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Europa y Norteamérica estaban sufriendo un proceso de industrialización que estaba alterando dramáticamente la estructura social. La llegada de productos baratos del extranjero volvió poco rentables las tareas agrícolas, por lo que muchos trabajadores emigraron a las ciudades en busca de trabajo, y se convirtieron en proletarios, es decir, en gentes sin tierras ni negocios que sólo podía subsistir ofreciendo su trabajo a cambio de un salario. La mano de obra era abundante, y las máquinas permitían desempeñar muchos trabajos sin necesidad de la más mínima cualificación, por lo que los empresarios podían permitirse pagar sueldos miserables a cambio de largas jornadas laborales, a veces de más de catorce horas. Entre los obreros se encontraban sin distinción hombres, mujeres y niños. Su bajo nivel cultural, su debilidad económica y la ausencia de protección legal privaba a los proletarios de prácticamente toda esperanza de mejorar su situación. Desde sus escasas posibilidades de análisis, muchos trabajadores achacaban sus desgracias a las máquinas. La idea de que una máquina pudiera realizar el trabajo de varios hombres hizo que muchos las vieran como una amenaza, pues los empresarios podrían prescindir de la mayor parte de sus trabajadores. Los primeros prototipos de vehículos de vapor habían sido ocasionalmente objeto de la ira de algunos trabajadores más por recelo y desconcierto que por otras razones, pero recientemente en Gran Bretaña había surgido un movimiento proletario que identificó en las máquinas su principal enemigo. Desde Nottingham, a lo largo de 1812 se extendió por Lancashire. Muchos empresarios empezaron a recibir cartas intimidatorias en las que se les daba un plazo para retirar sus máquinas o, de lo contrario, irían hombres a destruirlas, con autorización para matar a los propietarios si oponían resistencia. Muchas de ellas estaban firmadas por un imaginario Capitán Ludd, (a veces general, o incluso rey Ludd), por lo que el movimiento recibió el nombre de luddismo.
El 2 de enero de 1812, tras
varias horas de combate, José María Calleja
entró
en Zitácuaro y la Suprema
Junta
Nacional Americana tuvo que trasladarse a Sultepec, aunque sus
integrantes no
tardaron en dispersarse por todo México y todos reclamaban
la
jefatura, con lo que en la práctica dejó de existir.
Las acciones del capitán José Gervasio Artigas no
respetaban el tratado firmado entre Montevideo y Buenos Aires. El
gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, envió un
representante a Buenos Aires para quejarse y la respuesta del
triunvirato fue darle dos horas para abandonar la ciudad. Por
ello, el 6 de enero Vigodet dio
por roto el acuerdo.
El 9 de enero Artigas
firmó una alianza con la Junta del Paraguay contra el
ejército portugués de Diogo de Sousa, que
permanecía en la Banda Oriental.
Tras la retirada de Masséna, Wellington se apresuró
a
poner sitio a Ciudad Rodrigo. El asedio empezó el 8 de enero. La tarde del 19 de enero, cuando la
artillería
había abierto dos brechas en las murallas, Wellington
ordenó el ataque, sus soldados se abrieron paso por las
brechas
y terminaron acorralando a los franceses en la plaza principal,
donde
se rindieron. Mientras tanto, Suchet entraba en Valencia.
El 20 de enero, tras varios
días de enfrentamientos, los insurgentes mexicanos, bajo
las
órdenes del general Hermenegildo
Galeana, fueron derrotados en Tecualoya,
pero el 22 de enero José
María Morelos logró derrotar al ejército
realista
que había vencido a Galeana y recuperó varias piezas
de
artillería que éste había perdido. El 31 de enero Morelos entró en
la
ciudad de Cuautla, donde
fusilló a cincuenta soldados realistas.
Desde finales del año anterior, el territorio de Luisiana
venía sufriendo una serie de terremotos de gran intensidad.
El
más potente se produjo el 7 de
febrero, y destruyó la ciudad de New Madrid, junto al
río
Mississippi. El terremoto rompió el curso del río y
formó unas cataratas, así como un lago que fue
bautizado
como Reelfoot Lake. Los
temblores pudieron notarse incluso en puntos tan alejados como la
ciudad de Nueva York.
El 11 de febrero se
estrenó en Viena el quinto
concierto
para piano de Beethoven.
En Chile, Juan Martínez de Rozas se había hecho
fuerte
en Concepción y no reconocía la dictadura de
José
Miguel Carrera, pero, por mediación de Bernardo O'Higgins,
el 12 de febrero se
llegó a un acuerdo
por el que Carrera reconocía a la Junta de Gobierno de
Concepción.
El 18 de febrero Félix
María Calleja lanzó un primer ataque contra Cuautla,
que
resultó frustrado por las fortificaciones levantadas por
los
insurgentes. El 19 de febrero
realizó un segundo intento y, ante la imposibilidad de
entrar en
la ciudad, la puso bajo asedio.
Napoleón seguía preparando una campaña
contra
Rusia y el 23 de febrero
firmó una alianza con el rey Federico Guillermo III de
Prusia.
Ese mismo día los insurgentes mexicanos bajo las órdenes de Mariano Matamoros obtuvieron una victoria frente a los realistas en Izúcar.
El parlamento británico estaba discutiendo una ley para
convertir la destrucción de maquinaria industrial en un
delito
capital. Entre los pocos que mostraron simpatías por el luddismo se encontraba un
joven
barón de veinticuatro años llamado George Gordon Byron,
más
conocido como lord Byron,
que
pronunció un famoso discurso contra el proyecto de ley en
la Cámara de los Lores.
Sin
embargo la ley fue aprobada y 12.000 soldados fueron destinados a
las
zonas donde los ludditas actuaban.
Lord Byron había publicado ese año los dos primeros cantos de Las peregrinaciones de Childe Harold, un poema, en gran parte autobiográfico, que describe los viajes y reflexiones de un joven hastiado del mundo. Aunque Byron pensaba que no iba a tener éxito, tuvo una gran acogida y su autor se hizo famoso.
En el Río de la Plata, el 27
de
febrero el triunvirato destituyó a
Pueyrredón y
puso a Manuel Belgrano al frente del ejército
del Norte, que instaló su cuartel general en San Salvador de Jujuy. El 4 de marzo la flota de
Montevideo bombardeó por tercera vez Buenos Aires,
también sin previo aviso, como había sucedido la
primera
vez, aunque los daños causados fueron mínimos. El 9 de marzo llegó a
Buenos Aires José de San Martín, procedente de
Londres.
El triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel
que
había alcanzado en el ejército español y le
encargaron de instruir al ejército en las técnicas
militares que había aprendido en España.
El 14 de marzo Napoleón
firmó una alianza con Austria que le aseguraba su apoyo en
una
eventual guerra contra Rusia.
El 16 de marzo Wellintgon
inició el asedio a Badajoz. La guarnición francesa
en la
ciudad contaba con unos 5.000 hombres, mientras que Wellington
contaba
con 25.000 soldados británicos y portugueses. Lluvias
torrenciales dificultaron la construcción de trincheras.
