Unidos de Norteamérica y nuestro país, formando con ello la mayor zona económico-comercial del Continente Americano, imponiendo una nueva filosofía de cambio entre un bloque nacionalista por un bloque económico-comercial, imponiendo para ello como modelo comercial entre los tres países el imperante en los Estados Unidos, debido a que, como lo cita Andrea Revueltas en el trabajo La globalización y sus impacto en la reforma universitaria mexicana, a "...un mayor desarrollo tecnológico en la informática, la robótica, la electrónica, las telecomunicaciones, la biotecnología y los nuevos materiales..." , subordinando las necesidades y las exigencias de países del tercer mundo como México a instancias, empresas o industrias transnacionales o mundiales, como las que existen precisamente en países del primer mundo. El efecto que produce la globalización y el sistema neoliberal en los Estados-Nación, no sólo es la pérdida paulatina y constante de poder, sino que también poco a poco se va perdiendo el derecho a la toma de decisiones autónomas, a la pérdida de capitales nacionales y extranjeros; la misma tecnología, la fuerza de trabajo y sobre todo, la EDUCACIÓN son vistas bajo una óptica diferente y son forzadas a modernizarse, rescatando para ello visiones o enfoques de tipo administrativo-empresarial como la eficiencia y la eficacia; es decir, hacer más con menos y que todo sea útil y utilizable bajo el discurso de la interdependencia, que no es otra cosa más que un tipo de dependencia más sofisticado y con un discurso "retórico" más profundo. A la sombra del discurso oficial "defensor" de estos dos procesos, el cual no habla de los nuevos retos y necesidades de ser más eficientes y responsables para convertir realmente a la educación en un elemento crucial, flexible y adaptable a los múltiples cambios que se suscitan a ritmo acelerado, permitiendo con ello el aprovechamiento de las "redes" tecnológicas, informáticas y económicas que día a día se extienden por todo el mundo y se ponen al alcance de mayores capas de población, para promover su desarrollo cuantitativo y cualitativo abriendo nuevos caminos y otorgándoles, con ello, la posibilidad de convertirse en expertos en el sector de las nuevas tecnologías, contrarrestando de esa forma los efectos de la segregación, la marginación y la exclusión social. Con este tipo de discursos retóricos, se ha convencido a dirigentes y gobernantes, hasta ciudadanos displicentes, que es necesaria la subordinación a las potencias hegemónicas y que se requiere de una nueva reestructuración organizativa de la fuerza de trabajo y que, por ello, es necesario un mayor control y una más estricta supervisión y fiscalización de la educación y que el hecho de no habernos sometido a ese nuevo orden social-laboral-educativo de forma plena hace tiempo, es la causa de la crisis nacional que tiene México desde hace por lo menos 20 años. Ángel Bravo Cisneros afirma en su trabajo Arribo a la crisis y nuevas exigencias a la educación superior, que la crisis que atosiga a la economía mexicana ha venido a poner de relieve el fracaso de un modelo económico de desarrollo (neoliberalismo), llevando también al fracaso al sistema educativo nacional. En la búsqueda de culpables de dicho error educativo se ha mencionado principalmente el incremento de la matrícula escolar, la mala administración de los recursos asignados a la educación, el fomentar una "formación" y educación nada rentable y poco productiva para el Estado. Hay quienes aseguran que la culpa está en una formación docente obsoleta y desfasada, a un excesivo burocratismo, a un discurso ideológico agotado y anacrónico. Posiblemente, la verdad sea que todos estos factores o multifactores interrelacionados o en correlación han originado la actual crisis de la educación en México y han traído como consecuencia una analfabetismo recurrente y persistente, un bajo promedio de escolaridad, altos índices de reprobación y sobre todo, de deserción, baja eficiencia terminal, cobertura escolar parcial y, sobre todo, una escasa calidad educativa. La nueva visión empresarial que se tiene de la educación y, sobre todo de la educación superior, y que ha originado la intervención de los grandes consorcios monopólico y transnacionales en las nuevas políticas educativas de restricción, coerción, estimulación, castigo, premio, ha argumentado que, en nuestro país, no egresan de las universidades los profesionistas que requiere la sociedad y que las habilidades, capacidades y destrezas técnicas y cognitivas no les permitirán ingresar con eficiencia y eficacia en el sistema de producción de bienes y servicios, además de