Un tercio de los padres no saben cómo educar a sus hijos adolescentes
El 40% de los padres no saben manejar los conflictos de convivencia familiar, casi la tercera parte se sienten incapaces de educar bien a sus hijos, y alrededor del 60% delegan esa función en los profesores, según un estudio realizado por la FAD. Sin embargo, jóvenes y adultos siguen considerando de forma mayoritaria a la familia como uno de los valores fundamentales en la estructura social.
Más de la
mitad de los padres encuestados creen que los
profesores deberían educar mejor, aunque sólo una minoría pide más
Madrid.
G. ARIANES
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) ha difundido el estudio
"Hijos y padres: comunicación y conflictos", elaborado en colaboración con
el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) y la Obra Social de Caja Madrid. Es el
resultado de una encuesta realizada en los meses de abril, mayo y junio de 2001
con una muestra formada por 1.000 jóvenes y otros 1.000 adultos, padres de los
mismos, y grupos de discusión con familias con hijos de entre 14 y 20 años. Su
nivel de confianza es del 95,5%, y su principal objetivo ha sido analizar "la
realidad de la familia española como elemento básico de la estructura social y
agente fundamental de la transmisión de valores".
Han presentado el trabajo los máximos responsables de las organizaciones
citadas, Ignacio Calderón, Gonzalo Robles y Carlos Martínez, respectivamente, en
compañía del director técnico de la FAD y coordinador del estudio, Eusebio
Megías. Y han justificado esta iniciativa por el hecho de que "la familia es uno
de los destinatarios prioritarios de las actuaciones de las entidades que
trabajan en el terreno de las drogodependencias, puede ser determinante desde
las primeras fases de la socialización, y también puede preparar a los jóvenes
para que posteriormente puedan enfrentarse a cualquier tipo de conducta de
riesgo social como la violencia, la intolerancia, el racismo y, por supuesto,
las drogas".
La primera conclusión del estudio es que "la familia y todo lo que representa
sigue estando a la cabeza de los valores considerados más importante para los
españoles, jóvenes o adultos, padres o hijos". Aunque también se puede afirmar
que "no existe, ni siquiera como tipo ideal, la familia española", ya que
hay diferencias que, tratadas en un análisis global, "permiten separar diversas
agrupaciones o categorías ideales demasiado diferenciadas como para hablar de un
único tipo".
Cuatro tipos
Según las formas de abordar la socialización,
habría un tipo de familia nominal que englobaría al 42,9% del conjunto,
"en la que las relaciones de padres e hijos pueden ser calificadas, con absoluta
propiedad, como de coexistencia pacífica más que de convivencia participativa,
ya que se comunican poco". El 23,7% se adscribiría al modelo de familia
familista (o endogámica), en la que prima la unidad y las buenas relaciones
entre sus miembros. "Es una familia muy centrada en sí misma y que vive
autosuficiente (endogamia), por lo que no siente la necesidad de abrirse al
exterior".
Otro 18,4% constituiría la familia adaptativa, que sería "la nueva
familia con bastante buena comunicación entre padres e hijos, con más capacidad
de transmitir opiniones y creencias, y abierta al exterior aún valorando la
dimensión familiar". Y el 15% restante formaría la familia conflictiva,
"caracterizada por las malas relaciones y los conflictos entre sus miembros, y
en la que priman las normas fijas e inflexibles con las que se choca de
continuo".
El reparto de roles en el seno de la familia sigue presentado a "un padre que se
encarga de las cuestiones relacionadas con la intendencia y la autoridad,
mientras que la madre se ocupa de todos los asuntos relacionados directamente
con el cuidado afectivo de los hijos y la atención de la casa". En cualquier
caso, la mayoría de los padres (nueve de cada diez) afirman sentirse satisfechos
con sus relaciones familiares, aunque casi uno de cada diez aseguran que con
frecuencia (o "a veces) se sienten desbordados por las dificultades de relación
familiar y resignados ante ello, y uno de cada cuatro se sienten solos ante las
responsabilidades y conflictos con sus hijos, las madres en doble proporción que
los padres.
Problemas y responsabilidades
Por regla general las familias reconocen
pocos conflictos internos, aunque los padres subrayan los de carácter doméstico
(orden, dinero, horarios) y los hijos los de tipo externo (sexo, amigos, consumo
de alcohol y drogas). Alrededor de un 40% de los padres confiesan no manejar
bien los conflictos de convivencia, mientras que uno de cada tres sienten que no
educan bien o que no saben hacerlo, y uno de cada cinco afirman sentirse
claramente desbordados por las exigencias económicas de sus hijos. Aunque todo
ello sin dejar de defender y reivindicar lo familiar.
Para ayudar a resolver las dificultades que tienen en la formación de sus hijos,
el 59,6% de los padres creen que los profesores deberían "educar mejor" y el
49,2% dicen que los medios de comunicación deben ser "más educativos", pero sólo
el 1,3% piden más recursos para el sistema escolar. Los autores del estudio
consideran que esta demanda personalizada en los educadores y no en el sistema
"parece traducir una delegación de responsabilidades, como si al sentirse
desbordados por las exigencias los padres solicitaran ser sustituidos por los
maestros".
En este sentido, el director general de la Fundación, Ignacio Calderón ha
añadido que "después del análisis objetivo de nuestra sociedad cada individuo,
cada familia, y también la FAD, debe preguntarse hacia dónde nos encaminamos.
Los padres y madres no podemos delegar las responsabilidades educativas en
agentes externos, pero desde las instituciones también debemos poner los
instrumentos necesarios a disposición de esos padres que necesitan
asesoramiento.
En cualquier caso, el delegado del Gobierno para el PNSD, Gonzalo Robles,
considera que "puede afirmarse que la familia española goza de buena salud. A
pesar de que existen quejas, descontentos y conflictos, tanto los padres como
los hijos constatan en el estudio una alta valoración de la importancia de la
familia". Y cree que "los poderes públicos debemos potenciar su función
socializadora y transmisor de valores, con vistas a que cumpla un papel
desatacado en la prevención de situaciones de marginación y, concretamente, en
el consumo de drogas".