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EL FIN DE EDUARDO II
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En 1320, el rey Teodoro Svetoslav de Bulgaria restableció las relaciones cordiales con el Imperio Bizantino y se casó con Teodora, nieta del emperador Andrónico II. Poco después ocurrió un grave incidente en la corte bizantina. Miguel IX, el hijo de Andrónico al que su padre había asociado al Imperio, tenía a su vez un hijo llamado Andrónico, cuya amante tenía a su vez otro amante. Andrónico contrató a unos asesinos para que le libraran de su rival, pero éstos, por error, apuñalaron a Manuel, su hermano menor. Miguel IX, que estaba ya enfermo, no sobrevivió a la noticia de la muerte de su hijo, y murió a los pocos días. Andrónico II decidió excluir de la sucesión a su nieto fratricida, y Andrónico se sublevó en 1321. El rey búlgaro prestó su ayuda a Andrónico II, pues la víctima de Andrónico era su cuñado, y entonces Andrónico recabó la ayuda de los servios.

En Servia acababa de morir el rey Esteban VI, que debía ser sucedido por su sobrino Ladislao. Sin embargo, entró entonces en escena un hijo bastardo de Esteban VI, llamado también Esteban, al que su padre había hecho cegar y recluir en un monasterio de Constantinopla siete años atrás. Cegarlo era la forma habitual de incapacitarlo para el trono, pero Esteban reapareció con la vista recuperada y asegurando que su milagrosa curación demostraba que la voluntad divina era que él fuera el nuevo rey. Asesinó a Ladislao y a otro competidor que se había hecho coronar como Esteban VII Constantino, y con el apoyo del clero se convirtió en Esteban VIII. Fue él quien se prestó a ayudar al nieto de Andrónico II y sólo así, con los apoyos de servios y búlgaros, el débil Imperio Bizantino contó con los medios necesarios para destrozarse en una guerra civil.

El conde de Winchester, Hugo el Despenser, se había granjeado numerosos enemigos entre la nobleza inglesa por la forma en que se había apropiado de extensos territorios en el principado de Gales. Su hijo, Hugo el Joven, era uno de los favoritos del rey Eduardo II, y estaba acumulando también territorios galeses. Finalmente la nobleza se levantó contra Eduardo II y, su primo, el conde Tomás de Lancaster, se les unió. Sin embargo, los nobles estaban divididos en varias facciones enemistadas entre sí, lo que permitió al rey combatirlas separadamente e ir derrotándolas una a una.

Eduardo II tenía un hermanastro, Edmundo de Woodstock, hijo de la segunda esposa de su padre, Margarita de Francia, al que al cumplir los veinte años le otorgó el condado de Kent.

Dante fue acogido por Guido Novello da Polenta, señor de Ravena y hermano de Francesca da Rimini. Francesca y su amante, Paolo Malatesta, habían sido inmortalizados por Dante al incluirlos en su Divina Comedia, a la que dio fin ese mismo año.

La Divina Comedia consta de 14.333 tercetos endecasílabos encadenados, y se divide en tres partes: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, cada una de las cuales está dividida en treinta y tres cantos, más uno introductorio que se numera usualmente con los del Infierno, lo que hace un total de cien cantos. En ella Dante narra en primera persona una supuesta visión que tuvo el jueves santo del año 1300 y que se prolongó durante una semana, hasta el jueves siguiente, según la cual, hallándose perdido en una selva (que representa los vicios humanos), por intercesión de su amada Beatriz acude en su auxilio el alma del poeta Virgilio, que conducirá a Dante, a través del infierno y el purgatorio, hasta el paraíso terrenal, desde donde la propia Beatriz lo llevará hasta el Cielo en un viaje que culminará con la contemplación de Dios.