salir con una ideología "reaccionaria" desfavorable a las estructuras empresariales. Como medidas de solución y para estar acorde con las nuevas políticas de la modernidad, el Estado ha obligado a las Universidades ha desarrollar o reestructurar sus planes y programas de estudio, fomentar y proponer programas de formación docente, implementar técnicas mucho más eficientes en los procesos de administración educativa y, sobre todo, imponer y aplicar un sistema de evaluación nacional (CONAEVA) que se encargue de determinar la aptitud e ineptitud de los egresados, de los docentes y en general, de las instituciones educativas, haciéndose acreedores según el sesgo de la evaluación a premios o sanciones (castigos). En nuestras instituciones universitarias, el neoliberalismo y la globalización ha llevado a la misma Universidad con todo y su cultura, su civilidad, sus valores a una realidad de la que difícilmente podrá escapar, pues cualquier camino que tome, de los tres que tiene enfrente en estos momentos, la llevará a: un final apocalíptico, una rendición incondicional o a una lucha desproporcionada entre el gigante "Goliath-Don dinero" o el pequeño "David-Ideología-racionalidad- valores", pues aún como lo cita Juan Manuel Torres Delgado, en su trabajo De la universidad como negocio, al negocio de la universidad, "...varias universidades continúan formando jóvenes para que vivan conforme a valores que proyecten su inserción en la sociedad más allá del caos en que se encuentra en estos momentos", aún y cuando la realidad actual de nuestras universidades sea el "arrojar" a jóvenes a un mundo laboral donde la oferta no cubre a toda la demanda. Conclusiones Desgraciadamente, la globalización y el neoliberalismo han traído para nuestro país -y sobre todo para la educación- el privilegio de la racionalidad del capital y de inversión especifica a costo del bienestar individual y colectivo, la formación de una mentalidad centrada en el lucro que valora a las personas por lo que tienen y no por lo que son, conformación de una cultura estandarizada y globalizadora en deterioro de las identidades culturales que diferencian a los pueblos, una conformación de los currículum individuales sujeto a las fuerzas y a la demanda del mercado; una mayor dependencia y, a la vez, de apertura hacia los grupos económicos por parte de las instituciones de educación superior en la toma de decisiones de política educativa, la integración del profesorado a un mercado regulado exclusivamente por un mercantilismo profesional conforme a estándares internacionales, una discriminación económica y racial cada vez más acentuada hacia las mayorías que viven en la pobreza extrema. También han originado una desformalización de la tecnología y la informática sustituyendo muchas veces lo real y objetivo por lo virtual y subjetivo. Se ha intentado llevar, por un lado, a nuestro país y a la educación a una homogenización, donde los criterios de evaluación y competitividad se encuentran por encima de cualquier cosa, pero -por otro lado- a una deshomogenización, al impulsar un tipo de educación permanente y para toda la vida, ha orillado a toda la planta docente nacional a una carrera (muchas veces desigual en lo referente a los apoyos y las condiciones) de actualización y de profesionalización, que si bien es lo ideal, la nueva ideología impone el individualismo y el credencialismo más que el desarrollo e incremento de conocimientos. El Estado a motivado y ha fomentado a través del "Boom" de los postgrados y las investigaciones, la creación de nuevas carreras cimentadas en currículos técnicas como respuesta a la demanda de mano de obra barata y calificada. Igualmente, la globalización y el neoliberalismo en su discurso ha fomentado la vinculación entre docentes, cuerpos colegiados o instituciones, pero en la realidad también ha originado la segmentación, la estratificación y la polarización del campo educativo. Si en los años 80´s a los 90´s -cuando apenas empezaba a hacerse visible el efecto del neoliberalismo y la globalización en nuestro país, a través de la descentralización del sistema educativo, del condicionamiento para el apoyo en infraestructura y equipamiento, de la injerencia del Estado en los currículo de educación superior, en el incipiente fomento y desarrollo de los programas de formación y actualización docente, en el establecimiento de nuevas condicionantes para la captación de los egresados y en el establecimiento de nuevas reglas para la gestión educativa-económica, en el 2000- ese efecto se ha acentuado, a través de la coexistencia de instituciones de educación superior tradicionales con IES