Discurso de Malcom X el 10 de noviembre de 1963

Sólo queremos mantener una charla improvisada entre vosotros y yo, nosotros. Queremos hablar con los pies en la tierra en un lenguaje que todos aquí podáis entender fácilmente. Todos estamos de acuerdo esta noche, todos los oradores han estado de acuerdo, en que los Estados Unidos tienen un problema muy serio. No sólo los Estados Unidos tienen un problema muy serio, sino que nuestra gente tiene un problema muy serio. El problema de los Estados Unidos somos nosotros. Somos su problema. La única razón por la que tienen un problema es que no nos quieren aquí. Y cada vez que te miras a ti mismo, ya seas negro, moreno, rojo o amarillo, lo que se llama un Negro, representas a una persona que plantea un problema tan serio para los Estados Unidos porque no te quieren aquí. Una vez que os enfrentéis a esto como un hecho, entonces podéis comenzar a trazar un plan que os haga parecer inteligentes, en lugar de poco inteligentes.

Lo que vosotros y yo tenemos que hacer es aprender a olvidar nuestras diferencias. Cuando nos reunimos, no nos reunimos como baptistas o metodistas. No vives en un infierno por ser bapstista, y no vives en un infierno por ser metodista. No vives en un infierno por ser metodista o baptista. No vives en un infierno por ser demócrata o republicano. No vives en un infierno por ser masón o Elk. Y seguro que no vives en un infierno por ser estadounidense; porque si fueras estadounidense, no vivirías en un infierno. Vives en un infierno por ser negro. Tú vives en un infierno, todos nosotros vivimos en un infierno por la misma razón.

Así que todos somos negros, los llamados Negroes, ciudadanos de segunda clase, exesclavos. No sois más que exesclavos. No os gusta que os digan eso. ¿Pero qué más sois? Sois exesclavos. No vinisteis aquí en el "Mayflower". Vinisteis aquí en un barco de esclavos, encadenados, como un caballo, o una vaca, o un pollo. Y os trajo aquí la gente que vino en el "Mayflower". Os trajeron aquí los llamados peregrinos, o Padres Fundadores. Ellos fueron los que os trajeron aquí.

Tenemos un enemigo común. Tenemos esto en común: tenemos un opresor común, un explotador común y un discriminador común. Pero una vez que todos nos damos cuenta de que tenemos este enemigo común, entonces nos unimos sobre la base de lo que tenemos en común. Y lo más importante que tenemos en común es ese enemigo, el hombre blanco. Él es un enemigo para todos nosotros. Sé que algunos de vosotros pensáis que algunos de ellos no son enemigos. El tiempo lo dirá.

En Bandung, creo que 1954, tuvo lugar la primera reunión por la unidad de los negros desde hacía siglos. Y cuando estudias lo que sucedió en la conferencia de Bandung, y los resultados de la conferencia de Bandung, de hecho sirve como modelo para el mismo procedimiento que vosotros y yo podemos usar para resolver nuestros problemas. En Bandung, todas las naciones se unieron. Eran naciones oscuras de África y Asia. Algunos eran budistas. Algunos eran musulmanes. Algunos eran cristianos. Algunos eran confucianistas; algunos eran ateos. A pesar de sus diferencias religiosas, se unieron. Algunos eran comunistas; algunos eran socialistas; algunos eran capitalistas. A pesar de sus diferencias económicas y políticas, se unieron. Todos ellos eran negros, marrones, rojos o amarillos.

Lo principal a lo que no se permitió asistir a la conferencia de Bandung fue al hombre blanco. No pudo asistir. Una vez que excluyeron al hombre blanco, descubrieron que podían unirse. Una vez que lo mantuvieron fuera, todos los demás encajaron y se alinearon. Esto es lo que vosotros y yo tenemos que entender. Y estas personas que se reunieron no tenían armas nucleares; no tenían aviones a reacción; no tenían todos los armamentos pesados que tiene el hombre blanco. Pero tenían unidad.

