Hipsípila
Capítulo xv: De Ysíphile, reyna de Lemno, la qual haviendo sido vencida
y sobrada en la guerra por el rey Theseo dormió con él,
y hovo d'él dos fijos; y después de algún spacio de tiempo, estoviendo absentes
los fijos, ella çufrió diversos infortunios. Y como fuesse quasi sierva y criada
del rey Ligurgo, poco menos él la hovuiera muerto
si no le ayudaran acaso sus fijos, que sobrevivieron.
Ysíphile fue una insigne mujer, assí por el amor y caridad que tuvo a su padre,
quanto por el destierro desventurado y por la muerte de Arthemoro,
su criado, y por la ayuda de sus fijos, fallados en tiempo conveniente.
Ca esta fue fija de Thoante, rey de los lemníadas,
el qual reynava en aquel tiempo quando entró aquella rabiosa locura en los
pensamientos de las mujeres de aquella ysla de no ser sometidas al yugo de sus
maridos. Ca menospreciado el imperio y mando del rey ya viejo, tomada consigo
Ysíphile, todas concordes emprendieron de matar una noche todos los hombres; y
no les fallecieron manos ni obra para su deliberación. Empero pusiendo las otras
su crueza en execución, Ysíphile amansó mucho la opinión que antes havía tomado,
ca pensando ser cosa inhumana y terrible ensuziarse las manos de la sangre de
su padre, descubrióle y manifestó la trayción de las otras. Y puesto él en una
nave para que fuyesse a Chío, por evitar aquella ira y alboroço público, luego
fecho un gran fuego fingió fazer a su padre las postrimeras honras y exequias.
E como esto fuesse creydo por todos, puesta la silla del padre, esta reyna fue
alçada por presidente por aquellas malvadas mujeres en lugar del rey.
E por cierto, sanctíssima es la caridad que los fijos tienen al padre y a
la madre. Ca pregunto, ¿qué cosa más conveniente, qué más justa y más de
loar puede ser que tornar las vezes con honra y humanidad a aquéllos con cuyo
trabajo, siendo niños y no nos podiendo mereçer, havemos sido criados y mantenidos,
con cuya diligencia havemos sido guardados, y con amor sin cansar trahídos a
edad de hombres, y instruidos y adoctrinados en buenos costumbres y en letras
y acrescentados en honras y hazienda valemos más con el ingenio? Por cierto,
ninguna.
Las quales cosas, como Ysíphile haya bien rendido a su padre, no sin causa
ha sido añadida a las illustres mujeres. E assí reynando ella,
Jasón, quier por que los vientos le echassen acullá,
quier por su mismo propósito y por su misma voluntad yendo con los primeros
marineros y inventores de la primera nave, que yvan a Colcos, no podiéndogelo
defender las mujeres, occupado el puerto, fue recebido por la reyna en su posada
y en su cama. Del qual, después de partido, como hoviesse parido en su tiempo
dos fijos de un parto y fuesse forçado según la ley de los Lemnios echarlos
fuera, según dizen algunos, mandólos levar a criar a Chío a su ahuelo. De lo
qual conoscido y sabido, que por salvar a su padre havía engañado las otras,
alboroçáronse contra ella, y a mala ves tovo tiempo de subir en una nave para
guardarse de aquel público furor.
Y assí, yendo a buscar y visitar a su padre y a sus fijos, fue presa por
cossarios y trahída en captividad y servitud. Y después de passados muchos
trabajos, fue presentada en don al rey Ligurgo. E tomó en cargo a
Ophelces niñito, fijo único de Ligurgo. Y como
estuviesse puesta mucho en el servicio de aquel niño, como passasse la hueste
de Adrasto, rey de los griegos, y de calura
pensasse pereçer de set, la qual yva a Thebas, rogada por los de la hueste
mostróles el río Langma, dexado su criado entre las flores de la pradería.
Y como preguntada por Adrasto le contasse los casos passados, conosciéronla
Eunoes y Thonates, sus
fijos ya hombres que yvan en la corte de aquel rey y en su hueste. Y como ella
toviesse entonces sperança de mejor ventura, falló a su criado muerto entre
las yervas, de golpe que le havía ferido una sierpe con la cola. E assí luego,
súbitamente con llantos y bozes puso turbación en toda la hueste; por la qual
y por sus fijos fue quitada a Ligurgo, que de dolor estava furioso y fuera de sí.
Y fue guardada para fin y muerte no conocida ni sabida.
No se atreve el Aristótiles a entrar en
cuenta con su madre, ni osa con quanto sabe ponerse a razón con su padre, tan
obligado y en tan gran deuda se falla de ser a sus progenitores que osa cómo
ygualarlos con el mismo causador del mundo, ca dize que "ni a dios, ni al padre
y a la madre puede ninguno asaz agradescido ser". ¿Quánto es, pues, de loar
esta esclarecida señora, que dio la vida (y en tienpo de tantas muertes) al padre
que ge la dio? Assí a la postre fue librada de los tantos infortunios que sobre
ella vinieron y gozó de sus fijos, que pensava para nunca más verlos. Y con gozo
tanto mayor quanto más en honra puestos, y sin tal esperar, mas con deseo los vido
y cobró, y ellos a ella.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 22 r. y ss.