El 19 de marzo las cortes de
Cádiz aprobaron la Constitución
Española
de 1812, conocida popularmente como La Pepa, porque ese
día era
la festividad de San José. La constitución
establecía una monarquía paralamentaria con
división de poderes y sufragio universal indirecto.
Establecía una larga lista de derechos y libertades
individuales, entre los que no figuraba la libertad de
religión,
pues sólo permitía la religión
católica.
España envió a Venezuela un pequeño
contingente
bajo el mando del capitán de fragata Domingo de Monteverde, que el
22 de marzo obtuvo una victoria
sobre los
independentistas gracias a que la caballería de
éstos se
pasó al bando realista y atacó a la
infantería
venezolana.
El 25 de marzo los realistas
derrotaron a los independentistas venezolanos en la batalla naval
de Sorondo, sobre el
río
Orinoco. El 26 de marzo era
jueves
santo,
y el Señor tuvo a bien enviar ese día a sus devotos
fieles caraqueños un terremoto. Como todo el mundo estaba
en las
iglesias, muchos murieron sepultados bajo las piedras. Monteverde
aprovechó el caos provocado por el terremoto para realizar
notables progresos para la causa realista.
El 5 de abril los realistas
cercaron a un contingente de insurgentes mexicanos en Huajuapan. Los asediados
carecían de artillería, pero fundieron campanas para
hacer con ellas cañones.
Después de haber sometido la ciudad a un intenso
bombardeo,
el 6 de abril Wellington se
dispuso
a atacar Badajoz. Consiguió ocuparla con grandes
pérdidas, pues el número de muertos y heridos
ascendió a los cinco millares de hombres. Tras hacerse con
el
control de la ciudad, los soldados de Wellington la sometieron a
un
brutal saqueo que duró tres días. Hubo asesinatos,
violaciones, e incluso algunos oficiales británicos fueron
asesinados cuando trataban de imponer el orden entre sus tropas.
Las tensiones entre Francia y Rusia llegaron a un punto de
ruptura
cuando Rusia exigió a Francia que evacuara Prusia.
En Buenos Aires, Juan José Paso y Feliciano Chiclana,
miembros del triunvirato que gobernaba las Provincias Unidas del
Río de la Plata, habían mantenido serias disputas
entre
ellos, y ambos acabaron presentando su dimisión, pero
sólo la de Paso fue aceptada, que fue sustituido por Juan
Martín de Pueyrredón, que acababa de llegar a Buenos
Aires.
El 20 de abril murió
George Clinton, el vicepresidente de los Estados Unidos.
En vista de los cada vez más alarmantes éxitos
realistas, el 25 de abril el
Congreso de Caracas decidió sustituir a su presidente,
Cristóbal Mendoza, por Francisco de Miranda, con más
experiencia militar, al que se le otorgaron poderes dictatoriales.
El 30 de abril el territorio
de
Orleans se convirtió en el Estado de Luisiana, el
decimoctavo de los
Estados Unidos de América. El territorio situado más
al
norte, que hasta entonces se había llamado Distrito de
Luisiana,
se convirtió en el Territorio
de
Misuri.
El 2 de mayo Morelos
logró
salir de Cuautla con sus hombres eludiendo el cerco establecido
por
Calleja. Éste entró en la ciudad indefensa y sus
hombres
hicieron una matanza entre sus habitantes, por haber acogido a los
insurgentes.
El 11 de mayo, cuando el
primer
ministro británico Spencer Perceval estaba entrando en la
Cámara de los Comunes, un hombre se le acercó y le
disparó en el pecho con una pistola. El asesino, que no
hizo
ningún intento de escapar, se llamaba John Bellingham, y era un
comerciante que había sido encarcelado injustamente en
Rusia y
que había realizado varias peticiones al gobierno para
cobrar
una indemnización, pero todas habían sido
rechazadas.
El 22 de mayo se firmó
el tratado de Bucarest
que
ponía fin a la guerra ruso-turca. Rusia se anexionó
Besarabia y el Imperio Otomano renunció a sus aspiraciones
sobre
Georgia.
Con el fin de levantar el ánimo de sus tropas, Manuel
Belgrano el 25 de mayo les
presentó una bandera de su creación formada por dos
franjas de color azul celeste separadas por una banda blanca. El 26 de mayo el gobierno de las
Provincias Unidas del Río de la Plata firmó con
Portugal
el tratado de
Rademaker-Herrera,
llamado así por los representantes de ambos estados (el
británico Juan Rademaker
de parte de Portugal y el rioplatense Nicolás
Herrera), en virtud del cual Portugal aceptaba retirar su
ejército de la Banda Oriental. El tratado se firmó
por la
presión de los británicos, que eran aliados de los
españoles y sabían que España no veía
con
buenos ojos la invasión portuguesa, aunque su finalidad
fuera
teóricamente combatir a los independentistas. El tratado se
negoció y firmó en Buenos Aires, pero Diogo de Sousa
se
negó a cumplirlo. Cuando fue comunicado a Río de
Janeiro,
el gobierno portugués consideró que Rademaker se
había extralimitado en sus concesiones y tampoco lo
aceptó.
El 28 de mayo José
María Morelos derrotó a los realistas en Escamela.
El asesinato de Perceval tuvo lugar en el peor momento posible,
pues
por esas fechas estaban ultimándose las negociaciones entre
Gran
Bretaña y los Estados Unidos para poner fin a las
restricciones
comerciales que Gran Bretaña mantenía hasta el
momento.
El presidente
Madison consideró que ya no podía contener la
presión de quienes
consideraban que debía declararse la guerra a Gran
Bretaña, así que el 1 de
junio
lo sometió a deliberación en el Congreso. El debate
fue
acalorado, pues los Estados de Nueva Inglaterra eran
probritánicos y estaban en contra, mientras que los del sur
y
los del oeste eran profranceses y estaban a favor. Al final la
guerra
fue declarada por 79 votos a favor y 49 en contra en la
Cámara
de Representantes y por 19 a 13 en el Senado.
Mientras tanto en Gran Bretaña el príncipe regente
estaba tratando de formar un nuevo gobierno con una alianza de whigs y tories, pero los whigs y los tories no estaban por la
labor de
aliarse, así que, finalmente, el 8
de junio
conservó el gabinete de Perceval y puso a su frente a Robert Jenkinson, lord Liverpool.
El 13 de junio Wellington
salió de Ciudad Rodrigo hacia Salamanca, donde estaba
atrincherado el mariscal Marmont. A sus soldados y a los
portugueses
había añadido contingentes españoles, con lo
que
en total contaba con unos 50.000 hombres. Marmont decidió
salir
de Salamanca con el grueso de su ejército para recibir
10.000
hombres de refuerzo que estaban en camino desde Asturias.
El 16 de junio el nuevo
gobierno
británico levantó todas las restricciones al
comercio con
los Estados Unidos.
El 17 de junio Wellington
llegó a Salamanca y empezó a preparar el asedio.
Cuando
Marmont vio que Wellington
no le seguía volvió sobre sus pasos, y Wellington
tuvo
que destinar parte de sus tropas a mantenerlo a raya. Durante
cuatro
días mantuvieron pequeñas escaramuzas.