Pudieron enterrar sus pequeñas diferencias y ponerse de acuerdo en una cosa: que aunque un africano venía de Kenia y estaba siendo colonizado por los ingleses, y otro africano venía del Congo y estaba siendo colonizado por los belgas, y otro africano venía de Guinea y estaba siendo colonizado por los franceses, y otro venía de Angola y estaba siendo colonizado por los portugueses, cuando llegaron a la conferencia de Bandung, miraron al portugués y al francés, y al inglés, y al otro, al holandés, y aprendieron o se dieron cuenta de la única cosa que todos tenían en común: todos eran de Europa, todos eran europeos, rubios, de ojos azules y de piel blanca. Empezaron a reconocer quién era su enemigo. El mismo hombre que estaba colonizando a nuestra gente en Kenia estaba colonizando a nuestra gente en el Congo. El mismo del Congo estaba colonizando a nuestra gente en Sudáfrica, en Rodesia del Sur, en Birmania, en la India, en Afganistán y en Pakistán. Se dieron cuenta en todo el mundo de que donde el hombre oscuro estaba siendo oprimido, estaba siendo oprimido por el hombre blanco; donde el hombre oscuro estaba siendo explotado, estaba siendo explotado por el hombre blanco. Así que se unieron sobre esta base: que tenían un enemigo común.

Y cuando vosotros y yo, aquí en Detroit y en Michigan y en los Estados Unidos, quienes hemos despertado hoy, miramos a nuestro alrededor, también nos damos cuenta de que aquí, en los Estados Unidos, todos tenemos un enemigo común, ya sea que esté en Georgia o Michigan, ya sea en California o Nueva York. Es el mismo hombre: ojos azules y cabello rubio y piel pálida, el mismo hombre. Así que lo que tenemos que hacer es lo que ellos hicieron. Acordaron dejar de discutir entre ellos. Cualquier pequeña disputa que tuvieran, la resolverían entre ellos, se reunirían. No dejéis que el enemigo sepa que tenéis un desacuerdo.

En lugar de ventilar nuestras diferencias en público, tenemos que darnos cuenta de que todos somos la misma familia. Y cuando tienes una pelea familiar, no sales a la acera. Si lo haces, todo el mundo te llama grosero, maleducado, incivilizado, salvaje. Si algo no va bien en casa, lo arreglas en casa; te metes en el armario, lo discutes a puerta cerrada. Y luego, cuando sales a la calle, presentas un frente común, un frente unido. Y esto es lo que tenemos que hacer en la comunidad, en la ciudad y en el Estado. Tenemos que dejar de ventilar nuestras diferencias frente al hombre blanco. Sacad al hombre blanco de nuestras reuniones, primer punto, y luego sentáos y hablad unos con otros. Eso es todo lo que tenéis que hacer.

Me gustaría hacer algunos comentarios sobre la diferencia entre la revolución black y la revolución Negro. Hay una diferencia. ¿Son las dos iguales? Y si no lo son, ¿cuál es la diferencia? ¿Cuál es la diferencia entre una revolución black y una revolución Negro? Primero, ¿qué es una revolución? A veces me inclino a pensar que muchos de nuestra gente están usando esta palabra "revolución" vagamente, sin considerar cuidadosamente lo que esta palabra significa realmente, y cuáles son sus características históricas. Cuando estudias la naturaleza histórica de las revoluciones, el motivo de una revolución, el objetivo de una revolución y el resultado de una revolución, y los métodos utilizados en una revolución, puedes cambiar de discurso. Puedes diseñar otro plan. Puedes cambiar tu objetivo y puedes cambiar de opinión.

Mirad la Revolución Americana de 1776. ¿Para qué era esa revolución? Por la tierra. ¿Por qué querían la tierra? Independencia. ¿Cómo se llevó a cabo? Con derramamiento de sangre. Número uno: se basó en la tierra, la base de la independencia. Y la única forma en que podían conseguirlo era el derramamiento de sangre. La Revolución Francesa ¿en qué se basó? En la tierra, más que contra el propietario. ¿Para qué era? Por la tierra. ¿Cómo lo consiguieron? Con derramamiento de sangre. No hubo empatía; no hubo compromiso; no hubo negociación. Os lo digo, no sabéis lo que es una revolución. Porque cuando descubráis lo que es, volveréis al callejón; os saldréis del camino. La Revolución Rusa ¿en qué se basó? En la tierra. La tierra, más que contra el propietario. ¿Cómo lo hicieron? Con derramamiento de sangre. No hay una revolución que no implique derramamiento de sangre. Y tenéis miedo de sangrar. He dicho que tenéis miedo de sangrar.

