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EL TRATADO DE UTRECHT
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En 1712, Moscú dejó de ser la capital de Rusia, pues el zar Pedro I trasladó la corte a la magnificente San Petersburgo. Ese año se casó con Marta Skavronska, la sirvienta y amante del mariscal Ménshikov. Era de origen polaco, así que, para casarse, hubo de aceptar la religión ortodoxa, y fue bautizada con el nombre de Catalina. Tenía dos hijas, Ana, de cuatro años, e Isabel, de tres, de las que Pedro I dijo ser el padre. De los astilleros de San Petersburgo salió el primer navío ruso de gran tonelaje: el Poltava.

El Papa Clemente XI canonizó al Papa san Pío V.

El conde de Stanhope, que permanecía prisionero en España desde la batalla de Brihuega, fue canjeado por el duque de Escalona, el que había sido virrey de Nápoles hasta la entrada de los austríacos. En agosto estaba de regreso en Gran Bretaña, donde fue objeto de severas críticas por su negligencia en Brihuega. Luego intervino en las negociaciones encaminadas a proclamar heredero de la corona británica al príncipe elector Jorge I Luis de Hannover. (Según el Acta de establecimiento, la heredera era su madre, Sofía, pero tenía ya ochenta y dos años y había que mirar hacia el futuro.) Jorge I Luis se trasladó a Londres, y con él se llevó a su maestro de capilla, Georg Friedrich Händel.

Antonio Vivaldi publicó L'estro armonico, su primera colección de conciertos, en la que fijó la forma típica del concierto barroco, hasta el punto de que algunos lo consideraron su creador.

El 14 de septiembre murió el astrónomo Jean-Dominique Cassini. En Londres murió en la miseria el físico e inventor francés Denis Papin.

Por estas fechas se construyó la que puede considerarse la primera máquina de vapor de aplicación práctica. La construyó un británico llamado Thomas Newcomen, que siete años atrás se había asociado con Thomas Savery, poseedor de una patente relativa a una bomba de vapor. La máquina de Newcomen no era muy eficiente: el vapor de agua hacía subir un pistón y luego se condensaba mediante una inyección de agua fría, lo que hacía bajar el pistón por efecto de la presión atmosférica.

Dos años después de la publicación de sus Principios del conocimiento humano, Berkeley escribía:

Temo que, hasta ahora, nadie haya leído realmente mi obra; no he recibido ni siquiera una sola crítica a su totalidad o a alguna de sus partes. Concluyo, sin amargura, que no he sido comprendido.

Parece ser que, en los círculos intelectuales británicos, era normal referirse al filósofo irlandés como un loco, un fanático religioso que había traspasado la frontera del ridículo. Pese a todo, Berkeley escribió sus Tres diálogos entre Hilas y Filonús, en los que argumenta en defensa de su filosofía.

Por su parte, la Teodicea de Leibniz también le trajo algunos problemas: fue criticada desde el púlpito, y las relaciones entre Leibniz y el clero se volvieron algo tensas. Pese a todo, Leibniz tenía una gran reputación como intelectual, hasta el punto de que el zar Pedro I de Rusia lo llamó como consejero.

En cuanto a la polémica con Newton, Leibniz escribió una carta a la Royal Society pidiendo que John Keill se retractara de sus acusaciones de plagio, pero no surtió ningún efecto y entonces escribió directamente a Newton con el mismo fin (que, por otra parte, era el presidente de la Royal Society, luego en el fondo estaba repitiendo la jugada). Finalmente, la Royal Society nombró una comisión que se pronunciara sobre el asunto, y lo hizo... sin permitir a Leibniz que defendiera su punto de vista y con un informe final redactado por el propio Newton. (No hace falta decir a favor de quién falló la comisión.) El informe fue publicado a principios de 1713, y Leibniz tuvo noticia de él a través de una carta de Johann Bernoulli, el cual añadió leña al fuego mostrando ciertos problemas que habían sido resueltos con el cálculo diferencial de Leibniz y que Newton no había conseguido resolver con sus métodos.

El derrocado rey Estanislao I de Polonia, que estaba refugiado en Suecia, fue llamado a Turquía por el rey Carlos XII, pero los otomanos lo hicieron prisionero en febrero.