La Divina Comedia es una de las cumbres de la literatura universal, y la primera obra maestra de la cultura europea occidental. En ella Dante pone de manifiesto un profundo conocimiento de la cultura clásica, y combina equilibradamente la mitología judeocristiana y la grecolatina, la política, la religión, el arte, la teología, la espiritualidad y los intereses mundanos, todo ello sintetizado en un proyecto coherente y bien estructurado, cuya grandeza y ambición nunca han sido superadas.

También debemos destacar que la Tierra de la Divina Comedia es esférica, y que Dante describe muy lúcidamente las diferencias astronómicas entre los dos hemisferios, así como las diferencias horarias entre distintas partes de la Tierra. Más aún, Dante comprende perfectamente que la gravedad es una fuerza de atracción dirigida hacia el centro de la Tierra. Así, cuando llega a lo más profundo del infierno, Virgilio lo lleva a descender por un conducto cuando, de repente, Dante se desconcierta y siente que se encuentra boca abajo, y tiene que dar media vuelta para empezar a ascender sin cambiar el sentido de su marcha (porque ha atravesado el centro de la Tierra y el sentido de la gravedad se ha invertido). En este enlace hay más detalles sobre la estructura de la Divina Comedia y los personajes más famosos que aparecen en ella.

Dante confiaba que la fama de su Comedia le abriría las puertas de Florencia, pero no tuvo ocasión de comprobarlo, pues murió el 14 de septiembre, al regreso de una embajada en Venecia. Guido da Polenta le organizó unos magníficos funerales.

También murió María de Molina, a los cincuenta y seis años, sin tener la certidumbre de que su nieto Alfonso XI, que tenía ahora diez años, llegaría algún día a gobernar León y Castilla o si, por el contrario, sucumbiría ante las intrigas de la corte. A los dos regentes, Felipe y Juan Manuel, se añadió ahora Juan el Tuerto, señor de Vizcaya, hijo del infante Juan, que había sido regente hasta su muerte, acaecida dos años atrás. Los tres se repartieron el reino.

El 2 de enero de 1322 murió el rey Felipe V de Francia, a sus veintiocho años de edad. Dejó dos hijas, Juana y Margarita, que, de acuerdo con la ley sálica promulgada por el propio Felipe V, no podían ser reinas, pero Juana estaba embarazada y la ley no decía nada sobre si, a pesar de no poder reinar, las mujeres podían o no transmitir la herencia. Así, si Juana tenía un hijo se planteaba la duda de si el trono le correspondería a éste o si, por el contrario, debía pasar a Carlos, el hermano de Felipe V. De todos modos, el conflicto se zanjó cuando nació la criatura, que resultó ser niña. Inmediatamente, Carlos se convirtió en el rey Carlos IV de Francia y de Navarra, y mantuvo la política de su hermano. Se separó de su esposa, Blanca de Borgoña (la que había sido acusada de adulterio años atrás) y se casó con María de Luxemburgo, hermana del rey Juan I de Bohemia. Poco después murió el conde Roberto III de Flandes y fue sucedido por su nieto Luis I, el marido de Margarita.

Juan I de Bohemia participó en la batalla de Mühldorf, en la que el duque Luis IV de Baviera derrotó e hizo prisionero a su rival, el duque Federico I de Austria. Esto ratificó a Luis IV como rey de Alemania, pero el Papa Juan XXII se negó a reconocerlo como emperador.

En Milán murió Matteo Visconti, y fue sudedido por su hijo Galeazzo I Visconti, que contó con el apoyo de Luis IV para proseguir la lucha de su padre contra los güelfos y los Della Torre.

Eduardo II de Inglaterra logró sofocar finalmente la rebelión de la nobleza. El conde Tomás de Lancaster fue capturado en marzo y ejecutado poco después. Fue sucedido por su hermano Enrique I, de naturaleza piadosa y moderada. Otro de los rebeldes capturados fue Roger Mortimer, conde de La Marche, que fue encerrado en la Torre de Londres.