Cuando el hombre blanco os envió a Corea, sangrasteis. Él os envió a Alemania, sangrasteis. Os envió al Pacífico Sur para luchar contra los japoneses, os desangrasteis. Os habéis desangrado por la gente blanca. Pero cuando llega el momento de ver cómo tus propias iglesias son bombardeadas y niñas negras son asesinadas, no tenéis sangre. Sangráis cuando el hombre blanco os manda sangrar; mordéis cuando el hombre blanco os manda morder; y ladráis cuando el hombre blanco os manda ladrar. Odio decir esto de nosotros, pero es verdad. ¿Cómo vais a ser no violentos en Mississippi, habiendo sido tan violentos en Corea? ¿Cómo podéis justificar ser no violentos en Mississippi y Alabama, cuando vuestras iglesias están siendo bombardeadas y vuestras niñas están siendo asesinadas, y al mismo tiempo vais a ser violentos con Hitler, Tojo y alguno más que ni siquiera conocéis?

Si la violencia está mal en los Estados Unidos, la violencia está mal en el extranjero. Si está mal ser violento defendiendo a mujeres negras y niños negros y bebés negros y hombres negros, entonces está mal que los Estados Unidos nos recluten y nos hagan violentos en el extranjero en su defensa. Y si es correcto que los Estados Unidos nos recluten y nos enseñen a ser violentos en su defensa, entonces es correcto que vosotros y yo hagamos lo que sea necesario para defender a nuestro propio pueblo aquí en este país.

La Revolución China: querían la tierra. Echaron a los británicos, junto con el tío Tom chino. Sí, lo hicieron. Nos dieron un buen ejemplo. Cuando estaba en la cárcel, leí un artículo... no os sorprendáis cuando digo que estuve la cárcel. Todavía estáis en la cárcel. Eso es lo que significa Estados Unidos: cárcel. Cuando estaba en la cárcel leí un artículo en la revista Life que mostraba a una niña china de nueve años; su padre estaba de rodillas y ella estaba apretando el gatillo porque era un tío Tom chino. Cuando hicieron la revolución allí, se llevaron a toda una generación de tíos Tom. Simplemente acabaron con ellos. Y en diez años esa niña se convierte en una mujer adulta. No más tíos Tom en China. Y hoy es uno de los países más duros, rudos de la tierra y temidos  por el hombre blanco. Porque no hay tíos Tom allí.

De todos nuestros estudios, la historia es la más adecuada para recompensar nuestra investigación. Y cuando veis que tenéis problemas, lo único que tenéis que hacer es examinar el método histórico utilizado en todo el mundo por otros que han tenido problemas similares a los vuestros. Y una vez que veáis cómo arreglaron el suyo, entonces sabréis cómo podéis arreglar los vuestros. Ha habido una revolución, una revolución negra, en África. En Kenia, los Mau Mau eran revolucionarios; fueron los que hicieron la palabra "Uhuru" [palabra keniana para "libertad"]. Ellos fueron los que la popularizaron. Los Mau Mau, eran revolucionarios. Creían en la tierra quemada. Dejaron a un lado todo lo que se les interpusiera y su revolución también se basó en la tierra, un deseo de tierra. En Argelia, en el norte de África, tuvo lugar una revolución. Los argelinos eran revolucionarios; querían la tierra. Francia les ofreció integrarse en Francia. Le dijeron a Francia: al diablo con Francia. Querían algo de tierra, no algo de Francia. Y se enzarzaron en una sangrienta batalla.

