Pensamientos y raíces |
![]() |
EL MUNDO, 14 DE MAYO DE 2008, COLUMNA Nº25
Pensamientos y raíces
JOSÉ LUIS RUBIO
Darwin pensaba que "las raíces son como el cerebro de las plantas". Es una metáfora sugerente. Las raíces son también como los pensamientos. Ambos exploran terreno desconocido para proporcionar sustento y anclaje. Una pequeña semilla, de planta o de pensamiento, puede extenderse casi sin límites proporcionando vida y abundancia durante cientos de años. Los pensamientos sobreviven a generaciones y las raíces, a su vez, tienen una capacidad de exploración apabullante. Una modesta planta herbácea, en solo un cubo de suelo de diez centímetros de lado, puede desarrollar más de 120.000 raíces que colocadas en línea recta alcanzan 75 km de longitud, y además disponer de más de sesenta millones de pequeños pelos radiculares. Las neuronas también constituyen una infinita maraña de millones de interconexiones de enorme complejidad y extensión. Ambos, pensamientos y raíces, constituyen una intrincada maleza que en la oscuridad y profundidad del suelo y del cerebro, incansablemente exploran, se interconectan y acumulan experiencias y elementos nutritivos para el alma y para la planta. Tener un buen cerebro es una ventaja evolutiva. Tener un sistema radicular adaptado y eficiente, también lo es. El mediterráneo es un entorno en el que históricamente han florecido potentes y decisivas corrientes de pensamiento humano. Este mismo entorno biofísico ha forzado el desarrollo de robustos y habilidosos sistemas radiculares para sobrevivir a duras condiciones ambientales. Hay muchas clases de raíces, sobre todo como consecuencia de sus adaptaciones en su peregrinaje a la búsqueda del agua. Junto a vigorosas y robustas raíces pivotantes que penetran a gran profundidad y distancia, también existen raicillas más superficiales capaces de absorber la humedad de un pequeño aguacero.
La variedad mental también es amplia. Existen pensadores exuberantes y exploradores mentales de largo recorrido y, frente a ellos, existen pensadores tímidos o indolentes. Los árboles de algunos campos de golf, abundantemente regados y fertilizados, no se esfuerzan en desarrollar sistemas radiculares potentes y con frecuencia son abatidos por el primer temporal de mediana intensidad. Los pensamientos y las raíces que vagan estérilmente, sin propósito o intención, obtienen escasa productividad y no resisten los avatares de la naturaleza o de la sociedad. En cada momento y en cada estadio del desarrollo se ofrecen distintas alternativas que ramifican el camino. El buen éxito se obtiene si se encuentra terreno fértil.
Actualmente nos encontramos ante una encrucijada que encara desarrollismo frente a una naturaleza sobrepresionada. El mediterráneo ha sido siempre un crisol donde a lo largo de la historia se han ido forjando estrategias de éxito tanto culturales como biológicas. Las limitaciones del entorno han forzado a soluciones humanas y biofísicas imaginativas. Entre otros, los recursos hídricos ha sido siempre un tema recurrente que actualmente amenaza con agravarse. Ojala que los milagros adaptativos de la vegetación, con raíces que aprovechan el agua donde no la hay, inspiren soluciones humanas eficaces y realmente sostenibles.
|