El 18 de junio, el presidente
Madison firmó la declaración de guerra contra Gran
Bretaña sin saber que el casus
belli había desaparecido. Cuando las noticias
cruzaron el
océano Atlántico en ambos sentidos, ambos
países
se enteraron de que estaban en guerra por un asunto que ya
había
sido resuelto. Pero los belicistas estadounidenses no iban a dejar
que
semejante minucia les arruinara varios meses de campaña,
así que lograron que los Estados Unidos exigieran
más
condiciones a Gran Bretaña, ésta se negó y la
guerra estalló de todos modos.
El Papa Pío VII seguía prisionero de
Napoleón,
aunque todos los intentos de éste por arrancarle cualquier
clase
de concesión habían resultado inútiles. El
emperador decidió trasladarlo secretamente de Savona a
Fontainebleau para ocuparse personalmente del asunto. El 20 de junio llegó a su nuevo
lugar
de cautiverio. Estaba muy enfermo. Por el camino había
llegado a
recibir la extrema unción. Napoleón se sintió
desconcertado cuando el Papa lo llamó "mi querido hijo", y
añadió: "un hijo
un
poco cabezota, pero un hijo igualmente".
Ese mismo día el duque Francisco IV de Módena se
casó con su sobrina María Beatriz Victoria de
Saboya,
hija del rey Víctor Manuel I de Cerdeña y de su
hermana
María Teresa.
El 21 de junio Wellington pudo
ocupar
Salamanca, y Marmont se retiró a toda prisa porque ahora
Wellington podía emplear todos sus efectivos contra
él.
El 22 de junio Napoleón
declaró la guerra a Rusia. Tras ofrecer una última
propuesta de paz a San Petersburgo, de la que no recibió
respuesta, el 24 de junio
cruzó el río Niemen, que marcaba la frontera con la
Polonia rusa, al frente de su Grande
Armée, convertida en el mayor ejército
jamás visto en Europa, con casi 700.000 hombres. El general
Mijail Barclay de Tolly
defendía la ruta hacia San Petersburgo con 130.000 hombres,
mientras que Bragation defendía la ruta hacia Moscú
con
62.000.
El 30 de junio los realistas
presos en Puerto Cabello,
en
Velezuela, se rebelaron y lograron controlar la ciudad y apresar a
los
independentistas que había en ella, entre ellos
Simón
Bolívar.
El 4 de julio José
María Morelos derrotó a los realistas en Zitlala.
Ese mismo día el territorio de Luisiana que no formaba
parte
del nuevo Estado de Luisiana fue redenominado Territtorio de Misuri, para
evitar
confusiones. El Misuri es un afluente del Mississippi.
El 7 de julio, cuando se vio
que Napoleón se dirigía hacia Moscú,
Bragation
recibió la orden de marchar a lo largo de la orilla
izquierda
del Dniéper para evitar que los franceses lo cruzaran o, al
menos, para retenerlos en Smoliensk hasta que Barclay de Tolly
pudiera reunirse con él.
Mientras tanto, en España, Marmont, que se había
replegado detrás del Duero, recibió los refuerzos
que
esperaba, y decidió tomar la iniciativa contra Wellington.
El 12 de julio una
pequeña
flota británica destruyó en Lyngor el último resto
de la
flota danesa, la fragata Najaden,
que se hundió dejando 133 muertos y 82 heridos.
El 14 de julio el zar
Alejandro I
apareción en público en Moscú para arengar a
sus
súbditos.
El 16 de julio Marmont hizo un
simulacro de cruzar el Duero. Wellington dispuso a sus hombres
para la
batalla, pero el grueso de las tropas de Marmont cruzó por
otro
punto y pilló desprevenidos a los aliados. Sin embargo,
Wellington dirigió bien a sus disciplinados soldados y
maniobró tratando de evitar el flanqueo. Durante tres
días, ambos ejércitos maniobraron tratando de
atacarse
por los flancos.
Los estadounidenses planearon una triple invasión de
Canadá: desde el lago Champlain hacia Montreal y Quebec,
desde
el Niágara hacia el oeste y desde Detroit hacia el este.
Sin
embargo, la ofensiva desde Champlain nunca se llevó a cabo,
pues
requería soldados de Nueva Inglaterra y Nueva Inglaterra se
oponía a "la guerra de
Mr.
Madison", como era llamada. La invasión desde
Detroit fue
asignada al general William
Hull,
que el 15 de julio
empezó con
los preparativos. Sin embargo, fueron los británicos los
que
llevaron la iniciativa. El 17 de julio
tomaron Fort Mackinac,
en la
isla Mackinac, en el lago
Michigan. Los indios de la zona se aliaron con los
británicos.
Tecumseh recibió el grado de general de brigada.
El 20 de julio los
ejércitos de Wellington y Marmont marchaban
prácticamente
en paralelo
llegando a estar a 500 metros, sin que nadie se decidiera a
atacar.
Tras un nuevo día de maniobras, el 22
de julio Wellington tenía a sus hombres dispuestos
junto
a Los Arapiles de forma
que
podía tanto entablar batalla como retirarse ordenadamente
según hiciera el enemigo. Allí se libró
finalmente
la batalla decisiva entre ambos ejércitos, en la que
Wellington
se reveló como un gran estratega. Al anochecer, los
franceses
huyeron con muchas bajas y al día siguiente Wellington
entró triunfal en Salamanca.
El 23 de julio José
María Morelos llegó a Huajuapan y puso en fuga a los
realistas que la asediaban, quienes abandonaron toda su
artillería y muchos caballos.
Mientras tanto una
división de la Grande
Armée, con 26.000 hombres bajo el
mando del mariscal Louis Nicolas
Davout, llegó a Moguilev,
por donde los franceses pensaban cruzar el Dniéper. Poco
después llegó Bragation y trató de impedir el
cruce, pero tuvo que retirarse derrotado.
Domingo de Monteverde avanzaba imparable hacia Caracas y Miranda
se
vio obligado a negociar la rendición de los
independentistas,
que se firmó en San Mateo
el 25
de julio. Los independentistas accedías a deponer
las
armas a cambio de inmunidad para sus personas y sus bienes.
Ese mismo día, otro contingente del ejército
francés, con
28.000
hombres bajo el mando de Murat, fue retenido en Ostrovno por un
ejército ruso
algo menor, pero que ofreció resistencia hasta el
día
siguiente, el 26 de julio, lo
que
dio cierta ventaja a Barclay de Tolly en su camino hacia las
posiciones
de Bragation. Doce escuadrones de caballería francesa
dirigidos
por Nicolas Oudinot
marchaban
hacia San
Petersburgo, pero el 28 de julio
fueron sorprendidos por ocho escuadrones de húsares y
cosacos y
tuvieron que retirarse hasta Klyastitsy.
