
Rea Ilia, en tiempos passados, fue entre los ytalianos de la más noble
sangre y alto linaje de quantos hovo. Ca por todos los Silvios,
reyes de los albanos, que reynaron sucessivamente y descendieron de
Eneas, el noble caudillo de los troyanos, hovo
principio su avolorio; y postreramente de Múnitor, excellente rey de los
albanos. La qual siendo ahún mochacha, acaheció que Amulio, menor hermano
de Múnitor, por cobdicia del reyno, menospreciado el derecho de las gentes,
privó a Múnitor de aquél. Y tanto venció a Múnitor la caridad y amor fraternal
que no tomó jamás armas contra él, contentándose de star y fazer vida ociosa
en la aldea desterrado. Empero Amulio con ánimo cruel se embraveció contra
Lauso, infante real, fijo de Múnitor, por quitarse
delante al que le podía embidiar y codiciar el reyno. El qual muerto,
conservó a Ylia, hermana de aquél, ahún mochacha. Y porque ahun aquélla
perdiesse toda la sperança de casarse y de haver fijos, púsola en el templo
de las vírgines vestales, y forçóla a votar virginidad perpetua.
¡O locura! ¿No saben que la mujer ociosa se faze cavallera de las dissoluciones de la carne? ¿Y que tienen gran invidia de las del público? ¿No saben que las monjas anteponen las cellas de las rameras a sus claustras? E que viendo las bodas seculares y viendo los vestidos y arreos diversos y las danças y fiestas, no toviendo experiencia alguna del matrimonio, dende que entran en la vida monástica y religiosa lloran como viudas y maldizen su ventura y las almas de su padre y madre y la claustra. Y no tienen otro con qué aconsolar su tristeza, salvo pensando de qué manera podrán salir de aquella prisión y fuyr, o a lo menos cómo podrán poner sus enamorados dentro, con todas sus fuerças trabajando fazer en secreto lo que públicamente con el matrimonio les es defendido. Estas son las contemplaciones, no digo de todas, empero de las más que fazen a Dios; estas son las oraciones que traspassan el ayre, con las quales serán acrescentados y honrados los que las encierraron en la presión. ¡O desventurados los padres y madres de las tales, y otros qualesquiere parentes que han de suffrir lo que no querían, y caer en lo que fuyen y esquivan! Muchas vezes lloran las suzias deshonestades dellas y los diffamados partos, y los nietos desechados o muertos desventuradamente, y el echar vituperoso que fazen de los monasterios; y el fuyr, a la postre, conviene dar mantenimiento, ahunque deshonradas, a las que el avariento hoviera podido honestamente casar. Sientan, pues, los necios que si no quieren o pueden medir las fuerças ajenas con las suyas, que no son las donzellas sin saberlo ni pequeñas ni forçadas de poner en servicio de Dios en los monesterios. Mas dende la niñez, criándolas muy sanctamente en la casa de[l] padre, con mucha honestad y sanctos costumbres, después que son en perfecta edad y sabiendo y conociendo muy bien y enteramente lo que fazen, por su voluntad y no forçadas han de ser puestas so el iugo de la perpetua virginidad, las quales pienso que se fallan muy a tarde y rales. Empero mejor es ser las tales pocas que con desordenada multitud ensuziar y diffamar la yglesia y templo de Dios.