Las negociaciones llevadas a cabo en Utrecht a lo largo del año anterior dieron finalmente sus frutos. Francia, Gran Bretaña y Portugal ya habían firmado un armisticio, al que el 4 de marzo se sumó Saboya y poco después Prusia. Sólo se resistían al cese de hostilidades los catalanes y el emperador Carlos VI, que pidió que Cataluña fuera reconocida como república independiente, pero nadie respaldó semejante propuesta. Gran Bretaña, que había sido la principal instigadora de la rebelión catalana, se desentendió del asunto. En las instrucciones recibidas por sus negociadores se decía explícitamente que no se preocuparan de la suerte de Cataluña. Finalmente, el 14 de marzo los aliados se comprometieron a evacuar Cataluña, y la emperatriz Isabel Cristina abandonó Barcelona dejando al conde von Starhemberg como virrey. Felipe V fue reconocido como rey de España y de las Indias. (Así quedó claro el papel que Cataluña y, en general, los reinos de la antigua Corona de Aragón, habían representado en toda esta historia: el de meros títeres de los intereses británicos y austríacos.)

El 19 de abril, Carlos VI promulgó la pragmática sanción, por el que regulaba la sucesión al trono austríaco en favor de su propia descendencia, aunque fuera femenina, anulando así los derechos de sus sobrinas, las hijas de su hermano José I, que tenían prioridad según la disposición leopoldina.

En mayo, la revista Memorias y Trabajos, que los jesuitas editaban en París, y que gozaba de un gran prestigio, aseguraba que "el autor de Dublín" —Berkeley— "rompía en su libro con los principios del sentido común". Berkeley habái dejado Irlanda para trasladarse a Londres, donde conoció a Johnatan Swift y a Alexander Pope. Éste acababa de publicar El bosque de Windsor, que no está consideerada como una de sus mejores obras.

Joseph Addison publicó su tragecia Catón, que tuvo un gran éxito por sus connotaciones políticas. Desde un punto de vista literario, fue el primer intento de adaptar la comedia clásica francesa a la tradición dramática inglesa. La revista The spectator, que había fundado con Richard Steele, fue sucedida por The guardian, y poco después por The englishman, que apoyaba al partido whig.

El 11 de junio España cedió a Gran Bretaña Gibraltar, la isla de Menorca, un navío de permiso (es decir, una licencia para enviar anualmente un navío comercial de 500 toneladas a los puertos sudamericanos) y el derecho de asiento de negros, en beneficio de la South Sea Company, que se comprometía a enviar a Sudamérica un total de 144000 esclavos negros en 30 años, y recibía licencia para transportar a América los víveres necesarios para su sustento (aunque en la práctica, esta licencia se usó para transportar productos de primera calidad que, desde luego, no estaban destinados a los esclavos).

A finales de mes, los diputados catalanes, reunidos en Barcelona, decidieron declarar la guerra a España y Francia (aunque perdonaron al resto de la galaxia). Entre los partidarios de la resistencia a ultranza se encontraba Antoni de Peguera, uno de los principales impulsores de la rebelión catalana. Ese año murió en combate su hermano Lluís. En julio, el conde von Starhemberg abandonó Barcelona, después de haber entregado Tarragona al ejército de Felipe V.

El marqués de Villena había sido liberado de su cautiverio en Nápoles el año anterior. De regreso a España, convocó para el 6 de julio en su palacio de la plaza de las Descalzas de Madrid la primera sesión de la Real Academia Española, consagrada a la depuración y conservación del castellano. A esta primera reunión asistieron ocho académicos, pero su número se elevó pronto a catorce.

El 13 de julio, el duque Víctor Amadeo II de Saboya recuperó su ducado (que había sido ocupado por Francia) recibió de España la parte del Milanesado que no habían ocupado los austríacos y fue reconocido como rey de Sicilia. Federico I fue reconocido como rey de Prusia, aunque murió poco después, y fue sucedido por su hijo Federico Guillermo I, que no tardó en declarar la guerra a Suecia, aprovechando la crisis que ésta atravesaba desde su derrota en Poltava frente a los rusos y en ausencia de su rey.

Francia se comprometió a no apoyar la causa de Eduardo Estuardo, que seguía pretendiendo la corona británica. Además, Francia reconocía el dominio británico sobre Acadia, Terranova, la bahía de Hudson y la isla de San Cristóbal (en las Antillas). Bajo el dominio inglés, Acadia pasó a llamarse otra vez Nueva Escocia, y su primer gobernador fue Francis Nicholson. Luis XIV hizo construir la fortaleza de Louisbourg para proteger la entrada del río San Lorenzo.