Ante la noticia de que un ejército peruano de 3.000
soldados
bajo el mando del general Pío
Tristán avanzaba hacia Jujuy, el 29 de julio Manuel Belgrano,
siguiendo
órdenes de Buenos Aires, instó a la población
a
evacuara la ciudad en dirección a Córdoba sin dejar
nada
que pudiera serle útil al enemigo. Las cosechas y las casas
debían ser quemadas. Teniendo en cuenta que amenazó
con
fusilar a quien no cumpliera la orden, nadie opuso resistencia y
el éxodo jujeño
empezó paulatinamente.
Por esas fechas, José de San Martín fundaba en
Buenos
Aires una logia masónica a la que llamó Logia Lautaro, en honor del
cacique
araucano que en el siglo XVI dirigió la resistencia a los
españoles. Al parecer, una logia con el mismo nombre se
había fundado en Cádiz el año anterior. La Logia
Lautaro se asoció al poco tiempo con la Sociedad
Patriótica de los morenistas, con lo que se volvió
opuesta al gobierno del triunvirato.
En Klyastitsy, el 30 de julio Oudinot tuvo que hacer
frente
a un
ataque ruso dirigido por el general Peter
Wittgenstein. Derrotado, Oudinot tuvo que retirarse a Polotsk, con lo que el ataque
a San
Petersburgo resultó frustrado.
Ese mismo día Francisco de Miranda esperaba en el puerto de La Guaira para embarcar rumbo a Gran Bretaña, pero fue apresado por un grupo de oficiales (entre los que se encontraba Simón Bolívar) que consideraban una traición su capitulación ante los españoles. Lo acusaron de malversar caudales públicos y lo entregaron a las autoridades españolas, que lo encarcelaron en Puerto Cabello. Bolívar, "como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda", recibió un salvoconducto para exiliarse en el extranjero.
Mientras tanto, Wellington entraba en Valladolid.
Cuando el general Hull se enteró de que la isla Mackinac
había caído en manos británicas y que
habían recibido el apoyo de las tribus indias,
abortó la
recién iniciada invasión de Canadá y el 3 de agosto estaba de nuevo en
territorio
estadounidense.
El 5 de agosto, Tecumseh, al
frente de dos docenas de guerreros indios, atacó a unos
doscientos milicianos estadounidenses cerca de Brownstown, quienes, presos
del
pánico, fueron puestos en fuga. Hubo 18 muertos, 12 heridos
y 70
desaparecidos. El 9 de agosto
75
soldados británicos, 60 milicianos canadienses y 70 indios
bajo
el mando de Tecumseh atacaron a unos 600 soldados estadounidenses
(la
mitad de ellos milicianos) en Maguaga.
El combate fue una sucesión de despropósitos: los
británicos confundieron a sus aliados indios con enemigos y
un
toque de corneta fue erróneamente interpretado como una
orden de
retirada. Los estadounidenses no sólo no aprovecharon la
confusión británica, sino que se acobardaron y
permanecieron escondidos incluso después de que los
británicos hubieran huido.
El 12 de agosto Wellington
entraba en Madrid, mientras
el rey José I huía hacia Valencia.
Mientras tanto, Napoleón trataba inútilmente de
trabar
combate contra los rusos. Barclay de Tolly sabía que no
podría derrotar a los franceses en una batalla en regla,
así que trataba de encontrar una posición en la que
atrincherarse. Sin embargo, la rapidez del avance francés
hacía que, cada vez que Napoleón le daba alcance sin
estar debidamente preparado para resistir su ataque, se retiraba
destruyendo cuanto pudiera ser útil a los franceses para
aprovisionarse. Esto se ha interpretado a menudo como una
política de "tierra quemada", pero en realidad fue
más
bien una huida forzada. El 14 de
agosto
Napoleón cruzó el Dniéper por Rassna a través de
puentes
construidos durante la noche. El 15 de
agosto derrotó a una división rusa que se
retiró a Smoliensk, donde se encontraba Barclay con el
grueso de
su ejército.
Ese mismo día un grupo de guerreros indios atacó a
una
columna de civiles que acababa de evacuar Fort Dearborn escoltada por
unos 70
soldados. El resultado fue una carnicería. Mataron a
más
de medio centenar de personas y a muchos otros los capturaron para
venderlos como esclavos a los británicos. Éstos los
compraron para ponerlos inmediatamente en libertad. Poco
después
los británicos tomaron Fort
Dearborn. Mientras tanto, el general sir Isaac Brock se presentó
ante
Detroit y exigió a Hull su rendición. Para
intimidarlo,
vistió a sus milicianos con uniformes británicos e
insinuó que en caso de un ataque no podría evitar
que sus
aliados indios cometieran toda clase de atrocidades. Los
británicos empezaron a bombardear la Detroit y, oyendo los
gritos de guerra de los indios, contra la opinión de sus
subordinados, Hull, que temía una matanza y tenía a
su
hija y a su nieto en la ciudad, izó la bandera blanca. Los
milicianos estadounidenses fueron liberados, mientras que los
soldados
regulares fueron llevados prisioneros a Quebec. El general Hull
fue
llevado ante un consejo de guerra por la rendición de
Detroit, y
fue condenado a la pena de muerte, pero fue indultado por el
presidente
Madison.
El 16 de agosto
Napoleón lanzó un primer ataque sobre los suburbios
de
Smoliensk, pero los rusos no respondieron. El 17
de agosto, viendo que los rusos no están
dispuestos a
salir, ordenó instalar artillería en una colina
cercana.
Al caer la noche, la ciudad estaba en llamas y los rusos se vieron
obligados a abandonarla con muchas bajas. Ese mismo día
Wittgenstein atacó a Oudinot en Polotsk. El combate fue
indeciso, pero los franceses conservaron su posición.
Napoleón perseguía con furia al ejército de
Barclay que se aproximaba cada vez más a Moscú. El 18 de agosto la vanguardia se su
ejército se enfrentó a la retaguardia del de
Barclay. El
combate se produjo en un terreno pantanoso cerca de Valutino, y ambas partes
terminaron
con varios miles de bajas. Teóricamente fue una victoria
francesa, pues los rusos acabaron huyendo, pero la ventaja que
proporcionó fue nula. Barclay continuó con su huida
hacia
Moscú.
El 19 de agosto un barco de
guerra estadounidense, el Constitution,
bajo el mando de Isaac Hull
(hermano del incompetente deneral William Hull), se
encontró con
el Guerriere, el barco
británico que el año anterior había intentado
capturar sin éxito el Presidente.
Tras dos horas y media de disparos de cañón, el Guerriere quedó
acribillado
e inservible.
El 23 de agosto toda la
población civil había abandonado Jujuy, y Belgrano,
imitando sin saberlo al general Barclay, salió de la ciudad
con
su ejército.
El 27 de agosto Simón
Bolívar dejó Venezuela con rumbo a la isla de Curaçao, muy cerca de
la
costa venezolana, pero bajo dominio británico.
El ejército peruano de Tristán había llegado
a
Jujuy y el 1 de septiembre
entraba
en Salta. El 3 de septiembre la vanguardia de
Tristán alcanzó a la retaguardia de Belgrano junto
al río de las Piedras
y se
libró un combate en el que los peruanos fueron puestos en
fuga
con numerosas bajas. Tras esta escaramuza, Belgrano juzgó
que,
en lugar de dirigirse hacia Córdoba según las
órdenes recibidas, sería mejor refugiarse en Tucumán.
