Regina Marí Greus
¿QUÉ ES LA HUELLA ECOLÓGICA?
La Huella ecológica mide cuánta tierra ocupa un país (o ciudad o comunidad o individuo) para producir todo lo que consume y para absorber todo lo que desecha con su estilo de vida. La huella ecológica de cada individuo es la suma de seis componentes: el área de suelo agrícola requerida para producir los cultivos que ese individuo consume, el área de pastos para productos animales, el área de bosque para papel y madera, de mar para pescado, de tierra para vivienda e infraestructuras, de bosques para absorber las emisiones de dióxido de carbono correspondientes a su consumo de energía. Se mide en unidades de superficie, siendo una unidad de superficie equivalente a una hectárea según la productividad media mundial.
En el mundo existen solamente 2’1 hectáreas de espacio biológicamente productivo disponible para cada persona en la Tierra, pero la huella ecológica promedio mundial es de 2’9 ha por persona; esto significa que la humanidad está sobrepasando la capacidad ecológica de la biosfera en casi un 35 por ciento. Es decir, tomamos más de lo que la naturaleza nos puede dar.
En España, el promedio de la huella ecológica es de 4’7 ha. globales, por tanto la demanda de capacidad ecológica excede el área biológicamente productiva que tenemos disponible. La capacidad ecológica actual de España es de 2’3 ha. El área que tenemos en España no puede proveer los suficientes servicios ecológicos para satisfacer los actuales estándares de consumo.
Pero si miramos hacia otros países observamos que no todos tienen el mismo acceso a los recursos biológicos del planeta. Países como India tienen una huella ecológica de 0’7 ha por persona con una capacidad accesible del 0’7 ha y con una población de 960 millones de habitantes, o China que con 1.2437 millones de habitantes tiene una huella ecológica de 1’8 y una capacidad accesible de 0’8 ha. Sorprende el caso de Dinamarca, que con una población de 5 millones de habitantes tiene una huella de 10’3 ha mientras que su capacidad accesible es de 5’5 ha.
Pero el país que mayor superficie de Tierra o mar biológicamente productivo necesitaría para mantener indefinidamente su población con una tecnología y un nivel de consumo material determinado, sería Estados Unidos con una cifra de 12’5 ha por habitante y una capacidad accesible de 5’5ha.
Todos estos países menos la India consumen más, que superficie accesible tienen, por lo tanto están incurriendo en un déficit ecológico nacional, El área del país no puede proveer los suficientes servicios ecológicos para satisfacer los actuales estándares de consumo de su población.
Lo que resulta evidente es que la huella ecológica del proceso globalizador ya no se registra únicamente de modo localizado y particular, sino que se extiende sin límites, a veces de manera irreversible, con el despilfarro de enormes cantidades de materia y energía y una producción creciente de factores contaminantes o destructores que alteran la biodiversidad general
Mientras tanto, en el ámbito social, este proceso se acompaña de un empeoramiento de las condiciones de vida de amplios y a veces crecientes sectores sociales en muchos países, y un aumento de la repartición desigual de las riquezas naturales y artificiales, todo ello facilitado por la convergencia internacional de intereses entre las oligarquías propietarias y la concentración del poder mundial y regional en pocas manos.
A pesar de que la globalización ha iniciado un proceso de inversión en la evolución natural de la biodiversidad, muchas instituciones estatales e internacionales siguen respondiendo a los intereses de este modelo insostenible de desarrollo. Nos referimos a una inversión que se manifiesta con una progresiva regresión de los recursos bióticos, en calidad y cuantidad, con alteraciones y contaminaciones de espacios y sistemas ecológicos cada vez más grandes, y que inciden en el clima y en otros recursos como el agua y, por supuesto, en la sociedad humana, con un empobrecimiento progresivo de la biodiversidad de nuestra especie (cultural, lingüístico, reproductivo, etc.).
Los grandes peligros a los que nos acerca este modelo de desarrollo son de diferentes características:
- cambio climático traumático global;
- radiaciones solares intensivas, por agotamiento de capas atmosféricas protectoras;
- mutaciones genéticas incontroladas (transgénicos, etc.);
- contaminaciones de gran alcance o irreversibles a medio plazo (nuclear, residuos, escapes químicos y biológicos, etc.);
- operaciones militares de destrucción y contaminación masiva;
- agotamiento definitivo de recursos minerales;
- cementización del territorio y agotamiento de recursos territoriales en muchas zonas habitadas;
- desertificación y destrucción de recursos de renovación biológica y biorregional (cadenas tróficas, forestales, pesqueros, etc.);
¿A qué nos puede llevar esta situación? ¿Seremos capaces de mantener este ritmo indefinidamente? ¿Qué será de las generaciones futuras? Todos deberíamos empezar a cambiar nuestros hábitos de consumo y de extracción de recursos del planeta, y mantener un desarrollo sostenible, puesto que la Tierra no es una herencia de nuestros antepasados sino un préstamo de nuestros hijos.
¿Te gustaría saber cuál es tu huella ecológica? Pues solo tienes que entrar en:
http://www.earthday.net/footprint/index.asp y comprobarlo.