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Día 8 - julio - 1.999 |
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Hoy ha hecho un día frío. Hemos caminado durante varias horas por una morrena central del glaciar del Duque de los Abruzzos hasta llegar al campamento base. Hay aquí un pequeño pueblo de tiendas de campaña, pues están ya instaladas varias expediciones que intentan la ascensión a uno u otro Gasherbrum. Al parecer, una cordada italiana ha logrado la cima del Gasherbrum I o Hidden Peak, pero todavía ninguna expedición ha llegado a la cima del Gasherbrum II. Hace mal tiempo y ambas montañas están copiosamente cubiertas de nieve.
Al
llegar al campamento base han surgido problemas con los porteadores. Ha desaparecido
un bastón de esquí y parte de los víveres que se habían comprado al principio
de la marcha. Se cree que algunos porteadores los han escondido durante el viaje
de subida, probablemente con la connivencia del sirdar o capataz, que
es de su pueblo. La tensión ha ido en aumento. Nuestro cocinero Gulam se ha
puesto de nuestra parte. Enfrentado a todos los demás porteadores, que
le increpaban en lengua balti, ha tomado el Corán y ha dicho (según luego
nos han traducido): <<Digo en presencia del Corán que mi palabra
es verdadera y que los demás no pueden decir lo mismo>>. Inmediatamente
se ha hecho un silencio sepulcral, pues nadie se ha atrevido a mentir en presencia
del Libro. Por otra parte, el oficial de enlace ha jugado un papel deplorable.
Aunque es la máxima autoridad civil y militar, se ha inhibido arguyendo que
no podía solucionar el problema. Ante esta situación de hechos consumados,
no nos ha quedado más que expresar nuestro disgusto por estas acciones,
que no son acordes con la imagen de rectitud que tenemos de los montañeses
del Karakorum. La mayoría de porteadores, hombres sencillos y a buen
seguro ajenos a todos estos hurtos, se han ido bastante disgustados del campamento
base.
Una
vez solos en el campamento base nos hemos dedicado a acondicionar unas plataformas
para plantar las tiendas de campaña. Tenemos dos tiendas grandes, de
las cuales una sirve como comedor y otra como cocina, y varias tiendas pequeñas.
Nuestro cocinero, que es muy voluntarioso, se esmera en hacernos lo que para
él es <<comida europea>> (que para nosotros no es más
que comida pakistaní deslavazada y aburrida). A pesar de que se lava
las manos con jabón yodado tal como le explicamos al principio de la
expedición, y que asegura que nos prepara los alimentos sólo con
agua hervida, los problemas sanitarios están siendo muy frecuentes. La
letrina queda a unas decenas de metros del campamento, y no es raro ver a una
o varias personas corriendo hacia ella a cualquier hora del día o de
la noche.