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EL MUNDO, 2 DE ABRIL DE 2008

 

De arrastrarse a volar

 

JOSÉ LUIS RUBIO
PREMIO REY JAIME I

 

http://www.uv.es/~jlrubio/

 

A lo mejor la naturaleza inventó la complicada metamorfosis de oruga a mariposa para que aprendiéramos algo. Las peripecias de un ciclo vital tan enrevesado son sorprendentes.

La oruga tiene una perspectiva vital limitada. Se arrastra lentamente. Es presa codiciada por multitud de depredadores. Sus horizontes están a ras del suelo. Sus desplazamientos penosos y limitados solo le permiten conocer una parte muy reducida de su mundo.

El ser humano, a veces, y en ocasiones durante largos periodos de tiempo, piensa y se comporta como una oruga. En esos momentos, arrastramos nuestro cuerpo y nuestras ideas no remontan la altura de la suela de un zapato. Además, nos sentimos vulnerables a todos los ataques, imaginarios o no, de la fauna de nuestro territorio de trabajo o de nuestro biotopo social.

La oruga, cansada de arrastrarse, decide en algún momento, que ya está bien, y se retira a meditar rodeándose de la maraña de sus desventuras, y entra en trance místico.

Nosotros también, ocasionalmente, necesitamos esa retirada al interior de los cuarteles de invierno. Allí también nos rodeamos con los enrevesados hilos del pensamiento a la búsqueda de calma y sosiego.

Durante el retiro a la oruga le ocurren cosas que maravillan. A nosotros, a veces, puede que también.

A continuación, la crisálida inicia la delicada tarea de abrirse paso desde el interior de su capsula protectora hacia su renacimiento. Esta fase le exige aprendizaje y concentración.

En el ser humano, es el momento en que el ánimo se tranquiliza y serena. Es el momento en que aprende que las cosas pueden verse de otra manera. Si logra percibirlas de otra manera, es que estas, han cambiado.

A la antigua oruga, ahora convertida en mariposa, se le han cambiado todos sus esquemas vitales. Ahora vuela. El mundo tiene tres dimensiones. Es ágil, rápida y hay infinitos horizontes.

El pensamiento humano, si ha tenido suerte después de la catarsis, oh maravilla también es otro. Donde había limitaciones, problemas, miserias, ahora levanta el vuelo y casi todo es posible. Lo sorprendente es que los cambios surgen de la misma larva o del mismo cerebro.

La naturaleza sigue sus intricadas pautas establecidas y todo funciona imperturbable siguiendo las leyes de causas y efectos. Cuando la temperatura, humedad, radiación o cualquier otro conjunto de factores alcanzan un determinado umbral, los cambios se producen imperturbables y, todavía en muchos aspectos, con su enorme halo de misterio. Por ejemplo, el animalito regordete y torpón que se convierte en ligera y colorida mariposa.

Nuestra mente lo tiene más difícil. Tenemos una enorme capacidad para sustraernos, para bien o para mal, de las inexorables leyes de la naturaleza. Nuestro cerebro puede ser brillante o descender y arrastrarse en miserias terrenas.

Para que pueda volver a volar, la delicadeza, determinación y maravilla de la metamorfosis de las orugas, nos envía el mensaje de que remontar el vuelo mental siempre será posible.

 

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