De modo que cito estas revoluciones, hermanos y hermanas, para mostraros que no estáis inmersos en una revolución pacífica. No estás en una revolución de poner la otra mejilla. No existe tal cosa como una revolución no violenta. El único tipo de revolución que no es violenta es la revolución Negro. La única revolución basada en amar a tu enemigo es la revolución Negro. La única revolución en la que el objetivo es un restaurante desegregado, un teatro desegregado, un parque desegregado y un baño público desegregado; puedes sentarte junto a los blancos en el baño. Eso no es una revolución. La revolución se basa en la tierra. La tierra es la base de toda independencia. La tierra es la base de la libertad, la justicia y la igualdad.

El hombre blanco sabe lo que es una revolución. Él sabe que la revolución black es mundial, amplia en alcance y naturaleza. La revolución black está arrasando Asia, barriendo África, está levantando la cabeza en América Latina. La Revolución Cubana: eso es una revolución. Derrocó el sistema. La revolución está en Asia. La revolución está en África. Y el hombre blanco está gritando porque ve la revolución en América Latina. ¿Cómo creéis que reaccionará ante vosotros cuando aprendáis lo que es una verdadera revolución? No sabéis lo que es una revolución. Si lo supierais, no usaríais esa palabra.

Una revolución es sangrienta. La revolución es hostil. La revolución no conoce ningún compromiso. La revolución derriba y destruye todo lo que se interpone en su camino. Y vosotros, sentados aquí diciendo: "Voy a amar a esta gente sin importar cuánto me odien". No, necesitáis una revolución. ¿Quién ha oído hablar de una revolución en la que se abran los brazos, como el reverendo Cleage estaba señalando maravillosamente, mientras cantaba "We Shall Overcome"? Decídmelo. No se hace eso en una revolución. No cantas nada; estás demasiado ocupado. Se basa en la tierra. Un revolucionario quiere tierras para poder establecer su propia nación, una nación independiente. Estos Negroes no están pidiendo ninguna nación. Están tratando de arrastrarse de vuelta a la plantación.

Cuando quieres una nación, eso se llama nacionalismo. Cuando el hombre blanco se involucró en una revolución en este país contra Inglaterra, ¿para qué era? Quería esta tierra para poder establecer otra nación blanca. Eso es nacionalismo blanco. La Revolución Estadounidense fue nacionalismo blanco. La Revolución Francesa fue nacionalismo blanco. La Revolución Rusa también, sí, fue nacionalismo blanco. ¿No estáis de acuerdo? ¿Por qué creeéis que Jrushchov y Mao no pueden verse? Nacionalismo blanco. ¿En qué se basan todas las revoluciones que están sucediendo en Asia y África hoy en día? Nacionalismo black. Un revolucionario es un nacionalista black. Él quiere una nación. Estaba leyendo algunas hermosas palabras del reverendo Cleage, señalando por qué no podía reunirse con otro aquí en la ciudad, porque todos tenían miedo de ser identificados con el nacionalismo black. Si le tienes miedo al nacionalismo black. le tienes miedo a la revolución. Y si te gusta la revolución, te encanta el nacionalismo black.

Para entender esto, tienes que volver a lo que este joven hermano ha llamado el Negro doméstico y el Negro de campo en la época de la esclavitud. Había dos tipos de esclavos. Estaba el Negro doméstico y el Negro de campo. Los Negroes domésticos vivían en la casa con el amo, vestían bastante bien, comían bien porque comían su comida, sus sobras. Vivían en el ático o en el sótano, pero aún así vivían cerca del amo; y amaban a su amo más de lo que el amo se amaba a sí mismo. Darían su vida para salvar la casa del amo más rápido de lo que lo haría el amo. El Negro doméstico, si el amo dijera: "Tenemos una buena casa aquí", el Negro doméstico diría: "Sí, tenemos una buena casa aquí". Cada vez que el amo decía "nosotros", él decía "nosotros".