El 3 de septiembre, una
partida
de indios atacó el pueblo de Pigeon
Roost, en el territorio de Indiana, donde mataron
veinticuatro
colonos, incluidos quince niños. Otros dos niños
fueron
secuestrados. El suceso fue conocido como la masacre de Pigeon Roost.
Poco antes de la batalla de Tippecanoe el general Harrison
había construido un fuerte en el territorio de Indiana que
fue
bautizado en su honor como Fort
Harrison, y él fue de donde partió el
ejército que libró dicha batalla. Actualmente estaba
bajo
el mando del capitán Zachary
Taylor. El 4
de septiembre aparecieron unos 600 indios de diversas
tribus, y
Taylor sólo contaba con medio centenar de hombres, la
mayoría de los cuales estaban enfermos. Los indios pidieron
hablar con
Taylor al día siguiente.
Lo mismo sucedió en Fort
Wayne, donde se presentaron unos quinientos guerreros potawatomi y miami, dirigidos
por
los jefes Winamac y Cinco Medallas. Los indios
pidieron
una entrevista al capitán James
Rhea y éste los invitó a tomar algo de vino
y
quedó con ellos para almorzar al día siguiente.
Por la noche, un indio incendió una garita de vigilancia
de Fort Harrison. Cuando
los
centinelas
dispararon contra él, sus compañeros atacaron. El
fuego
se
propagó, pero, al menos, sirvió para iluminar a los
atacantes, que pudieron ser repelidos con los rifles de los pocos
hombres disponibles. El 5 de
septiembre
se repararon rápidamente las brechas abiertas por el
incendio.
Los indios se apoderaron del ganado del fuerte, y los
estadounidenses
se dispusieron a sufrir un asedio sin apenas alimentos.
En Fort Wayne, Winamac interpretó la falsa amistad que
Rhea
les había mostrado el día anterior como
cobardía y
lanzó un ataque. Rhea estaba borracho, así que el
mando
lo asumió Benjamin
Stickney,
que estaba de baja recuperándose de una enfermedad. Por la
noche, Winamac fue llamado a parlamentar y entró en el
fuerte
desarmado junto con trece de sus hombres. Sin embargo, en un
momento
dado sacó un cuchillo que llevaba escondido y un
comerciante de
pieles llamado Antoine Bondie
saltó sobre él salvando la vida de Stickney. Los
indios
fueron expulsados del fuerte y poco después se
reanudó el
combate.
El zar Alejandro I se cansó de las continuas huidas de
Barclay y decidió entregar el mando al príncipe
Mijail
Kutuzov, que el 7 de septiembre
se
enfrentó a los franceses cerca de Borodino, a 125 kilometros de
Moscú. El propio zar participó en la batalla. Los
franceses contaban con 130.000 hombres, mientras que los rusos
eran
121.000. Napoleón olvidó sus tácticas
habituales y
optó por un ataque frontal, deseoso de destruir el grueso
del
ejército ruso. El combate se convirtió en una
carnicería que duró hasta que cayó la noche y
los
rusos se retiraron hasta Moscú. Los franceses tuvieron unas
30.000 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros, mientras que
los
rusos contaron unas 45.000.
El general Harrison había recibido el encargo de socorrer
a
Fort Harrison y Fort Wayne. Envió un destacamento de 1.000
hombres al primero y él mismo marchó hacia el
segundo.
Llegaron el 12 de septiembre y,
en
ambos casos, los indios se marcharon sin ofrecer resistencia.
Harrison
ordenó el arresto del capitán Rhea. Posteriormente
se
convocó una comisión de investigación, pero
se
permitió a Rhea presentar su renuncia por respeto a sus
años de servicio. El hecho de que los ataques indios a los
fuertes se hubiesen visto frustrados hizo que muchos guerreros
indios
perdieran la confianza en sus jefes y fueran a unirse a las filas
de
Tecumseh. Durante los meses siguientes Harrison envió
diversas
partidas
para vengar los ataques y matanzas indias. En la mayoría de
ellas, los soldados estadounidenses arrasaron numerosos poblados
indios, a menudo evacuados antes de que llegaran, aunque en otras
fueron víctimas de emboscadas y tuvieron que salir huyendo.
Leonardo Bravo, uno de
los
lugartenientes del insurgente mexicano
José María Morelos, había sido capturado
junto con
algunos de sus hombres y llevado a la Ciudad de México,
donde
había sido condenado a muerte. Morelos propuso al virrey
Venegas
cambiarlo por los españoles capturados en Cuautla, pero el
13 de septiembre Bravo y sus
seguidores
fueron ejecutados. Al conocer la noticia, Morelos propuso al hijo
de
Bravo que matara a los rehenes españoles, pero éste
optó por dejarlos en libertad.
El gobierno portugués de Río de
Janeiro aceptó el tratado de Rademaker-Herrera, más
que
nada porque el embajador británico había informado
unos
días antes de que tenía autorización
británica para tomar las medidas que considerara oportunas
para
que se cumpliera. Poco después Diogo de Sousa sacó
sus
soldados de la Banda Oriental. No obstante, algunos territorios
fronterizos que hasta la invasión habían sido
españoles quedaron desde entonces bajo soberanía
portuguesa.
Belgrano llegó a Tucumán con los
jujeños, donde encontró una población
dispuesta a
ayudarlo con hombres, dinero y provisiones. El ejército de
Tristán avanzaba más despacio, pues sólo
encontraba tierra arrasada a su paso.
El 14 de septiembre
Napoleón entraba en Moscú, pero, para su sorpresa,
el zar
no estaba allí para recibirlo. De los 270.000 habitantes
que
hasta hacía unas semanas tenía la ciudad,
sólo
quedaban soldados heridos, comerciantes extranjeros, siervos, los
que
no habían podido seguir al ejército de Kutuzov. El
gobernador de Moscú, el conde Fédor
Vasilievich Rostpochín, había excarcelado a
todos
los presos y les había dado órdenes de prender fuego
a la
ciudad en medio millar de lugares. En efecto, poco después
de su
entrada, las casas de madera empezaron a arder.
El 15 de septiembre otra
partida
con suministros marchaba hacia Fort Harrison sin saber lo que le
había ocurrido a la anterior, y nuevamente fue
víctima de
una emboscada de los indios potawatomi. Luego los potawatomi
abandonaron la zona y el 16 de
septiembre
atacaron la casa de un colono llamado Hudson,
que estaba ausente, pero mataron a su esposa y a sus cuatro hijos
en lo
que se conoció como la
masacre de Prairie Lamotte.
Los franceses no
pudieron apagar los múltiples incendios de Moscú,
que
duraron hasta el
día 18 de septiembre,
tras
haber arrasado las nueve décimas partes de la ciudad. Se
dice
que Napoleón, al verla arder, dijo:
Esto es demasiado, es una guerra de exterminación, es una táctica horrible, sin precedente en la historia de la civilización ¡Quemar las ciudades propias! El demonio inspira a estas gentes. Son bárbaros. ¡Qué resolución feroz, qué audacia!
