Eterno reciclaje |
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EL MUNDO, 21 DE MAYO DE 2008 - Columna 26
Eterno reciclaje
JOSÉ LUIS RUBIO
En la naturaleza todo funciona por ciclos. La vida en la Tierra se caracteriza por una gran rueda decrecimiento y descomposición sobre la que se superponen y entrecruzan otros numerosos ciclos. Los escasos centímetros superficiales de la piel de la Tierra, el suelo, actúan como una especie de caldera biológica encargada de mantener activo el macrociclo de la vida. Si no se produjera la descomposición y la reutilización de los residuos vegetales que se acumulan en el suelo, se produciría un colapso tal, que la montaña de restos y detritus sin descomponer ahogaría la vida del Planeta.
Un árbol que cae abatido, sufre inmediatamente el asalto de hordas de escarabajos, hormigas, caracoles, cochinillas, milpiés, larvas y otros muchos agentes de la microfauna del suelo. Estos atacantes fraccionan y digieren la madera para alimentarse. Inmediatamente millones de hongos bacterias pasan al ataque, ablandando y descomponiendo el material vegetal. Esta descomposición facilita posteriores asaltos de legiones de otros organismos, hasta que después de complejos procesos bioquímicos, la madera original se habrá convertido, por una parte en fértil y rico humus, y por otra parte aportará nutrientes listos para ser absorbidos, nuevamente, por las raíces de otras plantas. En el oculto microcosmos del suelo las tropas de diminutas criaturas activamente se alimentan, compiten, se reproducen, excretan, mueren y se descomponen. Sin ellas, los engranajes de la vida se atascarían, la vida seria imposible y la Tierra no seria más que un erial baldío.
El reactor del suelo marcha continuamente impertérrito, pero durante la primavera, sus mecanismos trabajan a marchas forzadas y las moléculas y elementos de otrora seres vivos, se disponen a ser nuevamente reutilizadas en la inmutable rueda de la vida. Las plantas se reinventan a si mismas recreando nuevos tejidos y organismos.
Los ciclos de la naturaleza han recibido la atención de todas las culturas a lo largo del tiempo. El mito de Demeter, hermano de Zeus, personifica los ciclos de la agricultura, adaptados a los ritmos de las cosechas y simbolizando el impasible reciclaje de la biosfera, en el que los mismos elementos finitos son reutilizados una y otra vez.
Comparativamente, podríamos decir que actualmente la sociedad va manifiestamente a contracorriente.
En lugar de la economía de la reutilización, el modelo al uso es el de la continua y nueva fabricación. Consumir y desperdiciar. Las cosas se usan (a veces ni eso) y se descartan. Con ello la producción de desperdicios y residuos aumenta espectacularmente. En España, solo de residuos domésticos, se producen anualmente unos 25 millones de toneladas. Por persona, nos deshacemos cada año de casi una tonelada de desperdicios y las perspectivas son de incremento imparable. ¿Es esto necesario? ¿No estamos un poco enloquecidos? Aparentemente estamos como atrapados en una rueda delirante que no es precisamente la imperturbable rueda del eficaz reciclaje de la naturaleza. |