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EL MUNDO, 19 DE DICIEMBRE DE 2007

 

Rudos visitantes

 

José Luis Rubio

PREMIO REY JAIME I

http://www.uv.es/~jlrubio/

 

Imagínense un bello y sereno planeta desplazándose majestuoso por el espacio. El planeta cuenta con una larguísima evolución y con grandes cambios y transformaciones que se han ido produciendo a lo largo de la vertiginosa cifra de unos 4.500 millones de años. Esta larga evolución, finalmente lo ha transformado en un mundo fascinante. El planeta ofrece el despliegue espectacular de una inmensa gama de colores y tonalidades. Se observan, infinitas formas de vida y sonidos de todo tipo. Su paisaje es variado y rico. Muestra lugares poderosamente atractivos y acogedores. Otros espacios impresionan por su dimensión y serenidad.


Pero este planeta funciona bajo unas leyes muy afinadas. Su funcionamiento depende de unos delicados equilibrios entre las actividades de todos sus componentes. La vida que muestra está regulada por leyes que armonizan concentraciones infinitesimales de compuestos químicos, radiaciones, temperatura y procesos vitales. Estas leyes están tan ajustadas que pequeños cambios en sus constantes podrían poner en aprietos a sus manifestaciones de vida.


En este contexto imagínense unos extraños visitantes que desembarcan en el planeta. Son una especie activa y espabilada que en un sorprendente corto espacio de tiempo, de solo unos pocos miles de años, es capaz de extenderse por todo el planeta y desarrollar ingeniosos artilugios y mejorar paulatinamente sus propias condiciones de vida. A estos ingeniosos desarrollos lo llaman ciencia. Lo de extenderse quizás está relacionado con un libro al que llaman Biblia, que muchos de ellos siguen a pies juntillas y que les invita a crecer y multiplicarse.


Pero esta especie, con sus virtudes, también muestra comportamientos desconsiderados. Pese a su condición de recién llegados al planeta y solo en un cortísimo periodo de tiempo han producido grandes impactos. Estos impactos aumentan debido a que su número crece vertiginosamente. En solo dos mil años pasaron de unos cuantos millones a nada menos que 6 500 millones. Estos visitantes han destruido enormes masas de verdes y lustrosas coberturas vegetales. Han quemado bosques y sabanas con obsesiva dedicación. Han contaminado aguas cristalinas de ríos, lagos y mares. En los últimos tiempos han emitido a su atmósfera un continuo e ingente tonelaje de compuestos químicos. Las finas leyes que regulan la vida en el planeta pueden verse afectadas. Algunos de estos visitantes empiezan a preocuparse pero les llaman catastrofistas.


El final de la historia no la conocemos. Es muy probable que estos recién llegados rectifiquen algunos de sus comportamientos y actitudes: Es muy probable que acaben de percatarse de la belleza y del misterio insondable que representa el planeta que los acoge. Pero no sabemos qué pasará. La historia nos contará si finalmente los visitantes superaron y corrigieron sus desmanes y empezaron a comportarse como unos correctos invitados en el sereno planeta que se convirtió en su casa.

 

 

 

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