Ese mismo día Wellington puso bajo asedio la
ciudad de Burgos, donde los franceses se habían
atrincherado.
El 23 de septiembre
llegó
Tristán a Tucumán y vio que el ejército de
Belgrano lo esperaba para presentarle batalla. El enfrentamiento
tuvo
lugar entre los días 24
y 25 de septiembre y, a pesar
de que todo
sucedió de forma bastante desorganizada y gracias a la
ayuda de
una bandada de langostas que aumentó el caos ya de por
sí
reinante, los peruanos tuvieron que huir hacia Salta dejando
numerosas
bajas, armas, municiones y víveres. Belgrano envió
un
destacamento en persecución del enemigo, que le dio alzance
el 30 de septiembre junto al
río de
las Piedras, donde los peruanos fueron derrotados nuevamente.
El
3 de octubre el vizconde de
Wellington fue nombrado marqués
de
Wellington como
reconocimiento a su victoria en Los Arapiles.
La victoria de Beltrano en Tucumán se había
producido
a pesar de la insistencia del triunvirato para que no presentara
batalla, y esto hizo declinar la popularidad de los
triúnviros.
El 8 de octubre José de
San
Martín y Francisco Ortiz de Ocampo, con la ayuda de la Logia Lautaro y de la
Sociedad
Patriótica, reunieron sus tropas en la plaza principal y
forzaron la celebración de elecciones para elegir un nuevo
triunvirato y una asamblea constituyente. Los nuevos
triúnviros
fueron Juan José Paso, Nicolás
Rodríguez
Peña y Antonio
Álvarez Jonte, y gobernaron dominados por la Logia Lautaro.
Juan José Castelli había regresado a Buenos Aires,
donde se le había abierto un juicio por su actuación
en
el Alto Perú, aunque no estaba claro cuáles eran las
acusaciones contra él. Un cáncer de lengua le
dificultó su defensa, hasta que murió el 12 de octubre con el juicio
aún
abierto.
El dictador chileno José Miguel Carrera había
enviado
agentes a Concepción que desestabilizaron el gobierno de
Juan
Martínez de Rozas. Una revuelta popular había
disuelto la
Junta de Concepción y había arrestado a sus
miembros.
Rozas fue llevado hasta Santiago de Chile y Carrera lo
exilió a
Mendoza. Allí fue acogido con honores públicos. Esta
política de Carrera hizo ganar partidarios a los realistas
de
Concepción. En Valdivia, el ejército se puso a las
órdenes del virrey del Perú.
El 13 de octubre los
estadounidenses cruzaron el Niágara para invadir
Canadá.
El Niágara fluye de sur a norte comunicando el lago Erie
con el
lago Ontario, la orilla oriental corresponde al Estado de Nueva
York,
mientras que la occidental es canadiense. El ejército
estadounidense estaba formado por unos 6.000 hombres bajo el mando
del general Stephen van
Ressenlaer.
Los británicos habían detectado los preparativos de
la
invasión y el general Brock estaba dispuesto a hacerle
frente.
El combate se libró en Queenston
Heights, y los británicos obtuviron una rotunda
victoria.
Los estadounidenses contaron 100 muertos, 300 heridos y casi un
millar
de prisioneros. Van Ressenlaer presentó su dimisión
tras
la batalla. No obstante, Brock murió durante el combate, y
esto
fue un duro revés para los británicos, pues
perdieron su
general más competente en la zona.
El 18 de octubre el barco
estadounidense Wasp
capturó al británico Frolic
frente a las costas de Virginia.
Desde Moscú, Napoleón había enviado a Murat
al
frente de 20.000
hombres para informarse de los movimientos del ejército
ruso,
pero Kutuzov
cayó sobre él cerca de Tarutino con 100.000 hombres
y lo
obligó a retirarse, aunque no con excesivas
pérdidas. Ese
mismo día Wittgenstein atacó de nuevo Polotsk con
43.000
hombres y al tercer día de continuos ataques, el 20 de octubre, tomó la
ciudad.
Ese mismo día un ejército rioplatense bajo el mando
de
José Rondeau puso
sitio
por segunda vez a Montevideo. Artigas entró nuevamente en
la
Banda Oriental, pero no participó en el asedio.
Tras infructuosos intentos de entrar en la ciudad, el 22 de octubre el ejército
británico abandonó el asedio de Burgos, casi al
mismo
tiempo que llegaban a la ciudad refuerzos franceses.
Claude François de Malet, que ya había intentado
derrocar a Napoleón
durante su estancia en España, había sido
excarcelado y
permanecía en
arresto domiciliario, y en su retiro había estado planeando
un
golpe de
estado que puso en práctica esa misma noche. Tras escapar
de su
residencia en París, anunció la muerte del Emperador
aportando
documentos falsos. Vestido con uniforme de general se
presentó
en la
prisión de La Force
y,
con órdenes falsas, logró liberar a dos generales a
quienes anunció la muerte del emperador. En la madrugada
del 23 de octubre
se presentaron en la gendarmería, anunciaron la muerte de
Napoleón y
presentaron varios documentos con órdenes de arrestos para
el
ministro
de la policía y el prefecto de policía entre otros.
La
noticia de la
muerte del emperador se había difundido ya por todo
París. Malet se dirigió al cuargel general de la
plaza
Vendôme, donde recibió todas las facilidades para
tomar el
mando. Sin embargo, un oficial de la policía militar lo
reconoció, se lanzó sobre él, lo
desarmó y
lo hizo arrestar. Pronto se descubrió el engaño y de
este
modo se frustró el golpe de estado.
Mientras tanto, Napoleón salía de Moscú.
Falto
de aprovisionamiento,
decidió ir a Kaluga,
una ciudad en una región próspera donde esperaba
obtener
todo lo necesario para continuar la campaña. Envió a
Eugène de Beauharnais con una vanguardia de 15.000
hombres para despejar el camino. Éste se dispuso a
tomar
la ciudad de Maloyaroslávets,
para disponer de un puente sobre el río Lusha. Allí fue atacado
el 24 de octubre por un
ejército ruso
de 20.000 hombres, que fue rechazado, aunque ambas partes tuvieron
numerosas pérdidas, los franceses 5.000 y los rusos 6.000.
El 25 de octubre el barco
estadounidense United States,
bajo el mando del capitán Stephen
Decatur, avistó
frente a las costas de Madeira el barco británico Macedonian, lo capturó
y lo
llevó a Connecticut.
El 27 de octubre el dictador
chileno José Miguel Carrera promulgó un Reglamento Constitucional
Provisorio,
elaborado con la colaboración del cónsul
estadounidense,
que establecía una Junta
Superior Gubernativa de tres miembros y un Senado de siete miembros con
poder
legislativo. Teóricamente, el texto reconocía la
soberanía del rey Fernando VII, pero su artículo
quinto
afirmaba que Ningún decreto, providencia u orden que
emane
de cualquier
autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile
tendrá
efecto
alguno; y los que intentaren darles valor, serán
castigados como
reos
del Estado. Lo cual establecía en la práctica
la
independencia de Chile.