Las Provincias Unidas cedían a Francia el principado de Orange y obtenían la construcción (costeada por Austria) de ocho fortalezas fronterizas. El emperador Carlos VI recibió de España los Países Bajos, parte del Milanesado, el reino de Nápoles y la isla de Cerdeña. El Imperio se comprometía a devolver los territorios conquistados a Baviera y a Polonia, aliadas de Luis XIV.

Felipe V promulgó el Auto acordado, por el que modificaba las reglas de sucesión a la corona española introduciendo la ley sálica, es decir, excluyendo a las mujeres mientras hubiera descendientes varones en línea directa o colateral. Jean Orry regresó a España, donde ejerció de primer ministro de Felipe V.

En Gran Bretaña, Henry Saint Johne, vizconde Bolingbroke, había adquirido gran popularidad en el partido tory gracias a su elocuencia, y últimamente se había enemistado con el conde de Oxford, el jefe del gobierno. Al constatar que los whigs trataban de recuperar el poder apoyando al príncipe elector Jorge Luis I de Hannover, decidió prestar su apoyo al pretendiente Jacobo Eduardo Estuardo, y empezó a intrigar contra Oxford tratando de desprestigiarlo ante la reina.

Tras haber sido derrotados por los colonos en tres batallas, los indios tuscaroras estaban inermes. La tribu mantenía relaciones con los indios iroqueses, así que los pocos supervivientes emigraron hacia el norte, hacia el territorio de Nueva York.

El Papa Clemente XI promulgó la bula Unigenitus, en la que condenaba ciento una proposiciones extraídas de las Reflexiones morales del teólogo Pasquier Quesnel.

El zar Pedro I de Rusia, habiendo perdido la costa del mar Negro frente a los turcos, se concentró en el Báltico, donde tomó Helsingfors y Abo. El rey Carlos XII de Suecia trató de firmar la paz, pero no tuvo éxito. Los rusos entraron en Mecklemburgo, Pomerania, Holstein y el norte de Alemania.

En octubre se libraban todavía los últimos combates entre Francia y Austria: el duque de Villars ocupó Landau y Friburgo, tras lo cual empezó a negociar él mismo un tratado de paz con el emperador.

En Hungría, los bienes de Francisco II Rákóczy fueron confiscados, y éste tuvo que huir a Francia.

En la India, el gran Mogol Yahandar fue derrocado por Faruksir.

Vivaldi publicó La stravaganza, su segunda colección de conciertos. En Roma murió el compositor Arcangelo Corelli.

María Luisa de Saboya, la esposa del rey Felipe V de España, murió de tuberculosis el 14 de febrero de 1714. En Francia murió el duque Carlos de Berry, el último hermano que le quedaba a Felipe V. Esto situaba al rey de España en segundo lugar en la línea sucesoria del trono francés —detrás de su sobrino, el Delfín Luis, que tenía ahora cuatro años— salvo por el hecho de que al aceptar el trono español había renunciado a sus derechos sobre el trono francés. El tercer lugar (o el segundo, si excluimos a Felipe V por el motivo indicado) pasaba ahora al duque Felipe II de Orleans, sobrino de Luis XIV.


Luis XIV recelaba de su sobrino, así que dispuso en su testamento que la educación y la protección de su bisnieto debía quedar a cargo de Luis Augusto de Borbón, uno de los hijos que había tenido con Mme. de Montespan, al que le asignaba el cargo de comandante de la guardia real. Como preceptor del nuevo Delfín nombró al obispo André Hercule de Fleury.

El 6 de marzo, el rey Luis XIV de Francia y el emperador Carlos VI firmaron el tratado de Rastadt, que ponía fin definitivamente al enfrentamiento entre ambos a raíz de la guerra de sucesión española. Los términos del tratado de Utrecht sufrieron modificaciones menores. Carlos VI devolvió sus dominios al duque Maximiliano II de Baviera al tiempo que Luis XIV devolvía los suyos al duque Leopoldo de Lorena. El único punto delicado fue que Carlos VI se negó a reconocer a Felipe V como rey de España. El duque de Villars intentó sin éxito que Carlos VI creara un principado en Limburgo para la princesa de los Ursinos. El emperador nombró gobernador de los Países Bajos al príncipe Eugenio. En Utrecht, España cedió a Portugal la colonia de Sacramento, en la región del Plata, que se convirtió en la base del contrabando portugués y británico en las colonias españolas.

Ante la falta de entusiasmo de la sociedad rusa ante la nueva capital, el zar Pedro I obligó a los 350 mayores propietarios de la nobleza y a los 300 mercaderes más ricos de Rusia a edificarse una vivienda en San Petersburgo. El 23 de marzo pomulgó un edicto por el que sólo los hijos primogénitos podían heredar el patrimonio familiar. Esto obligaba a los hermanos menores a ingresar en el ejército o en la administración del Estado.