El rey de Nápoles, Roberto el Prudente, seguía intentando conquistar Sicilia, y rechazó las ofertas de paz que le hizo el rey Federico II. Al mismo tiempo, conquistó el principado de Morea y se lo entregó a sus hermanos, Felipe I de Tarento (que poseía el título de emperador latino de Constantinopla) y Juan, el conde de Gravina, que estaba casado con Matilde, princesa de Morea, aunque se divorció de ella ese mismo año para volverse a casar.

El dominio de Hungría sobre la costa adriática siempre había sido muy débil, y los gobernadores locales habían gozado de gran autonomía Finalmente, bajo el ban Esteban II Kotromanic, la región, conocida como Bosnia, logró su plena independencia. En el último siglo, los bogomilos habían sido objeto de numerosas persecuciones, y Bosnia se había convertido en su último reducto. La mayoría de los señores bosnios pertenecía a esta confesión.

El rey León V de Armenia tuvo que hacer frente a una nueva oleada de invasiones de los mamelucos de Egipto.

Ese año murió sin descendencia el conde Poncio VI de Ampurias, y su condado se unió al de Barcelona.

En Bulgaria murió el rey Teodoro Svetoslav, y fue sucedido por su hijo Jorge II, quien, aprovechando la guerra civil en el Imperio Bizantino, trató de ocupar Adrianópolis, pero fue derrotado en 1323, y murió poco después. Tras unos meses de anarquía (Jorge II no dejó descendencia), se impuso como sucesor Miguel III.

El rey Jaime II de Aragón había recibido las íslas de Córcega y Cerdeña del Papa Bonifacio VIII, si bien nunca había tomado posesión de ellas, y ahora inició una serie de campañas con tal fin. Las operaciones fueron dirigidas por su hijo y heredero Alfonso. La flota zarpó de Cataluña el 28 de mayo, y desembarcó en Palma de Solz, en Cerdeña, desde donde inició el asedio de Vilaesglesias y Càller (Cagliari), ciudades dominadas por Pisa. Los catalanes contaron con el apoyo de la flota genovesa.

Los aztecas llevaban ya más de medio siglo asentados en Tizapan cuando tuvieron que huir una vez más, esta vez por la intransigencia de sus vecinos, que no vieron con buenos ojos que desollaran viva a la hija del señor de Culhuacán.

El rey Magnus VII de Suecia y de Noruega tenía aún siete años cuando Suecia firmó la paz de Pähkinäsaari con el principado ruso de Nóvgorod, con lo que terminó la gran guerra de Carelia, que incorporó este territorio a Finlandia, bajo dominio sueco.

Ese año murió el conde Amadeo V de Saboya, que fue sucedido por su hijo Eduardo.

El Papa Juan XXII canonizó a santo Tomás de Aquino. En su lucha contra los Espirituales, promulgó la bula Cum inter nonnullos, en la que afirmó que, aunque Cristo vivió pobre, reconoció el derecho de propiedad. Mientras tanto, el duque Luis IV de Baviera, ante la negativa de Juan XXII de coronarlo emperador, envió un ejército al norte de Italia, que, naturalmente, contó con el apoyo de los gibelinos. Por otra parte, Luis IV derrotó al rey de Bohemia Juan I de Luxemburgo y se apoderó del margraviato de Brandeburgo, que entregó a su hijo Luis en 1324.

En febrero los gibelinos, apoyados por Luis IV, derrotaron en Vario al rey de Nápoles, Roberto el Prudente.

Desde la derrota de los albigenses y la anexión a Francia del condado de Tolosa, la lengua provenzal había experimentado un fuerte retroceso. Un grupo de caballeros tolosanos se constituyó en la Sobregaya companhia dels set trobadors de Tolosa, y organizó un certamen de poesía provenzal que se celebraría anualmente cada 1 de mayo en la ciudad de Tolosa. Eran los llamados juegos florales. Estaban presididos por una reina, elegida entre las damas de mayor alcurnia, y arbitrados por siete mantenedores, que premiaban la mejor composición del concurso con una violeta de oro. El ganador de la primera edición fue el poeta Artaut Vidal.

