Hécuba


Capítulo xxxij: De Hécuba, mujer del rey Príamo, la qual passó muchas congoxas en el reyno. Primeramente de su fijo Paris, al qual fue necessario echar y abandonar y desamparar como muerto. Y después de la guerra de Troya, la qual fue luenga, en la qual murieron tantos fijos suyos, y finalmente privada del reyno, padeció muertes de los otros fijos y fijas, y miserablemente muerta en grande rabia quedó dessoterrada.


Hécuba fue la más excellente reyna de los troyanos. La qual fue un resplandor grande de la fermosura perecedera, y fue un enseñamiento muy cierto de las miserias humanas. Esta -según algunos- fue fija de Dimmato; otros dizen que de Sipseo, rey de Tracia, lo qual yo tanbién creo, como esto tengan los más. Esta donzella casó con Príamo, illustre rey de los troyanos, y de él parió fijos y fijas, entre todos dezinueve. Entre los quales fue aquel grande resplandor de la proeza troyana, don Héctor, cuyo valer en la arte militar luzió tanto que no solamente se fizo esclarescido con el eterno renombre y fama, mas ahun ennoblesció a su padre y madre y a su patria con mucha gloria y perenal.

Empero no solamente con la honrra del reyno próspero y con la serenidad de muchos fijos fue ella fecha resplandesciente, mas ahun con la adversidad de la fortuna fue más conocida en todo el mundo, ca ella lloró al tan amado fijo don Héctor y a Troylo, mancebo más osado de lo que sus fuerças bastavan, muertos por mano de Achilles; y lloró otrosí muy tristemente el fundamiento y cimiento del reyno quasi destruydo por aquella muerte. Assí tanbién lloró a Paris, muerto por mano de Pirrho; y después lloró a Deyphebo, que le cortaron las narizes y las orejas, y después le mataron vituperosamente. Después lloró el Ylion, quemado, y a Polites, muerto en las faldas de su padre; y al mismo Príamo, viejo, cabe sus altares domésticos ser destripado y a su fija Cassandra y a su nuera Andrómaca, y a sí misma vio levar cativa por los enemigos. Vio esso mismo delante de la sepultura de Achilles matar a Políxena; vio esso mismo la desventurada: ferir de golpe de piedra a Astranacta, su nieto, furtado y sacado de unas cuevas; y finalmente lloro al niño Polidoro, soterrado en el puerto de Tracia, al qual falló muerto por engaño y assechanças de Poliméstor.

Por los quales, tantos y tan crudos dolores atormentada, algunos quieren haverse ella tornado rabiosa y haver ido ahullando y ladrando por los campos y tierra de Tracia, como fazen los perros, y assí muerta haver sido sepultada en la sepultura del puerto del mar Hellespontiaco, siquier de la ysla del Tenedo llamado Cinosema. Otros dizen haver sido ella por los enemigos, de consuno con los otros, levada cativa, y porque no le falleciesse partezilla alguna de desventura, haver ella visto postreramente -ya muerto Agamenón- matar a Cassandra por mandado de Clitemestra.


Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 39 r. y ss.