En mayo, los turcos liberaron al (derrocado) rey Estanislao I de Polonia.

Felipe V dominaba ya toda España salvo Barcelona y las islas de Mallorca e Ibiza. La capital catalana fue aislada y bombardeada. El ejército de Felipe V recibió el refuerzo del ejército francés, comandado por el duque de Berwick, que el 12 de julio inició el ataque a la ciudad.

Finalmente, el vizconde de Bolingbroke, aliado con lacy Masham, la dama de confianza de la reina Ana de Gran Bretaña, logró desbancar del poder a Robert Harley, el conde de Oxford y ocupar su lugar al frente del partido tory. Desde esta posición intrigó con la intención de anular el Acta de establecimiento, para entregar la corona británica a Jacobo Eduardo Estuardo, proyecto del que, finalmente, Harley se había desentendido, pero la reina murió el 1 de agosto y todos sus planes se frustraron. Los whig denunciaron un complot jacobita por parte del partido tory y lograron los apoyos necesarios para garantizar la sucesión según el Acta de establecimiento y para recuperar el gobierno. Estos apoyos provenían fundamentalmente de la alta burguesía

La reina había tenido diecisiete hijos, pero ninguno le sobrevivió. Poco antes había muerto la que teóricamente era su heredera, Sofía Estuardo, por lo que fue sucedida por el hijo de ésta, el príncipe elector de Hannover, que ahora se convertía en el rey Jorge I de Gran Bretaña. Tenía ya cincuenta y cuatro años. Su hijo Jorge (que tomó como consejera a lady Marlborough) se convirtió en el nuevo príncipe de Gales, y su nieto Federico Luis en duque de Edimburgo.


Jorge I era el mejor rey que podían desear los británicos: no le interesaba para nada su reino, más que por el título de rey, que vestía lo suyo, y por las sustanciosas rentas que le proporcionaba, con las que proporcionó sustanciosas prebendas a sus familiares y amigos, y lujosos regalos a sus numerosas amantes. Por lo demás, ni siquiera entendía el inglés, así que pronto se cansó de asistir a las deliberaciones de gobierno y confió éste a sus ministros y al parlamento. Como secretario de Estado nombró al conde de Stanhope.

Richard Steele había sido expulsado del parlamento por defender la tolerancia religiosa, pero tras el cambio de monarca fue nombrado director del teatro de Drury Lane.

El año anterior, George Berkeley había marchado a Italia, pero regresó pronto a Gran Bretaña a causa de unas fiebres. John Arbuthnot, el médico que lo atendió, escribió el parte siguiente:

El pobre filósofo Berkeley tiene ya la idea de salud, que ha sido difícil producirle, pues tuvo la idea de una extraña fiebre en él, que fue difícil de destruir introduciéndole otra contraria.

Los matemáticos Jacob (ya fallecido) y Johann Bernoulli tenían un sobrino de veintisiete años llamado Nicolaus, que también se dedicó a las matemáticas. El año anterior había sido admitido en la Academia de Berlín y ahora ingresaba en la Royal Society de Londres, aunque más de uno debió de arrepentirse de haberlo admitido, porque poco después escribió una carta a su hermano Johann en el que señalaba que Newton no había entendido correctamente las derivadas sucesivas al abordar un problema sobre el efecto de una fuerza central sobre un objeto que se mueve en un medio con rozamiento, lo que le había llevado a cometer varios errores. Johann escribió a su vez a Leibniz y Leibniz publicó un panfleto anónimo titulado Charta uolans, en el que usaba las observaciones de Nicolaus como evidencia de la originalidad de sus trabajos sobre el cálculo diferencial. Por su parte, Johann publicó también dos artículos explicando el error de Newton. Keill contestó la Charta uolans, pero Leibniz decidió no contestar a su vez arguyendo que no podía responder a un idiota.

El 11 de septiembre, Rafael Casanova, un abogado que a finales del año anterior había sido elegido consejero jefe del consejo de ciento de Barcelona, tomó el pendón de la ciudad, que se guardaba en el templo de santa Eulalia, y salió a proteger desesperadamente la derruida muralla, al frente de un reducido número de barceloneses ilesos. Allí combatieron durante unas horas hasta resultar heridos. El 12 de septiembre el duque de Berwick entró en la ciudad, en la que organizó un gobierno militar provisional, la Junta de justicia y gobierno de Cataluña, que tuvo como presidente interino a José Patiño. Aunque era de ascendencia española, había nacido en Milán, y había llegado a España tras la ocupación austríaca. Habia sido superintendente de Extremadura y, desde el año anterior, de Cataluña.