Si la casa del amo se incendiaba, el Negro doméstico lucharía más enérticamente para apagar el fuego que el propio amo. Si el amo enfermara, el Negro doméstico diría: "¿Qué pasa, patrón, estamos enfermos?" ¡Estamos enfermos! Se identificaba con su amo más de lo que su amo se identificaba consigo mismo. Y si ibas al Negro doméstico y le decías: "Huyamos, escapemos, alejémonos", el Negro doméstico te miraría y diría: "Hombre, estás loco. ¿Qué quieres decir con alejarnos? ¿Dónde hay una casa mejor que ésta? ¿Dónde puedo tener ropa mejor que ésta? ¿Dónde puedo comer mejor comida que ésta?" Así era un Negro doméstico. En aquellos días se le llamaba "nigger doméstico". Y así es como lo llamamos hoy, porque todavía tenemos algunos nigger domésticos rondando por aquí.

Este Negro doméstico moderno ama a su amo. Quiere vivir cerca de él. Pagará tres veces más de lo que vale la casa sólo por vivir cerca de su amo, y luego presumirá diciendo "soy el único negro aquí". "Soy el único en mi trabajo". "Soy el único en esta escuela". No eres más que un Negro doméstico. Y si alguien viene a ti ahora mismo y te dice: "Alejémonos", dices lo mismo que dijo el Negro doméstico en la plantación. "¿Qué quieres decir con alejarnos? ¿De los Estados Unidos? ¿De este buen hombre blanco? ¿Dónde vas a conseguir un trabajo mejor que el que tienes aquí?" Quiero decir, esto es lo que decís. "No tengo nada en África", eso es lo que decís. ¿Por qué? Dejasteis vuestra mente en África.

En esa misma plantación, estaba el Negro de campo. El Negro de campo, ése formaba las masas. Siempre había más Negroes de campo que Negroes domésticos. El Negro de campo vivía en el infierno. Se comía las sobras. En la casa comían lo bueno del cerdo. El Negro de campo no tenía más que lo que quedaba de las entrañas del cerdo, lo que hoy en día llaman "chitt'lin". En aquellos días lo llamaban por su nombre: tripas. Eso es lo que erais, devoradores de tripas. Y algunos de vosotros todavía sois devoradores de tripas.

El Negro de campo era golpeado desde la mañana hasta la noche. Vivía en una choza, en una cabaña; llevaba ropa vieja de segunda mano. Odiaba a su amo. Yo digo que odiaba a su amo. Era inteligente. Aquel Negro doméstico amaba a su amo. Pero los Negroes de campo, recordad, constituían la mayoría, y odiaban al amo. Cuando la casa se incendiaba, él no trataba de apagarla; ese Negro de campo rezaba pidiendo viento, aunque fuera una brisa. Cuando el amo enfermaba, el Negro de campo rezaba para que muriera. Si alguien le iba al Negro del campo y le decía: "Alejémonos, corramos", no decía "¿A dónde vamos?" Él decía: "Cualquier lugar es mejor que éste". Hoy tenéis Negroes de campo en los Estados Unidos. Yo soy un Negro de campo. Las masas son los Negroes de campo. Cuando ven la casa de este hombre en llamas, no oís hablar a estos pequeños Negroes de que "nuestro gobierno está en apuros". Dicen: "El gobierno está en apuros". Imagina a un negro: ¡Nuestro gobierno! Incluso escuché a uno decir "nuestros astronautas". Ni siquiera le dejarán acercarse a las instalaciones ¡y dice "nuestros astronautas"! "Nuestra Marina" .  Es un Negro que no está en sus cabales. Ése es un negro que no está en sus cabales.

Al igual que el amo de esclavos de entonces usaba a Tom, el Negro doméstico, para mantener a los Negroes de campo bajo control, el mismo antiguo amo de esclavos de hoy tiene Negroes que no son más que modernos tíos Tom, tíos Tom del siglo XX, para mantenernos a vosotros y a mí bajo control, para mantenernos pasivos, pacíficos y no violentos. Ése es Tom haciéndoos no violentos. Es como cuando vas al dentista y el hombre te va a sacar el diente. Vas a pelear con él en cuanto empiece a tirar, así que te inyecta una cosa en la mandíbula llamada novocaína, para hacerte pensar que no te están haciendo nada. Así que te sientas allí y, como tienes toda esa novocaína en la mandíbula, sufres pacíficamente. La sangre corre por toda tu mandíbula, y no sabes lo que está pasando. Porque alguien te ha enseñado a sufrir pacíficamente.