Los güelfos perdieron el dominio de Lombardía y en junio Roberto el Prudente se vio obligado a regresar a Nápoles. Su hijo Carlos, el duque de Calabria, enviudó de Catalina de Habsburgo, la hermana de Federico I de Austria, y no tardó en casarse con María, hija del conde Carlos de Valois.

Juan XXII excomulgó a Luis IV, y el teólogo italiano Marsilio de Padua escribió junto al teólogo francés Jean de Jandun el Defensor pacis, en el que atacaban audazmente las pretensiones pontificias sobre el poder temporal y defendían la subordinación de la Iglesia al Estado. También el franciscano Guillermo de Ockham se mostró crítico con la política papal, y fue llamado a Aviñón, donde se le instruyó un proceso.

Mientras tanto el infante Alfonso, hijo de Jaime II de Aragón, había tomado a los pisanos las ciudades de Vilaesglesias y Càller, y un par de victorias más le permitieron apropiarse en poco tiempo de toda la isla de Cerdeña. En el asedio de Vilaesglesias había participado personalmente el rey Sancho de Mallorca, que murió poco después. No dejó descendencia, pero había nombrado heredero a su sobrino de nueve años, que se convirtió en Jaime III de Mallorca. Era hijo de Fernando, el que había llegado a ser príncipe de Morea. Su tío Felipe, abad de un monasterio franciscano de Narbona, hizo de tutor. El rey Jaime II de Aragón, primo del rey Sancho, se consideró legítimo heredero del reino, e incluso hizo un intento de apoderarse de él por la fuerza, pero el Papa Juan XXII se puso firmemente de parte de Jaime III y Jaime II renunció a sus pretensiones.

Ese año murió Marco Polo, en Venecia, colmado de honores, junto a su esposa y sus tres hijas.

También murió el rey Enrique II de Chipre, que fue sucedido por su sobrino Hugo IV.

El rey de Granada, Ismaíl I, había aprovechado la crisis de Castilla para apoderarse de numerosos territorios de la frontera murciana. En la conquista de Martos discutió con Muhammad ibn Ismaíl, hijo del gobernador de Algeciras, sobre la posesión de una cautiva cristiana, y éste tramó una conspiración contra el rey, que murió apuñalado en el palacio de la Alhambra. Fue sucedido por su hijo Muhammad IV.

El sultán mameluco al-Nasir recibió en El Cairo a un invitado singular: a Congo Musa, el emperador de Mali, que organizó una peregrinación a los lugares santos del islam. Formó una caravana compuesta por unos sesenta mil soldados y esclavos, cargada con unas dos toneladas de oro y gran cantidad de víveres. Los cronistas cuentan que al ser recibido por al-Nasir estuvo a punto de producirse un grave incidente diplomático, pues la etiqueta estipulaba que cualquier hombre debía inclinarse ante el sultán, pero esto sería humillante para el emperador. Finalmente se inclinó diciendo: "Me prosterno ante Alá, que me creó y me trajo al mundo", con lo que todos quedaron satisfechos y ambos soberanos trabaron amistad. Cuentan que gastó tanto oro en El Cairo que el metal se devaluó y la economía egipcia se vio afectada durante más de una década.

A su regreso, ya en 1325, se hizo construir una sala de audiencias según los modelos del norte de África. Era una sala cuadrada, cubierta por una cúpula y con las ventanas recubiertas de plata, oro y esmaltes. Concedía audiencia rodeado por trescientos esclavos. Los demandantes permanecían prosternados durante toda la entrevista y se lanzaban polvo sobre la cabeza en señal de respeto. La peregrinación de Congo Musa dio a conocer su Imperio al mundo, y su fama llegó a Europa y Oriente Medio.

