Esplendor e inquietud |
![]() |
EL MUNDO, 16 DE JULIO DE 2008 - Columna 33
Esplendor e inquietud
JOSÉ LUIS RUBIO
Las generosas lluvias de la primavera y la temperatura han propiciado un reverdecimiento generalizado de todo el territorio. Hacía años que no contemplábamos el esplendor y la magnificencia de una primavera y entrada de verano tan espectaculares. Este año la flora mediterránea nos ha brindado el espectáculo del despliegue de toda su infinita y generosa variedad de formas, coloridos, matices, olores, tonalidades y composiciones. El monte se ha rejuvenecido con alegría en todos sus pisos de vegetación desde la interfase agrícola hasta los matorrales y estepa de alta montaña pasando por las zonas arboladas y sotobosques. Este año el variado mosaico mediterráneo luce con todo su esplendor en todos los puntos del paisaje sorprendiéndonos con una inagotable variedad de recónditos parajes y rincones.
Particularmente el despliegue exuberante de flores de todo tipo y color ha sido un regalo para los sentidos. En prados, ribazos, solanas, cursos de agua, campos abandonados, vegas, matorrales y estepas, las oleadas de flores amarillas, moradas, rojas, azules,... se han sucedido con toda su gama de formas y matices.
Además de los valores estéticos se producen también mejoras de calidad biológica. El elevado desarrollo vegetativo y la producción de biomasa representan factores muy positivos en la mejora del funcionamiento, estabilidad y recuperación de zonas degradadas del monte. Las intensas brotaciones de arbolado, arbustos y matorral, la proliferación de plantas perennes, anuales y vivaces representan un incremento en los sistemas radiculares que ampliarán su penetración en el suelo mejorando su afianzamiento y favoreciendo la infiltración y el control de escorrentías y erosión. Posteriormente la biomasa aérea dará lugar a la incorporación de la apreciada materia orgánica que elevará la actividad biológica del suelo, su fertilidad y su estabilidad frente a las fuerzas destructivas de la erosión. La abundancia de vida vegetal a su vez mejora la situación de toda la fauna al optimizar el suministro de nutrientes y cobijo.
Sin embargo no hay cara sin cruz y el gratificante espectáculo del aumento de la vida vegetal también conlleva ciertas amenazas. El peligro puede vislumbrase en un posible incremento del riesgo de incendios forestales.
Cuando la vegetación y el clima sigan su curso habitual, en la parte álgida del verano, se producirá el normal agostamiento de la vegetación que afectará particularmente al exceso de gramíneas, anuales, vivaces, algún tipo de matorral y otras herbáceas. El resultado puede ser el aumento del combustible vegetal, disponible y además el aumento de la inflamabilidad, combustibilidad y la velocidad de propagación de los nunca deseados incendios.
El bello espectáculo de una radiante primavera mediterránea y la mejora en la calidad biológica y funcional del territorio forestal aportan un punto de zozobra por el aumento del peligro de destrucción incendiaria. Este verano, más que nunca, se habrán de extremar todas las precauciones, sistemas de vigilancia, intervención inmediata y demás recursos. Sin embargo todo ello podría ser baldío sin una complicidad activa de todo el conjunto de la sociedad en defensa de un territorio y paisaje capaz de proporcionar sublimes espectáculos como los de esta primavera.
|