Dineros son
calidad,
¡verdad!
Más ama quien más suspira,
¡mentira!
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En cada una de las estrofas de esta letrilla Góngora denuncia
alternativamente una verdad y una mentira: que el dinero todo lo puede
y que muchos amores son falsos y sólo están movidos por
el interés.
Cruzados
hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures, muy desnudos,
con dados ganan Condados;
ducados dejan Ducados,
y coronas Majestad:
¡verdad!
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Con cruzados (moneda de oro portuguesa) se hacen cruzados (caballeros
de las órdenes militares).
Con escudos (monedas) se pintan escudos nobiliarios.
Los ducados (monedas) dejan (proporcionan) ducados (territorios a cargo
de un duque).
Las coronas (monedas) proporcionan majestad (realeza).
Pensar que
uno solo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira:
¡mentira!
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Puerta = mujer = sitio por donde entra y sale mucha gente.
Afirmar que los tormentos del enamorado quedan pagados con el mirar
risueño de la amada.
Todo se
vende este día,
todo el dinero lo iguala:
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad:
¡verdad!
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En 1601 la Corte se trasladó de Madrid a Valladolid. Madrid
ofreció cien mil ducados al duque de Lerma si impedía el
traslado, mientras que Valladolid le prometió un palacio al rey
(un ejemplo de cómo las coronas compran majestad).
En Valencia
muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
y en Sevilla doña Elvira:
¡mentira!
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Valencia era famosa por sus burdeles. Habla de mujeres que en Madrid
presumían de doncellas y mientras en Valencia se
prostituían, comían cebolla en Valladolid (comida vulgar)
y en Toledo mermelada (comida refinada), en Sevilla eran señoras
y en Granada eran puertas (otra vez, sitios por donde entra y sale la
gente). Notemos que Madrid, Toledo y Sevilla eran grandes capitales
frente a Valencia, Valladolid y Granada, más provincianas.
No hay
persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje,
y aun fe la necesidad:
¡verdad!
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"La necesidad tiene cara de hereje" era una versión popular de
Necessitas caret leges, (la
necesidad carece de leyes, es decir, quien se ve acuciado por la
necesidad no respeta ley alguna). Góngora añade que la
necesidad no sólo tiene cara de hereje, sino que tiene fe de
hereje, es realmente hereje. (Por supuesto lo dice con ironía:
está denunciando que a quien no tiene dinero no se le tiene
ninguna consideración.)
Siendo como
un algodón,
nos jura que es como un hueso,
y quiere probarnos eso
con que es su cuello almidón,
goma su copete, y son
sus bigotes alquitira:
¡mentira!
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Aunque la tiene blanda como un algodón, jura que la tiene dura
como un hueso, y para probarlo se pone duro todo lo que es blando: se
almidona el cuello, se pone goma en el pelo y alquitira en el bigote
(una goma destinada a atiesar los bigotes).
Cualquiera
que pleitos trata,
aunque sean sin razón,
deje el río Marañón,
y entre el río de la Plata,
que hallará corriente grata
y puerto de claridad:
¡verdad!
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Marañón era el nombre antiguo del Amazonas, y aquí
sugiere la maraña que supone un pleito largo, frente a la
rapidez con que puede resolverse si usa adecuadamente la plata. Salir a
puerto de claridad era poder descansar, no tener ya que preocuparse por
algo.
Siembra en
una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros;
y sus yernos rompen hierros
en la toma de Algecira;
¡mentira!
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Sembrar (y hacer crecer) berros en una artesa es una forma de decir que
la madre era una hechicera. Las hijas son perras que han pasado muchas
"noches de bodas" (pues la madre hechicera recompone su virginidad para
la siguiente) y dichas bodas eran bodas de perros (pues tales eran los
hombres involucrados). Los yernos (de la madre) rompen hierros (lanzas)
al tomar Algecira[s] precisamente porque se la encuentran virgen.