En China empezaron a producirse revueltas populares contra los mongoles. Éstos trataron de reforzar las leyes que situaban a los mongoles en un status social superior a los chinos, pero con ello inflamaron el nacionalismo chino y las revueltas se generalizaron.

Cuenta la tradición azteca que, tras pasar dos años errantes, vieron a un águila que devoraba una serpiente sobre un nopal en un islote del lago Texcoco. Como cualquiera habría interpretado, esto era una señal de los dioses para que fundaran allí una ciudad. La llamaron Tenochtitlán. Construyeron casas de cañas tejidas con argamasa. No tenían mucho espacio, pues sus vecinos tepanecas eran más fuertes que ellos y tenían que pagar tributo a Azcapotzalco. En la zona había cinco lagos poco profundos, y los aztecas se dedicaron a fabricar cestos de juncos, de unos dos metros y medio de diámetro, que llenaban de tierra y los ponían en el lago, plantando árboles a su alrededor para mantenerlos fijos. Con estos cestos, en los que cultivaban plantas de diversas especies, fueron drenando los lagos.

Cuando Alfonso, el hijo de Jaime II de Aragón, dejó Cerdeña después de haberla conquistado, los gobernadores catalanes que puso al frente de la isla actuaron tormemente y dieron pie a que los pisanos estimularan revueltas en las ciudades de Càller y Sàsser (Sassari), que, no obstante, fueron sofocadas. Ese año Jaime II nombró conde de Ampurias a su hijo Pedro I, que acababa de cumplir veinte años.

Ramon Muntaner, a sus cincuenta años, decidió retirarse a la localidad de Chirivella, en el reino de Valencia, donde empezó a escribir una Crónica en la que cuenta la historia de la Corona de Aragón desde Jaime I.

Isabel de Francia, la hermana del rey Carlos IV de Francia y esposa de Eduardo II de Inglaterra, se peleó con su marido. Las malas lenguas dicen que éste era homosexual y que no atendía debidamente a su esposa. La situación llegó a un punto en que Eduardo II confiscó todos los bienes a Isabel, que se las arregló para huir a Francia con su hijo Eduardo. Poco después, el conde Roger Mortimer logró evadirse de su cautiverio y se reunió en Francia con la reina, convirtiéndose en su amante.

El rey de Nápoles, Roberto el Prudente, envió a su hijo Carlos contra Sicilia, pero el 23 de septiembre los gibelinos vencieron a sus aliados güelfos de Florencia en Altopascio, y el 15 de noviembre derrotaron también a los güelfos de Bolonia en Zappolino, por lo que Carlos abandonó la campaña de Sicilia sin haber obtenido ningún resultado y se dirigió a Florencia, donde los güelfos le entregaron la ciudad. Según el tratado de Caltabellota, el señorío de Federico II sobre Sicilia era vitalicio, pero no hereditario. Sin embargo, después de los ataques de Roberto el Prudente, Federico II se consideró liberado de tal compromiso y nombró heredero a su hijo Pedro.

Ese año murió el conde Carlos de Valois y de Anjou. Fue sucedido por su hijo Felipe. También murieron el rey Dionisio de Portugal, que fue sucedido por su hijo Alfonso IV el Bravo, y el Gran Príncipe de Moscú, Yuri Danilovich, que fue sucedido por su hermano Iván I. Sin embargo, Dimitri, el príncipe de Vladímir, hijo de Yuri Danilovich, que había muerto el año anterior, logró del kan de la Horda de Oro que el título de Gran Príncipe volviera a su familia. En el sultanato de Delhi, el sultán Giyat al-Din murió por instigación de su hijo Ulug kan, y fue sucedido por Muhammad Tugluq.