Los principales cabecillas de la rebelión fueron encarcelados. Casanova fue ocultado por sus amigos, que lo hicieron pasar por muerto. Hoy en día, los catalanes celebran su fiesta nacional el 11 de septiembre. Inmediatamente, se inició la construcción de la Ciudadela, una fortaleza capaz de albergar una guarnición de ocho mil hombres. Para ello hubo que expropiar más de mil edificios del barrio marítimo, y los expropiados fueron obligados a pagar el derribo de sus propias viviendas.

El 3 de octubre, el rey Felipe V de España reconoció oficialmente a la Real academia española, cuya fundación y título real había concedido verbalmente el año anterior. El número de académicos había ascendido hasta veintidós.

Constantino Brancoveanu, el voivoda de Valaquia, fue ejecutado por los turcos por haberse aliado con el zar Pedro I. Desde ese momento, los turcos designaron como gobernantes a hospodares fanariotas, como en Moldavia.

Los otomanos declararon la guerra a Venecia, dispuestos a recuperar Morea. El rey Carlos XII de Suecia se enteró de que los turcos pretendían entregarlo al rey Augusto II de Polonia, así que en noviembre, tras resistir con unos pocos hombres, pudo huir y embarcar rumbo a su país.

A la sazón, el embajador del duque de Parma en Madrid era Giulio Alberoni, que había llegado a España acompañando al duque de Vendôme. La princesa de los Ursinos, que tenía a su cargo la educación de los hijos del rey, llegó a un acuerdo con el cardenal para proponer como futura esposa del monarca a Isabel de Farnesio, sobrina del duque de Parma, Francesco Farnesio. El matrimonio se celebró ese mismo año. Se trataba de una princesa de segunda fila, con escasos apoyos, y la de los Ursinos confió en dominarla sin dificultad, pero el 23 de diciembre tuvo lugar la primera entrevista entre ambas y resultó tempestuosa. A Isabel no le faltaba carácter, y ordenó a su septuagenaria camarera mayor que hiciera su equipaje y volviera a Francia de inmediato.

La reina, con la colaboración de Alberoni, empezó a deshacerse paulatinamente de los consejeros franceses de su esposo. El primero en caer fue Jean Orry, protegido de la princesa de los Ursinos, al que Alberoni hizo relevar de sus cargos en 1715, y no tardó en volver a Francia.

Atravesando Hungría y Alemania, el rey Carlos XII de Suecia pudo llegar a su país, al que encontró sumido en la anarquía, tras ocho años de ausencia. Concedió el principado de Zweibrücken al derrocado rey Estanislao I de Polonia. En Polonia, los adversarios del rey Augusto II formaron la confederación de Tarnogród, partidaria de Estanislao I, frente a la confederación de Sandomierz, fundada por los partidarios de Augusto II hacía más de una década.

Los otomanos invadieron Morea, que les había sido arrebatada por los venecianos dieciséis años atrás. La población griega había decidido que el dominio turco era preferible al veneciano, así que no ofrecieron resistencia.

En Norteamérica, una tribu india, los yamasíes, se había desplazado hacia el norte desde territorio español, y entró en conflicto con los colonos de Carolina del Sur.

En julio capitularon las islas de Mallorca e Ibiza, suceso que marcó el final definitivo de la guerra de Sucesión española.

Ese año se redactaron los estatutos de la Real academia española. El número de académicos se fijó en veinticuatro y se le asignó a cada uno una silla marcada con una de las letras del alfabeto. (No se incluyeron ni la "ñ" ni la "w" ni la  "y".)

El zar Pedro I tenía un hijo de veinticinco años llamado Alejo. La nobleza opuesta a los cambios que estaba imponiendo el monarca puso sus esperanzas en Alejo, el cual se convirtió en la cabeza de los adversarios de su padre. Éste no dudó en declararlo enemigo público, y el zarevich tuvo que huir a Viena, acompañado de su amante, una sirvienta finlandesa.

