En
este
occidental, en este, oh Licio,
climatérico lustro de tu vida
todo mal afirmado pie es caída,
toda fácil caída es precipicio.
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¿Caduca
el
paso?, ilústrese el juicio.
Desatándose va la tierra unida;
¿qué prudencia del polvo prevenida
la ruina aguardó del edificio? |
La
piel no
sólo sierpe venenosa,
mas con la piel los años se desnuda,
y el hombre no. ¡Ciego discurso humano! |
¡Oh
aquel dichoso que, la ponderosa
porción depuesta en una piedra muda,
la leve da al zafiro soberano! |
Notas:
v. 1: Occidental alude a la vejez como primaveral alude a la
juventud.
Licio era el nombre con que Góngora solía llamarse cuando
hablaba consigo mismo.
v. 2: Los pitagóricos creían que la vida del hombre
pasaba por periodos críticos cada siete años. Los
años múltiplos de siete se llamaban
climatéricos.
Otros consideraban
climatéricos los múltiplos de nueve. Góngora
compuso este soneto a la edad de sesenta y tres años, año
climatérico respecto a cualquiera de los dos criterios. Dice
"lustro climatérico" en el sentido de "lustro que empieza en el
más peligroso de los años climatéricos".
vv. 5-8: Si el paso se debilita el juicio debe agudizarse: soy
como un
edificio que se está convirtiendo en polvo (el barro se desata
en tierra). ¿Qué hombre prudente, viendo que el edificio
se deshace en polvo, se queda impasible esperando que se derrumbe
totalmente? (Lo sensato es prepararse para la muerte.)
vv. 9-11: Los antiguos creían que la serpiente
rejuvenecía al mudar la piel. La serpiente venenosa, al
desnudarse [de] la piel, también se desnuda [de] los
años. (Góngora usa transitivamente "desnudar", al igual
que "vestir".) En la última exclamación "ciego" significa
"sin salida": el transcurso de la vida humana no tiene salida,
acaba
indefectiblemente en la muerte.
vv. 12-14: Dichoso aquel que, depuesta en una piedra muda (la
lápida del sepulcro) su parte pesada (su cuerpo), da al cielo la
que no pesa (su alma).
Los
años climatéricos para los pitagóricos:
A los siete años concluye el período de la infancia y de
la primera dentición.
A los catorce años la época de la pubertad en los
hombres, y en las mujeres la de ser propiamente dignas de este
nombre.
A los veinte y un años crecimiento de la barba: época
nubil.
A los veinte y ocho años término del crecimiento general
en los dos sexos.
A los treinta y cinco años la naturaleza ha llegado a su
más alto grado de vigor, y empieza la edad media de la vida.
A los cuarenta y dos años se empieza a decaer de este vigor.
A los cuarenta y nueve años se marcan síntomas de
debilidad, y las mujeres pierden la facultad de concebir.
A los cincuenta y seis años ya se ha declarado la vejez, los
cabellos encanecen y caen enteramente.
A los sesenta y tres años, en que concluyen nueve setenarios, es
cuando nos amenazan mayores daños.
El
año sesenta y tres es el año climatérico en el que
la vida del hombre
corre gran peligro, pues por efecto de sus fuerzas debilitadas
está más
expuesto, y el menor accidente lo hace perecer. Ésta es la
época en que
el hombre necesita de un método rígido, tanto en el uso y
clase de
alimentos como en los vestidos y demás cosas que pueden influir
en su
conservación o ruina.