De pura
honestidad templo
sagrado, cuyo bello cimiento y gentil muro de blanco nácar y alabastro puro fue por divina mano fabricado; |
Pequeña
puerta de coral
preciado, claras lumbreras de mirar seguro, que a la fina esmeralda el verde puro habéis para viriles usurpado; |
Soberbio
techo, cuyas cimbrias
de oro al claro Sol, en cuanto en torno gira, ornan de luz, coronan de belleza; |
Ídolo
mío a quien
rendido adoro, oye piadoso a quien por ti suspira, tus himnos canta y tus virtudes reza. |