El 1 de septiembre murió de gangrena el rey Luis XIV de Francia, cuatro días antes del que hubiera sido su octogésimo séptimo aniversario. Su bisnieto de cinco años se convirtió en el rey Luis XV de Francia, conocido como el Bienamado. Al día siguiente, el duque Felipe II de Orleans logró que el parlamento invalidara las disposiciones de su tío sobre la regencia (para lo cual sólo tuvo que prometer a los parlamentarios que les devolvería los privilegios que el rey Sol les había quitado) y así fue reconocido como regente de Luis XV. Encargó al duque de Saint-Simon que organizara un consejo de regencia, cuya presidencia recayó en el duque de Noailles, pero fue Felipe II quien ostentó la máxima autoridad. Fue el principio de un periodo de reacción al absolutismo de Luis XIV. El parlamento, conforme a lo prometido, recuperó potestades, la corte abandonó el puritanismo que le había impuesto (al menos en cuanto a las formas) Luis XIV, cesó la persecución al jansenismo, etc. El duque de Orleans confió la política exterior a Guillaume Dubois, que había sido su preceptor.

Mme. de Maintenon, la viuda de Luis XIV, se retiró a Saint-Cyr, donde había fundado una institución para la educación de jóvenes nobles sin fortuna. También murieron ese año Fénelon y Malebranche.

Fahrenheit sustituyó el alcohol por mercurio en los termómetros que fabricaba, con lo que dio la forma definitiva a este instrumento.

El Papa Clemente XI nombró caballero al compositor Alessandro Scarlatti, que ese año estrenó Il Tigrane. También publicó una colección de doce Sinfonie di concerto grosso. Su hijo Domenico fue nombrado maestro de la Capilla Giulia del Vaticano.

El 15 de noviembre el emperador firmó con las Provincias Unidas el tratado de la Barrera, por el que cedía ciertas plazas fuertes que los neerlandeses ocuparían con fines defensivos.

El rey Jorge I de Gran Bretaña nombró canciller del tesoro a Robert Walpole, que había sido uno de los principales defensores de los derechos del actual monarca a la corona británica. Charles Spencer volvió también al gobierno e intrigó con el conde de Stanhope contra Walpole.

En Escocia estalló una rebelión en favor de Jacobo Eduardo Estuardo, donde los tories contaban con el apoyo de un sector de los whigs, los que no aprobaban la unión de Escocia e Inglaterra. Robert Harley fue encarcelado. El vizconde de Bolingbroke había huido a Francia y ahora era secretario de Jacobo Eduardo, el cual, desoyendo sus consejos, decidió marchar a Escocia, donde desembarcó en diciembre, pero la revuelta no tardó en ser sofocada y el pretendiente hubo de regresar a Francia de nuevo. La reputación de los tories se vio empañada por la revuelta, y el rey Jorge I no tuvo dificultad en desembarazarse de ellos. Desde ese momento, los whigs iban a ser la única fuerza relevante en el parlamento británico. Bolingbroke abandonó entonces la causa jacobita.

Tras amplias deliberaciones en el consejo de Castilla sobre cómo abordar la cuestión, el 16 de enero de 1716 Felipe V promulgó el decreto de Nueva planta que establecía la nueva organización para Cataluña. Eliminó los órganos de gobierno catalanes y los sustituyó por otros según el modelo castellano, si bien respetó el derecho penal, procesal y privado (que eran más severos que los castellanos). Otra cosa era el derecho público, que estableció una real audiencia, presidida por un gobernador y un capitán general, respaldado por el mayor ejército que hubo nunca en Cataluña. La audiencia dependía en lo administrativo del consejo de Castilla, mientras que en lo judicial era autónoma. El gobierno local se repartió entre doce corregidores elegidos por el rey, normalmente militares. El tesoro público sería administrado por una superintendencia, que empezó confiscando todas las propiedades de los organismos de gobierno anteriores, así como de los particulares acusados de haber apoyado a los austríacos. Se estableció un nuevo impuesto, el catastro, determinado en función de las propiedades de cada individuo. El catalán fue reemplazado por el castellano en todos los ámbitos oficiales. Las cinco universidades que había en Cataluña fueron suprimidas.

La princesa de los Ursinos, mal vista en Francia, se había trasladado a las Provincias Unidas, luego a Génova y, finalmente, acabó por instalarse en Roma.

El zar Pedro I emprendió un segundo viaje por Europa, acompañado por Vasili Dolgoruki, en busca del apoyo de Francia y de las Provincias Unidas.