El hombre blanco os hace lo mismo en la calle, cuando quiere encadenaros la mente y aprovecharse de vosotros y no tener preocuparse de que contraataquéis. Para evitar que contraataquéis, hace que estos viejos religiosos tíos Tom os enseñen a vosotros y a mí, al igual que la novocaína, a sufrir pacíficamente. No dejéis de sufrir, sólo sufrid pacíficamente. Como señaló el reverendo Cleage, "Dejad que vuestra sangre fluya en las calles". Esto es una vergüenza. Y sabéis que es un predicador cristiano. Si es una vergüenza para él, ya sabéis lo que es para mí.

No hay nada en nuestro libro, el Corán que nos enseñe a sufrir pacíficamente. Nuestra religión nos enseña a ser inteligentes. Sé pacífico, sé cortés, obedece la ley, respeta a todos; pero si alguien te pone la mano encima, envíalo al cementerio. Ésa es una buena religión. De hecho, esa es la religión de los viejos tiempos. Es de la que mamá y papá solían hablar: ojo por ojo, y diente por diente, y cabeza por cabeza, y vida por vida: ésa es una buena religión. Y a nadie le molesta que se enseñe ese tipo de religión, si no es un lobo que tiene la intención de convertiros en su comida.

Así es con el hombre blanco en los Estados Unidos. Él es un lobo y vosotros sois las ovejas. Cada vez que un pastor, un sacerdote, nos enseña a vosotros y a mí a no huir del hombre blanco y, al mismo tiempo, nos enseña a no luchar contra el hombre blanco, él es un traidor a vosotros y a mí. No dejéis vuestra vida porque sí. No, preservad vuestra vida. Es lo mejor que tenéis. Y si tienes que renunciar a ella, que en una lucha igual.

El amo de esclavos tomó a Tom y lo vistió bien, y lo alimentó bien, e incluso le dio un poco de educación, un poco de educación; le dio un abrigo largo y un sombrero de copa e hizo que todos los demás esclavos lo vieran. Luego usó a Tom para controlarlos. La misma estrategia que se usaba en aquellos días es utilizada hoy por el mismo hombre blanco. Él toma a un Negro, lo que se dice un Negro, y lo hace prominente, lo construye, lo publicita, lo hace famoso. Y luego se convierte en portavoz de los Negroes y en un líder Negro.

Me gustaría mencionar sólo una cosa más rápidamente, y es el método que usa el hombre blanco, cómo el hombre blanco usa estas "grandes armas", o líderes Negros, contra la revolución black. No son parte de la revolución black. Se usan contra la revolución black.

Cuando Martin Luther King no logró desegregar Albany, Georgia, la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos llegó a su punto más bajo. King casi fracasó como líder. Además, incluso financieramente, la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur estaba en problemas financieros; además estaba en problemas, punto, con la gente cuando no lograron desegregar Albany, Georgia. Otros líderes negros de derechos civiles de talla nacional se convirtieron en ídolos caídos. A medida que se convirtieron en ídolos caídos, comenzaron a perder su prestigio e influencia, los líderes Negros locales comenzaron a agitar a las masas. En Cambridge, Maryland, Gloria Richardson; en Danville, Virginia, y otras partes del país, los líderes locales comenzaron a agitar a nuestra gente desde la base. Esto nunca lo hicieron estos Negroes que conocéis, de talla nacional. Te controlaron, pero nunca te incitaron ni te emocionaron. Te controlaron; te contuvieron; te mantuvieron en la plantación.

Tan pronto como King fracasó en Birmingham, los Negroes salieron a las calles. King salió y se fue a California a un gran mitin y recaudó alrededor de no sé cuántos miles de dólares. Vino a Detroit y organizó una marcha y recaudó algunos miles más de dólares. Y recordad, justo después de eso [Roy] Wilkins atacó a King, acusó a King y al CORE [Congreso de Igualdad Racial] de causar problemas en todas partes y luego de hacer que la NAACP [Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color] los sacara de la cárcel y gastara mucho dinero; y luego acusaron a King y al CORE de recaudar todo el dinero y no devolverlo. Esto sucedió; lo tengo en evidencia documentada en el periódico. Roy comenzó a atacar a King, y King comenzó a atacar a Roy, y Farmer comenzó a atacar a ambos. Y cuando estos Negroes de talla nacional comenzaron a atacarse unos a otros, comenzaron a perder el control de las masas negras.