El 28 de octubre José
María Morelos ocupó la ciudad de Orizaba tras expulsar a la
pequeña guarnición realista que la defendía.
El 29 de octubre Malet y otros
catorce colaboradores fueron sometidos a un consejo de guerra y
ejecutados ese mismo día.
El ejército francés que había abandonado
Smoliensk trató de recuperar su posición bajo el
mando
del general Victor y el 31 de octubre
se enfrentó nuevamente a Wittgenstein, esta vez junto a Czasniki, y nuevamente fue
derrotado.
Mientras tanto Rusia seguía en guerra contra Persia, pero
eso
no le suponía un gran inconveniente. Ese mismo día,
2.000
rusos con seis cañones destruyeron en Aslanduz el ejército
persa,
que contaba con 30.000 soldados.
El 2 de noviembre el rey
José I de España pudo entrar de nuevo en Madrid,
mientras
Wellington se retiraba a Salamanca.
El 3 de noviembre
Napoleón
dispuso su ejército en una larga columna de 100
kilómetros y los rusos atacaron la retaguardia francesa
cerca de
Vyazma causando unos 4.000
muertos y otros tantos prisioneros.
Wittgenstein envió un destacamento a Vitebsk, donde los franceses
tenían un depósito de suministros. Tras un breve
combate,
los rusos lo tomaron el 7 de
noviembre.
Napoleón tenía que enfrentarse a
una temperatura de 22 grados bajo cero que seguía
descendiendo.
Los caballos morían a
miles, y el frío pronto empezó a cobrarse vidas
humanas.
El 9 de noviembre
llegó a Smoliensk con sólo un 40% de sus hombres en
condiciones de combatir. Se dio cuenta de que no podía
sostener
su posición en la ciudad y se trazó el objetivo de
alcanzar Minsk. Habiendo
perdido el contacto con el ejército ruso,
creyó erróneamente que debía de estar tan
debilitado como el francés. No esperaba un ataque y, al
acercarse a Krasnoi el 11 de noviembre, sus tropas avanzan
en
pequeñas unidades repartidas en una columna de 60
kilómetros que no está dispuesta para el combate.
Al enterarse de la derrota de Victor en Czasniki, Napoleón
le
ordenó contraatacar y hacer retroceder a Wittgenstein. El 13 de noviembre Victor y
Wittgenstein se
enfrentaron nuevamente cerca de Smoliani,
y los rusos tuvieron que retirarse a la ciudad. El 14 de noviembre las tropas de
Wittgenstein
capturaron Smoliani, pero Victor contraatacó y pudo
recuperar la
plaza. El 15 de noviembre
Victor se
tuvo que retirar hacia el sur. Ese día llegó
Napoleón a Krasnoi al frente de la guardia imperial, sin
saber
que Kutuzov había dispuesto allí su ejército
para
el combate. Sin atreverse a un ataque directo, Kutuzov hizo
disparar
sobre las líneas francesas, pero éstas lograron
llegar a
Krasnoi, entraron en la ciudad y expulsaron a la guarnición
rusa
que la defendía. Un testigo presencial relata así la
impresión que le causaron los franceses:
Por la tarde vimos a la vieja guardia que rodeaba a los soldados de Napoleón. Los soldados enemigos, observando nuestra indisciplina pero manteniendo los fusiles preparados, han continuado su marcha sin prisas, como un bloque de granito que parecía invulnerable. Nunca olvidaré la increíble resolución de estos soldados, para quienes la amenaza de la muerte es una experiencia cotidiana y familiar. Con sus sombreros de piel de oso, sus uniformes azules, el cinturón blanco, sus penachos rojos, sus hombreras, eran como amapolas en el campo de batalla cubierto de nieve. Columna tras columna, dispersándonos con sus fusiles y burlándose de nuestra pobre caballería, la guardia imperial de Napoleón cruzó entre las filas de nuestros cosacos como un barco de cien cañones hubiera atravesado una flotilla de barcos de pesca.
Desde Krasnoi, Napoleón trató de ahuyentar durante
varios días al ejército que le rodeaba, pero el 18 de noviembre tuvo que emprender
la
huida dejando tras de sí unos 13.000 muertos y unos 26.000
prisioneros.
El 20 de noviembre milicianos estadounidenses capturaron un fortín británico cerca de Lacolle, en Quebec. Sin embargo, durante la noche otro grupo de milicianos atacó a los primeros confundiéndolos con británicos, y los británicos de verdad aprovecharon la confusión para recuperar el fortín y poner en fuga a los estadounidenses.
El útimo obstáculo que debía superar
Napoleón para salir de Rusia era cruzar el río Berezina, un afluente de
Dniéper. El 23 de noviembre
los rusos, bajo el mando del propio zar Alejandro I, esperaban a
los
franceses en Borisov, con
la
esperanza de arrinconarlos contra el río y acabar de
destruir el ejército invasor. Napoleón
decidió
organizar
una maniobra de distracción para cruzar el río 15
kilómetros más al norte, donde sus exploradores le
habían encontrado una zona adecuada para ello.
El 25 de noviembre José
María Morelos logró ocupar la ciudad de Oaxaca, la primera ciudad
importante
que caía en su poder.
El 26 de noviembre, trabajando
en
el agua
helada, los pontoneros de Napoleón tendieron dos puentes
sobre
el Berezina, y (lo que quedaba de) la
Grande Armée
empezó a cruzar. Los rusos descubrieron la
operación demasiado tarde, y no estuvieron en condiciones
de
hacer nada hasta la mañana del 28
de
noviembre. Desde la otra orilla, Victor estuvo todo el
día reteniendo a Wittgenstein. Napoleón dio la orden
de
incendiar los puentes en la madrugada del 29
de noviembre para evitar el paso del ejército
ruso. El
cumplimiento de esta orden se retrasó cuanto fue posible,
pero
finalmente los puentes fueron incendiados dejando miles de
rezagados en
la otra orilla.
En Nueva Granada, las tensiones entre centralistas y federalistas
desembocaron en una guerra civil. El primer enfrentamiento se
produjo
el 2 de diciembre en Ventaquemada, y los
federalistas
resultaron vencedores. Antonio Nariño, el presidente del
Estado
de Cundinamarca y líder de los centralistas, ofreció
una
rendición con ciertas condiciones, pero los federalistas
exigieron una rendición incondicional y la guerra
continuó.
La situación política de los distintos Estados que
estaban surgiendo en Nueva Granada y otras regiones de
Sudamérica contrastaba con la de los Estados Unidos, donde
los
federalistas también mantenían sus discrepancias con
los
republicanos demócratas, pero, aun en tiempo de guerra,
nada
alteró el proceso electoral para la elección del
nuevo
presidente. Los republicanos demócratas presentaron a
Madison
para la reelección y, como el vicepresidente Clinton
había fallecido, lo sustituyeron por Elbridge Gerry, de
Massachussets. No
fue casual que el candidato a vicepresidente fuera de Nueva
Inglaterra,
pues era la región más crítica con Madison y
la
guerra contra Gran Bretaña. Los federalistas presentaron
como
candidato a presidente al alcalde de Nueva York, Dewitt Clinton, que era el
candidato
a presidente que habían propuesto los republicanos
demócratas opuestos a la guerra. Como candidato a
vicepresidente
eligieron a Charles Pared
Ingersoll,
de Pennsylvania. El resultado fue que Madison fue reelegido como
presidente, pero los federalistas casi duplicaron el número
de
sus representantes en el Congreso, aunque la mayoría
siguió siendo republicana demócrata.