El duque Felipe de Orleans dio su apoyo a un financiero escocés llamado John Law, que el 2 de mayo fundó un banco privado con derechos de emisión de papel moneda, el Banco general. El nuevo banquero resumía de esta forma los principios de lo que los franceses llamaron "el sistema de Law":

Todas las riquezas del reino entero responden del valor de esta nueva moneda; se dará todo por ella y ella será dada para todo. Con este medio, el rey encontrará un recurso siempre presente para que circule en todo momento y en todo lugar todo cuanto pueda ser comprado y vendido, sea cual fuere su naturaleza.

Ese año ingresó en la Academia de ciencias de Burdeos un joven de veintisiete años llamado Charles-Louis de Secondat, que acababa de heredar de un tío suyo la presidencia del parlamento de la ciudad juntamente con el título de barón de Montesquieu. En la academia leyó un Ensayo sobre la política religiosa de los romanos.

François Cuperin publicó su tratado L'art de toucher le clavecin.

En Luisiana vivía una tribu india peculiar, los natchez, cuya cultura se basaba en el culto al Sol. Su monarca, el Gran Sol, tenía poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Poseía numerosas esposas y servidores que cazaban para él. Cuando el Gran Sol moría, sus esposas y servidores eran inmolados con él, junto con algunos voluntarios que, de ese modo, se emparentaban con el Sol y lograban que sus familiares se convirtieran en nobles. Ese año se produjo una rebelión que los franceses sofocaron, tras lo cual fundaron una ciudad en la zona a la que llamaron precisamente Natchez.

Durante la guerra de sucesión española, un pirata llamado Edward Teach (más conocido como Barba Negra) había ejercido de corsario atacando exclusivamente barcos franceses y españoles, pero no británicos. Ahora actuaba de forma más indiscriminada. Ese año capturó un barco mercante francés, lo equipó con cuarenta cañones y así lo convirtió en un respetable buque de guerra. Pasaba los inviernos en unas islas situadas frente a Carolina del Norte, donde logró cierta inmunidad sobornando a algunos funcionarios. Otro pirata famoso de la época era Bartholomew Roberts, nacido en Gales.

El parlamento británico logró ampliar las legislaturas a siete años.

George Berkeley viajó de nuevo a Europa. En París se entrevistó con Malebranche, que tenía ya ochenta y seis años, y la entrevista acabó en una agria disputa. Luego volvió a Italia. En el transcurso de uno de sus viajes perdió el manuscrito de la segunda parte de sus Principios del conocimiento humano, y así se perdieron para siempre, porque no volvió a redactarlos. En Nápoles pudo presenciar una erupción del Vesubio.

Nicolaus Bernoulli obtuvo la cátedra de Galileo en Padua.

El rey Federico Guillermo I de Prusia contrató como médico a Georg Ernst Stahl, famoso por haber desarrollado la teoría del flogisto, según la cual el calor es una sustancia que poseen los cuerpos y que se libera en las combustiones.

El Emperador Carlos VI envió contra los turcos al príncipe Eugenio, que obtuvo la victoria de Peterwardein.

El 14 de noviembre murió en Hannover Gottfried Wilhelm von Leibiniz. Dejó inédito un manuscrito sin título que posteriormente fue publicado con el título de Monadología, una síntesis de su filosofía.

En Japón murió el shogun Tokugawa Ietsugu a la edad de seis años, y fue sucedido por Tokugawa Yoshimune, un bisnieto de Tokugawa Ieyasu.Varios años de escasez habían hecho subir los precios. Yoshimune trató de llevar a cabo reformas agraria y prohibió los gastos excesivos.

También murió el elector palatino, Juan Guillermo de Neoburgo, que fue sucedido por su hijo Carlos Felipe.

El 28 de noviembre Felipe V promulgó un decreto de Nueva planta para las islas Baleares (excepto Mallorca, que ahora era colonia británica), que estableció un sistema similar al impuesto en Cataluña a principios de año. Las cinco universidades que había en Cataluña (Barcelona, Tarragona, Lérida, Gerona y Vic) fueron clausuradas, y en 1717 se creó una nueva en Cervera, ciudad que había destacado en su apoyo a Felipe V durante la guerra civil. La nueva universidad fue confiada a los jesuitas.

El año anterior, Isabel de Farnesio le había dado un hijo a Felipe V, Carlos. El joven príncipe tenía dos hermanastros mayores, Luis y Fernando, con lo que era muy poco probable que pudiera acabar siendo rey de España. Por ello, la reina inició una enérgica política encaminada a conseguir un reino para su hijo. La idea era recuperar algunas de las posesiones europeas perdidas recientemente por España. Paulatina y discretamente, se hizo con las riendas del gobierno, en colaboración con Giulio Alberoni, que ese mismo año fue nombrado cardenal y primer ministro.