El rey Alfonso XI de León y Castilla fue reconocido mayor de edad al cumplir los catorce años, y pronto demostró una capacidad impropia de su edad. No tardaría en ser conocido como Alfonso XI el Justiciero, y no por su amor a la justicia, sino a los ajusticiamientos, con los que empezó a poner orden entre la díscola nobleza castellanoleonesa. Se deshizo hábilmente de la influencia de sus tutores: a Juan Manuel lo neutralizó primeramente fingiendo querer casarse con su hija Constanza, pero cuando el infante se dio cuenta de que estaba siendo burlado, se alió con Juan el Tuerto, al que el rey también había despachado, y le ofreció la mano de Constanza. Sin embargo, Juan el Tuerto murió oportunamente en un banquete ofrecido por Alfonso XI en Toro, en 1326. (Hay quien dice que lo mató el rey en persona.)

Juan Manuel se dedicaba también a la literatura. Había escrito El libro de la caza, el Tratado de las armas y el Libro de los castigos o consejos que hizo don Juan Manuel para su hijo don Fernando. Este año terminó el Libro del caballero y del escudero, imitación de un libro de Ramon Llull, en el que, bajo una rudimentaria y disconexa trama novelesca, un escudero va recibiendo todas las enseñanzas que le son necesarias para alcanzar el perfecto estado de la caballería. Tales "conocimientos" están extraídos principalmente de las Etimologías de san Isidoro y de los escritos de Alfonso X.

Jaime II firmó una paz con Pisa sobre Cerdeña.

En Japón continuaba el pulso entre el emperador, Daigo II, y el shikken. Éste pidio su abdicación, pero el emperador obtuvo el apoyo de la nobleza y se negó. Más aún, nombró sucesor a su hijo.

En el Imperio Bizantino, el emperador Andrónico II y su nieto Andrónico continuaban su guerra civil. El rey Miguel III de Bulgaria había empezado su reinado manteniendo el apoyo búlgaro a Andrónico II, pero ahora decidió aliarse con su nieto. Éste contrajo matrimonio con Ana de Saboya, hermana del conde Eduardo de Saboya.

La Iglesia Rusa apoyó el ascenso de Moscú frente a Vladímir cuando el metropolitano (la máxima autoridad eclesiástica en Rusia) decidió trasladar su sede de éste a aquel principado.

Al ocupar el trono, el rey Cristóbal II de Dinamarca había firmado una carta en la que se comprometía a respetar los derechos de la Iglesia y de la nobleza, pero no tardó en incumplir su compromiso. Ahora los nobles lo expulsaron y pusieron en su lugar a un joven duque de doce años llamado Valdemar III.

En Rímini murió Pandolfo I, el último de los hermanos Malatesta. Sus extensos territorios pasaron a sus hijos, Malatesta III y Galeotto, que los incrementaron aún más mediante una serie de luchas locales.

En Escocia murió el senescal Walter, que fue sucedido por su hijo Roberto, de diez años. Su madre, María, la hermana del rey David II, había muerto el mismo año de su nacimiento.

También murió el emir turco Osmán I y fue sucedido por su hijo Orján, que pronto se impuso sobre los emiratos vecinos y organizó un estado sólido. La forma árabe de Osmán es Utmán y, por ello, los turcos gobernados por Osmán  I y sus descendientes fueron conocidos en Europa como turcos Otomanos. Orján confió la administración a su hermano, el visir Alá-al-Din, que impuso tributos en dinero y hombres. El emir instituyó un cuerpo de infantería regular, los jenízaros, que se nutría principalmente de niños cristianos capturados o "recaudados", que eran educados en un islamismo fanático. Por si el islamismo fanático no era suficientemente patético, les dio como emblema una marmita, símbolo de la abundante alimentación que se les proporcionaba, y sus oficiales tenían nombres de cargos culinarios: maestro de la gran sopera, jefe de cocina, aguador, etc.

