6 DE FEBRERO DE 2008 EL MUNDO

Era post Kyoto y España

José Luis Rubio

PREMIO REY JAIME I

http://www.uv.es/~jlrubio/

La lucha contra el cambio climático no a hecho más que empezar. El protocolo de Kioto (2008-2012) es solo un dificultoso inicio y un complicado prólogo de debates sobre cómo abordar cambios profundos en la biosfera. El trasfondo esencial y la dificultad de abordarlo, es la necesidad de un cambio drástico en las bases de las políticas de desarrollo, energéticas y ambientales de los países industrializados. Además este cambio ha de evitar que los países emergentes sigan ese mismo y cuestionado modelo.

Se trata de un problema que afecta a todos. Tanto los que persisten en contaminar la atmósfera, como los que no. El lado positivo es que quizás desde los tiempos de la Peste Negra, la humanidad no había tenido la oportunidad de abordar de forma conjunta un objetivo unitario y común.

El protocolo de Kioto, con sus indudables aspectos positivos cuenta también con flagrantes debilidades. Pese a la contundencia de informes como el presentado el pasado noviembre en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, no deja de ser irónico que países como Estados Unidos no lo suscriban y países como Australia hayan mostrado enormes reticencias. Perversa y causalmente, USA es el país con más emisiones de gases invernadero (22% del total) y el que cuenta con mayores reservas de carbono. Por su parte Australia es el mayor exportador mundial de carbono. Otra ironía es que los acuerdos de Kioto no obligan a los países emergentes. Por ello, gigantes de la contaminación atmosférica como China, India, México, Brasil o Sudáfrica, no están obligados a reducir sus emisiones.

Kioto se puede considerar como un mecanismo de transición hacia actuaciones más amplias y decididas. La reciente reunión de Bali (Indonesia), marca las orientaciones que se seguirán en la era post Kioto y que se centrarán en cuatro pilares básicos: mitigación, adaptación, tecnologías y financiación. Bali ha iniciado un nuevo estilo y alcance en los procesos de negociación ante los que USA está adoptando posiciones, digamos, más civilizadas. Una novedad importante es la mayor atención al potencial de los sumideros naturales como los bosques y la lucha contra la deforestación.

Este aspecto es de particular interés para España. Nuestro país es un territorio fundamentalmente árido y que según casi todas las predicciones lo va a ser aun más. Sorprende que España no solo no esté cumpliendo sus obligaciones de contención de emisiones en el contexto de la UE, sino que no desarrolle políticas más activas y coherentes con su problemática particular. Sorprende que España no haya sido más activa en ligar los aspectos de cambio climático con la potenciación de recursos tan vitales como el agua y el suelo. El reforzamiento de sumideros naturales como bosques, suelo y espacio agrario no solo contribuiría en aspectos sustan­ciales de mitigación y adaptación, sino que estaría en consonancia con la cada vez mas acuciante amenaza de escasez de recursos hídricos y de aridización del territorio. Quizás a partir de de Bali, y ya en era post Kioto, se empiece a armonizar la lucha contra el cambio climático y la protección de nuestro territorio.