José Patiño, uno de los principales artífices del decreto de Nueva Planta catalán, así como de la aplicación de la nueva ley, había sido relevado de su cargo de sus funciones por decisión de Alberoni, que ahora lo nombraba intendente general de la marina y del ejército, superintendente de Sevilla y presindente del tribunal del Consejo de Indias, recientemente trasladado a Cádiz.

En julio España llevó a cabo un exitoso ataque contra Cerdeña. Esto provocó la reacción de Gran Bretaña y las Provincias Unidas, que firmaron con Francia la Triple alianza, con el fin de preservar los acuerdos de Utrecht. El duque Felipe II de Orleans reconoció a Jorge I como rey legítimo de Gran Bretaña (frente a las pretensiones de Jacobo Eduardo Estuardo) y, a cambio, éste reconoció al duque como heredero legítimo de la corona francesa (en caso de que el rey Luis XV muriera sin descendencia) frente a las pretensiones de Felipe V de España. De este modo, los temores de una hipotética alianza franco-española que habían influido en el posicionamiento de las potencias europeas ante la guerra de Sucesión, se habían desvanecido por completo, pues Francia había terminado enfrentada con España.

A causa de una crisis interna en el partido whig, Robert Walpole abandonó el gobierno. (Walpole, junto con una parte del partido, consideraba que la política exterior británica servía más a los intereses de Hannover que a los de la propia Gran Bretaña.) El conde de Stanhope, que había negociado la Triple alianza, volvió a ser la figura más destacada del gobierno. (El escritor Joseph Addison ocupó la secretaría de estado durante unos meses, pero luego dimitió.) Daniel Defoe se infiltró como espía del gobierno en un diario jacobita de gran tirada, el Mist's weekly journal.

Desde el siglo XIV, están documentadas en Francia asociaciones de profesionales relacionados con la construcción. Se llamaban logias y sus miembros eran los masones (en francés, albañiles). Las logias masónicas fueron adquiriendo importancia paulatinamente, a medida que los constructores de catedrales desarrollaban sus técnicas profesionales, que eran mantenidas en el más absoluto secreto. Dentro de cada logia, había incluso distintas categorías, de modo que los maestros discutían asuntos que no debían ser conocidos ni siquiera por sus trabajadores de rango inferior. Para evitar que sus documentos pudieran ser entendidos por los profanos, empleaban un complejo sistema de símbolos. Algunas logias estaban sometidas a legislaciones municipales, pero algunas privilegiadas escapaban a ellas. Eran los constructores libres o franc-maçons. No tardaron en surgir logias similares en Inglaterra y Escocia. Sin embargo, la situación de la masonería era ahora muy distinta. Los nuevos adelantos técnicos y la difusión indiscriminada de conocimientos que caracterizaba los nuevos tiempos habían vuelto anticuados los secretos de los masones. Para subsistir, muchas logias habían empezado a admitir en su seno a masones aceptados, burgueses, aristócratas y clérigos que no tenían ningún interés directo en la construcción, pero que se sentían atraídos por el secretismo y los rituales masónicos. Los masones aceptados eran, pues, como "miembros honoríficos" que se convertían en protectores de las logias, pero con el tiempo habían desplazado a los constructores y así las logias inglesas y escocesas se habían convertido en sociedades políticas en las que se agrupaban distintas facciones, como los favorables a los Estuardo frente a Cromwell, etc.

Ahora, cuatro logias londinenses se unieron para formar una Gran logia que eligió un Gran maestre que tendría jurisdicción sobre todos los "hermanos". Surgía así la llamada masonería especulativa, ya completamente desligada de la construcción.

El duque de Villeroi fue nombrado preceptor del rey Luis XV, por lo cual ingresó en el consejo de regencia, junto con el conde de Tallart.

El año anterior, el emperador Carlos VI había perdido a su heredero, y ahora le nacía una hija, María Teresa. Cuatro años atrás, el emperador había promulgado la Pragmática sanción, en virtud de la cual derogaba la disposición leopoldina, que anteponía en la línea sucesora a las hijas de su hermano José I frente a sus propias hijas. Teniendo un heredero varón, era un mero formalismo sin consecuencias prácticas, por lo que nadie se opuso, pero ahora necesitaba que la pragmática sanción fuera reconocida por todos los estados gobernados por la casa de Austria, lo cual iba a exigir delicadas negociaciones.

La guerra de sucesión española II
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