Isabel de Francia logró el apoyo de su hermano, el rey Carlos IV, contra su marido, el rey Eduardo II de Inglaterra, y el apoyo del rey de Francia implicaba automáticamente el apoyo del Papa, Juan XXII. Así, Roger Mortimer e Isabel volvieron a Inglaterra donde se pusieron al frente de una insurrección nacional. La población de Bristol asesinó al conde Hugo el Despenser, y poco después moría también su hijo Hugo el Joven, a manos de sus adversarios. El 20 de enero de 1327 el Parlamento obligó a Eduardo II a abdicar en su hijo Eduardo III, que aún no había cumplido los quince años. La reina Isabel ejerció como regente. Obviamente, las relaciones entre Francia e Inglaterra mejoraron a partir de este momento, y Carlos IV llegó a un acuerdo con los ingleses sobre las fronteras de sus posesiones en Aquitania. Por otra parte, el rey Roberto I de Escocia supo aprovechar los disturbios en Inglaterra para aniquilar completamente la influencia inglesa en su país. En el tratado de York los ingleses admitieron su derrota.

Ese año murió el rey Jaime II de Aragón, y fue sucedido por su hijo Alfonso IV. Poco antes había enviudado de Teresa de Entenza, la condesa de Urgel, y ahora el rey traspasó el condado a su tercer hijo (su segundo hijo varón), que pasó a ser el conde Jaime I de Urgel. Ese mismo año había muerto Constanza, la hermana de Jaime II casada con el infante Juan Manuel de Castilla, el cual se casó al poco tiempo con Blanca de la Cerda, hija del infante Fernando de la Cerda que había pretendido la corona castellanoleonesa en varias ocasiones.

Mientras tanto, el rey chichimeca Quinatzin extendió sus dominios hacia el sur y trasladó su capital a Texcoco, situada junto al lago del mismo nombre. Nuevos grupos de bárbaros chichimecas estaban llegando al valle de México desde el norte, pero fueron desviados hacia la sierra Nevada.

El rey de Alemania Luis IV de Baviera entró en Milán y allí recibió la corona de hierro lombarda, asociada al título de rey de Italia. Junto a él estaba el teólogo Marsilio de Padua, y también Jean de Jandun, que había tenido que huir de Francia. Los romanos, resentidos contra el Papa por haberse trasladado a Aviñón, se rebelaron en septiembre, expulsaron a los güelfos y ofrecieron la ciudad a Luis IV. En Milán, Luis IV desconfió de Galeazzo I Visconti y lo hizo encarcelar.

Los cronistas de la época afirman que el 21 de septiembre Isabel de Francia y Roger Mortimer hicieron ejecutar a Eduardo II. Sin embargo, recientemente se ha encontrado una nota de un sacerdote genovés, notario pontificio, según la cual Eduardo II pudo huir de su prisión tras matar a un guardia, cuyo cadáver fue enterrado en su lugar. Según este relato, que destaca por la veracidad de sus detalles, Eduardo II pasó a Irlanda, de ahí a Francia, a Colonia y por último a los Alpes italianos, donde habría acabado sus días como ermitaño.

El 27 de diciembre Carlos IV de Francia nombró par de Francia, conde de La Marche y duque de Borbón al que hasta entonces era señor de Borbón, y que a partir de ese momento fue conocido como Luis I el Grande. Recordemos que Luis I pertenecía a la familia de los Capetos, pues era nieto (por vía masculina) del rey Luis IX el Santo.

En principio, el rey Eduardo III de Inglaterra había adoptado también el título de rey de Escocia, pero en 1328 Inglaterra reconoció definitivamente la independencia de Escocia en el tratado de Northampton, en el que se acordó además el matrimonio de Juana, hermana de Eduardo III, con David, hijo del rey Roberto I de Escocia. Ese mismo año Eduardo III se casó con Felipa, hija del conde Guillermo III de Holanda.

El rey Alfonso XI de Castilla se casó con María, hija del rey Alfonso IV de Portugal.

En Lorena murió el duque Federico IV, que fue sucedido por su hijo Raúl.

Felipe V de Francia
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