A su paso por Lituania Napoleón fue informado del intento
de
golpe de estado que se
había producido en París. Preocupado por estas
noticias,
el 5 de diciembre
convocó un
gran consejo de guerra en Smorghoni,
dio instrucciones a Murat para que tomara el mando y marchó
en
trineo dispuesto a llegar cuanto antes a París.
Después de que la revuelta independentista Mexicana fuera
sofocada en Texas, uno de sus partidarios, Bernardo Gutiérrez de Lara,
marchó a los Estados Unidos en busca de apoyo. El 10 de diciembre compareció
ante la Cámara de
Representantes,
pero no obtuvo sino la garantía de que los Estados Unidos
no
interferirían en sus proyectos.
El 14 de diciembre el
ejército
francés cruzaba la frontera rusa.
Tras una breve estancia en Cuaçao, Simón
Bolívar
había pasado a Nueva Granada, donde fue puesto al mando de
una
guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de
Barrancas. Interviniendo
en
pequeñas acciones, fue adquiriendo prestigio militar, hasta
que
el coronel Manuel del Castillo
solicitó su ayuda para detener a los realistas que
amenazaban
con entrar desde Venezuela. Bolívar consideró
oportuno
pedir permiso al gobierno de Cartagena de Indias (del cual
dependían sus tropas) antes de intervenir en territorio
venezolano. A este efecto, el 15 de
diciembre escribió el interesante manifiesto de Cartagena, en el que
además hace un análisis de las causas de la derrota
de
los independentistas venezolanos frente a los españoles.
Bolívar se declara centralista y achaca al
federalismo gran parte de la culpa del fracaso venezolano.
La guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña
seguía
un transcurso irregular. Por una parte, el intento de
invasión
de Canadá resultó un fracaso, principalmente por la
ineptitud de los generales estadounidenses, pero por otra Estados
Unidos resultó sorprendentemente victorioso en los
enfrentamientos navales. El 29 de
diciembre
el Constitution
destruyó el
barco británico Java
frente a las costas de Brasil. Gran Bretaña podía
decir
que estaba empleando el grueso de su armada contra Francia en
Europa,
pero, aun así, las pérdidas de barcos de guerra ante
los
Estados Unidos humillaban a la Royal
Navy.
Teóricamente Prusia era aliada de Francia, aunque
esta alianza había llevado a desertar a muchos oficiales
prusianos, pero cuando el mariscal Jacques
MacDonald, que había dirigido el ala izquiera de
la Grande Armée,
se
retiró hacia Francia dejando sólo ante los rusos al
general prusiano Ludwig Yorck
von
Wartenburg, éste decidió que era un buen
momento
para que Prusia cambiara de bando. Sin autorización alguna
del
rey Federico Guillermo III, el 30 de
diciembre firmó con el general ruso (de origen
alemán) Hans Karl von
Diebitsch
el tratado de Tauroggen,
por
el que Prusia se declaraba neutral en la guerra entre Francia y
Rusia.
El barón vom Stein había pasado de Austria a Prusia
poco
antes de que comenzara la campaña napoleónica, y
ahora, a
petición del zar Alejandro I, dedicó sus esfuerzos a
convencer a Prusia para que ratificara el primer paso dado por
Yorck y
se aliara con Rusia.
El rey Carlos IV de España, su esposa María Luisa y
Manuel Godoy abandonaron Francia para instalarse en Roma, mientras
Fernando VII seguía retenido en Valençay. Más
tarde Napoleón escribiría:
No cesaba Fernando de pedirme una esposa de mi elección: me escribía espontáneamente para cumplimentarme siempre que yo conseguía alguna victoria; expidió proclamas a los españoles para que se sometiesen, y reconoció a José, lo que quizás se habrá considerado hijo de la fuerza, sin serlo; pero además me pidió su gran banda, me ofreció a su hermano don Carlos para mandar los regimientos españoles que iban a Rusia, cosas todas que de ningún modo tenía precisión de hacer. En fin, me instó vivamente para que le dejase ir a mi Corte de París, y si yo no me presté a un espectáculo que hubiera llamado la atención de Europa, probando de esta manera toda la estabilidad de mi poder, fue porque la gravedad de las circunstancias me llamaba fuera del Imperio y mis frecuentes ausencias de la capital no me proporcionaban ocasión.
Napoleón dio a la prensa las cartas que le escribía
Fernando VII, para que los españoles vieran por qué
patético rey estaban luchando, y éste se
apresuró
a agradecer a su Emperador que hubiese hecho público el
gran
amor que le profesaba.
El 31 de diciembre los
realistas
asediados en Montevideo atacaron a sus adversarios con 2.300
hombres,
mientras que Rondeau sólo contaba con un millar de
soldados. Se
libró así la llamada batalla
del Cerrito, tras la que los realistas tuvieron que
volver a la
ciudad con bajas significativas.
El físico británico Thomas Young era también
un
experto lingüista. Había propuesto un alfabeto
fonético universal, había estudiado la
gramática y
el vocabulario de 400 idiomas y en 1813
acuñaba el término indoeuropeo
para referirse a una
amplísima familia de lenguas que presumiblemente derivaban
de
una lengua común. Esta idea ya había sido observada
vagamente por otros lingüistas desde el renacimiento, pero
fue en
el siglo XIX cuando fue concretada y sistematizada. Así se
ha
llegado a una reconstrucción hipotética de dicha
lengua
original junto con las reglas de derivación que ha seguido
en
cada idioma. Por ejemplo, el sonido bh
inicial indoeuropeo (b aspirada)
tiende a convertirse en b
en
las lenguas germánicas, en f
en las latinas, etc. De este modo, palabras como blossom en inglés o florem en latín (en
latín arcaico flosem)
se consideran descendientes
de una misma palabra indoeuropea con el significado de flor. Otro ejemplo de la
misma
relación los encontramos en el par brother/fratrem (hermano).
Más en general, bhéroh
es la reconstrucción de la primera persona del singular del
presente de indicativo del verbo llevar,
es decir "yo llevo", y
éstas son las formas correspondientes de diversas lenguas
indoeuropeas:
Sánscrito |
Griego
antiguo |
Latín |
Gótico |
Checo |
Irlandés
antiguo |
Búlgaro
antiguo |
Armenio
clásico |
Persa |
Hindi |
Alemán |
Inglés |
bhárami |
phéro |
fero |
baíra |
beru |
biru |
bero |
berem |
bordam |
bharum |
(ge)bare |
bear |
El egipcio Mehmet Alí conquistó La Meca a los wahhabíes.
Las insurrecciones sudamericanas
II |
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