Y los Negroes estaban ahí fuera en las calles. Hablaban de cómo íbamos a marchar a Washington. Por cierto, justo en ese momento Birmingham había explotado, y los Negroes en Birmingham, recordad, también explotaron. Comenzaron a apuñalar a esos supremacistas por la espalda y a romperles la cabeza, sí, eso hicieron. Fue entonces cuando Kennedy envió las tropas a Birmingham. Entonces, y justo después de eso, Kennedy salió en la televisión y dijo "esto es una cuestión moral". Fue entonces cuando dijo que iba a exponer un proyecto de ley de derechos civiles. Y cuando mencionó el proyecto de ley de derechos civiles y los supremacistas sureños empezaron a hablar de cómo iban a boicotearlo u obstruirlo, entonces los Negroes comenzaron a hablar, ¿de qué? Vamos a marchar a Washington, marchar al Senado, marchar a la Casa Blanca, marchar al Congreso, y detenerlo; no dejéis que el gobierno siga adelante. Incluso dijeron que iban a entrar en el aeropuerto y acostarse en la pista y no dejar que ningún avión aterrizara. Os estoy contando lo que dijeron. Eso era una revolución. Eso era una revolución. Eso era la revolución black.

Las bases estaban allí en la calle. Eso asustó al hombre blanco hasta la muerte, asustó a la estructura de poder blanco en Washington, D. C. hasta la muerte; yo estaba allí. Cuando se enteraron de que esta apisonadora black iba a caer sobre la capital, llamaron a Wilkins; llamaron a Randolph; llamaron a estos líderes nacionales Negro que respetáis y les dijeron: "Anuladlo". Kennedy dijo: "Miren, están dejando que esto vaya demasiado lejos". Y el viejo Tom dijo: "Patrón, no puedo detenerlo, porque yo no lo empecé". Os estoy contando lo que dijeron. Dijeron: "No estoy metido en eso, y mucho menos a la cabeza". Dijeron: "Estos Negroes están haciendo cosas por su cuenta. Están corriendo por delante de nosotros". Y ese viejo zorro astuto, dijo: "Bueno, si ustedes no están en eso, los pondré en ello. Les pondré a la cabeza. Lo respaldaré. Lo agradeceré. Lo apoyaré. Me uniré a ello".

Fue cuestión de horas. Se reunieron en el Hotel Carlyle de la ciudad de Nueva York. El Hotel Carlyle es propiedad de la familia Kennedy; ése es el hotel en el que Kennedy pernoctó hace dos noches; pertenece a su familia. Una sociedad filantrópica encabezada por un hombre blanco llamado Stephen Currier reunió a los principales líderes de los derechos civiles en el Hotel Carlyle. Y les dijo que: "Al luchar entre ustedes, están destruyendo el movimiento de derechos civiles. Y ya que están luchando por el dinero de los liberales blancos, establezcamos lo que se conoce como el Consejo para el Liderazgo Unido de los Derechos Civiles. Formemos este consejo, y todas las organizaciones de derechos civiles pertenecerán a él, y lo usaremos para recaudar fondos". Dejadme que os muestre lo astuto que es el hombre blanco. Y tan pronto como lo formaron, eligieron a Whitney Young como presidente, y ¿quién creéis que se convirtió en el copresidente? Stephen Currier, el hombre blanco, un millonario. Powell estaba hablando de ello hoy. De esto estaba hablando. Powell sabe lo que sucedió. Randolph sabe lo que sucedió. Wilkins sabe lo que sucedió. King sabe lo que sucedió. Todos los llamados Seis Grandes saben lo que pasó.