virtuales y corporativas, del fomento de un nuevo tipo de conocimiento tradicional explicito en las materias curriculares, por un conocimiento metacurricular, a nuevos cambios en la organización del trabajo educativo y administrativo, por medio de una vinculación más eficiente y eficaz entre las instituciones educativas y los medios de producción (los dueños del dinero), a la eliminación del ambiente escéptico educativo, originado con ello una falta de sentido social en los procesos de educación, impidiendo la reflexión del quehacer y de la práctica educativa, a una crisis y caos de significados y valores y a una proyección a futuro estereotipada Se ha orillado a nuestros gobernantes a cuestionarse de acuerdo a las nuevas directrices de política externa que tanto impactan en las esferas que en otros tiempos eran intocables como la salud, la seguridad social y la educación, los han obligado -de forma conciente o inconsciente- a cuestionar: ¿cuánto se debe gastar e invertir en educación? Con la intención de encontrar una respuesta que justifique la disminución del presupuesto actual que se le destina, sobre todo cuando esta ha estado demostrando una baja calidad y una ineficiencia e ineficacia, ¿cómo y quién deberá financiar este gasto?, los han puesto a pensar y a poner en la balanza si es redituable o no quitarse esa carga y privatizarla, ¿si la educación debe de ser un servicio o una inversión? Buscando con ello la apología que le permita quitarse la responsabilidad constitucional de otorgar educación por convicción al pueblo. Es por ello que una de las finalidades de la instauración de los grandes procesos fiscalizadores, legitimados a través de la Sistema Nacional de Evaluación, consiste en determinar el impacto de la enseñanza actual sobre la productividad del trabajo; también tiene la finalidad de determinar la movilidad social que origina el tipo de educación que se imparte y la distribución y aplicación de los apoyos ordinarios y extraordinarios que se otorgan. Es difícil asegurar con absoluta certeza que el Neoliberalismo y la globalización o regionalización han sido los culpables al 100% de la crisis por la que atraviesa nuestro país y la educación, sobre todo la educación superior. Mucha de esa culpa la tienen la mala administración y planeación educativa que ha existido; también ha tenido que ver el contexto geográfico donde nos tocó vivir, es decir, el hecho de tener como vecino inmediato a la primer potencia mundial económica, tecnológica y social (de entrada representa un handicap) y, si a eso le sumamos que también Canadá pertenece al primer mundo y que nos ha tocado lidiar contra los dos en la zona económica mas grande de América, representa una desproporción enorme respecto a las condiciones y ventajas que tienen estos dos países en relación al nuestro. Ahora, con los sucesos que se han presentado en esta apoca de modernidad, se ha demostrado que el desarrollo y progreso de un país no depende totalmente de la educación de sus habitantes, como antaño se decía; depende sobre todo del poderío económico y de la influencia regional y política que se tenga, es indudable que nuestra educación continuara en crisis por mucho tiempo y que ésta continuará agudizándose hasta llegar (posiblemente) a colapsar por completo a la educación humanista y sustituirla por una educación técnica y "bancaria" y privatizada, que egrese sujetos solamente con capacidades, destrezas y habilidades que respondan a un determinado mercado laboral. El gran temor del poder económico es que se libere la conciencia humana y emerjan realmente de las universidades sujetos pensantes, reflexivos y sobre todo, críticos, haciendo con ello realidad el anhelo de Paulo Freire, de liberar al oprimido por medio de una educación verdaderamente humanista y la mejor manera que han tenido para controlar esa "utopía" es por medio del control y el sojusgamiento condicionado a los apoyos económicos nacionales e internacionales. Mientras los recursos y los apoyos, no solamente económicos sino también políticos y sociales, no lleguen en forma constante y suficiente debido a la ideología neoliberal que tenemos en nuestro país y en nuestra región geográfica, nuestra educación superior seguirá en crisis. También recordemos que no todas las soluciones son a base de dinero; el apoyo económico requiere de una planeación estratégica y, sobre todo, de una buena administración educativa, pero que se puede hacer cuando se ha visto y demostrado hasta el cansancio, que la educación mexicana adolece de ambas cosas: apoyo económico y planeación estratégica...
DIETERERICH, Heinz. La crisis en las
ciencias sociales-I. |