Grandes,
más que elefantes y que abadas,
títulos liberales como rocas,
gentiles hombres, sólo de sus bocas,
illustri cavaglier, llaves doradas;
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hábitos,
capas digo remendadas,
damas de haz y envés, viudas sin tocas,
carrozas de ocho bestias, y aun son pocas
con las que tiran y que son tiradas; |
catarriberas,
ánimas en pena,
con Bártulos y Abades la milicia,
y los derechos con espada y daga; |
casas y
pechos, todo a la malicia,
lodos con perejil y hierbabuena:
esto es la corte. ¡Buena pro les haga! |
Notas:
v. 1: En 1581, el gobernador de Java obsequió a Felipe II un
elefante y un rinoceronte (en portugués abada). Dice
Góngora que en la corte hay Grandes, pero que no son grandes en
el sentido de eminentes, sino en el de que son más bestias que
los enormes elefantes o rinocerontes.
v. 2: Títulos nobiliarios, nobles, generosos como rocas (que
tienen fama de tacañas: menos da una piedra).
v. 3: En la corte existía el título de "Gentilhombre de
la boca del Rey", pero Góngora dice que sólo son gentiles
hombres de sus bocas, en el sentido de que sólo se preocupan de
su propia boca, de conseguirse el sustento.
v. 4: Dichos gentiles hombres llevaban como distintivo una llave
dorada, signo de que podían entrar en la cámara del rey.
v. 5: Los caballeros de las órdenes militares llevaban bordada
en sus capas la insignia de su orden, y Góngora alude a ello
para decir que llevan las capas remendadas, como pobres.
v. 6: Damas de haz y envés: damas con dos caras, infieles. Son
como viudas sin tocas, en el sentido de que no tienen marido pero no
son vírgenes, aunque no tienen tocas porque no son realmente
viudas. (Las tocas eran la vestimenta típica de las viudas.)
vv. 7-8: Carrozas con ocho bestias, incluyendo en la cuenta tanto las
que tiran como los pasajeros.
v. 9: Catarriberas eran los criados que en una cacería van
delante siguiendo los halcones y recogiendo las presas que éstos
traen. En la corte se llamaba así también a los abogados
que andaban buscando a quién prestar sus servicios, desesperados
como almas en pena.
vv. 10-11: Bártulo y Abad fueron insignes jurisconsultos. Dice
que los militares se meten a jueces mientras que las cuestiones de
derecho se resuelven con espadas y dagas.
v. 12: Se llamaban "casas a la malicia" a las casas de la Corte que
estaban edificadas de modo que no podían dividir para ser
habitadas por dos moradores, y así sus dueños evitaban la
obligación de alojar a los criados del rey. Góngora dice
que los pechos de la
Corte estaban dados a la malicia igual que las casas.
v. 13: Perejil y hierbabuena eran eufemismos para referirse a los
excrementos, tanto animales como humanos, que podían encontrarse
fácilmente por las calles.
v. 14: Buen provecho les haga a quienes la habitan.