Una vez que lo organizaron, con el hombre blanco en lo alto, les prometió y les dio 800.000 dólares para dividir entre los Seis Grandes; y les dijo que después de que terminara la marcha les daría 700.000 dólares más. Un millón y medio de dólares dividido entre líderes que habéis estado siguiendo, por los que vais a la cárcel, por los que habéis llorado lágrimas de cocodrilo. Y no son más que Frank James y Jesse James y los llamáis hermanos.

Tan pronto como formaron la organización, el hombre blanco puso a su disposición los mejores expertos en relaciones públicas; les abrió los medios de comunicación de todo el país; y luego comenzaron a proyectar a estos Seis Grandes como los líderes de la marcha. Originalmente, ni siquiera estaban en la marcha. Estabais hablando de la marcha de marzo en Hastings Street ¿Sigue Hastings Street aquí? En Hastings Street. Estabais hablando de la marcha en Lenox Avenue, y en —¿Cómo lo llamáis?— Fillmore Street, y Central Avenue, y 32nd Street y 63rd Street. Ahí era donde se hablaba de la marcha. Pero el hombre blanco puso a los Seis Grandes a la cabeza; los convirtió en la marcha. Se convirtieron en la marcha. Se hicieron cargo. Y el primer movimiento que hicieron después de tomar el mando fue invitar a Walter Reuther, un hombre blanco; invitaron a un sacerdote, un rabino y un viejo predicador blanco. Sí, un viejo predicador blanco. El mismo elemento blanco que puso a Kennedy en el poder: el trabajo, los católicos, los judíos y los protestantes liberales; la misma camarilla que puso a Kennedy en el poder, se unió a la marcha sobre Washington.

Es como cuando tienes un café que es demasiado negro, lo que significa que es demasiado fuerte. ¿Qué haces? Lo mezclas con crema; lo haces débil. Si le echas demasiada crema, ni siquiera sabrás que había café. Estaba caliente, se vuelve fresco. Era fuerte, se vuelve débil. Te despertaba, ahora te hará dormir. Esto es lo que hicieron con la marcha sobre Washington. Se unieron a ella. No la integraron; se infiltraron en ella. Se unieron a ella, se convirtieron en parte de ella, se hicieron cargo. Y cuando se hicieron cargo de ella, perdió a a su militancia. Dejaron de estar enojados. Dejaron de estar calientes. Dejaron de ser inflexibles. Incluso dejó de ser una marcha. Se convirtió en un picnic, en un circo. Nada más que un circo, con payasos y todo. Teníais uno aquí mismo en Detroit —lo vi en la televisión— con payasos dirigiéndolo, payasos blancos y payasos negros. Sé que no os gusta lo que estoy diciendo, pero os lo voy a decir de todos modos. Porque puedo probar lo que estoy diciendo. Si creéis que lo que os estoy diciendo no es cierto, traedme a Martin Luther King y A. Philip Randolph y James Farmer y esos otros tres, y a ver si lo niegan ante un micrófono.

No. Fue una liquidación. Fue una toma de posesión. Cuando James Baldwin llegó de París, no lo dejaron hablar, porque no podían hacer que siguiera el guión. Burt Lancaster leyó el discurso que se suponía que Baldwin debía pronunciar; no dejaron que Baldwin subiera allí, porque sabían que Baldwin era capaz de decir cualquier cosa. Lo controlaron tan de cerca... les dijeron a esos Negroes a qué hora llegar a la ciudad, cómo llegar, dónde detenerse, qué pancartas llevar, qué canción cantar, qué discurso podían dar y qué discurso no podían dar; y luego les dijeron que salieran de la ciudad al atardecer. Y todos esos Tom estaban fuera de la ciudad al atardecer. Ahora sé que no os gusta que diga esto. Pero puedo probarlo. Fue un circo, una actuación que superó cualquier cosa que Hollywood pudiera hacer, la actuación del año. Reuther y esos otros tres demonios deberían recibir un Premio de la Academia a los mejores actores, porque actuaron como si realmente amaran a los Negroes y engañaron a muchos Negroes. Y los seis líderes Negro también deberían recibir un premio, a los mejores actores secundarios.