Título: "Los Episodios Nacionales"
Autor: Benito Pérez Galdós.
Valencia (E)/Paiporta (E), 94-99.
Comentario:
Después de 46 libros raro seria decir que un pestiño. Nadie conocido aguanta 46 libros malos ni nadie puede acertar con 46 libros buenos. La mala fortuna que tuvo Galdós es que el peor, con diferencia, de todos ellos es el primero, "Trafalgar". Sinceramente he encontrado algunos de ellos más flojos que otros, generalmente coincidiendo con los inicios de cada serie, pero pasado el primero cada serie te engancha como si de una telenovela se tratase.
Hay Historia e historias en estos libros y ambas me han cautivado como lector. Perfecto para el lector paciente y amante de la novela histórica.
Citas : (Último capítulo del último libro)
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Después de justificar este doble socorro, enumerándome las privaciones y agobios que había yo de sufrir si me conservaba incorruptible, la Madre exponía su pensamiento acerca del porvenir de España en la forma elocuente y profética que traslado a mis buenos lectores:
«Hijo mío: Cuando, a fines del 74, te anuncie en una breve carta el suceso de Sagunto, anticipe la idea de que la Restauración inauguraba los tiempos bobos, los tiempos de mi ociosidad y de vuestra lasitud enfermiza. La sentencia de mi buen amigo Montesquieu, dichoso el pueblo cuya Historia es fastidiosa, resulta profunda sabiduría o necedad de marca mayor, según el pueblo y ocasión a que se aplique. Reconozco que en los países definitivamente constituidos, la presencia mía es casi un estorbo, y yo me entrego muy tranquila al descanso que me imponen mis fatigas seculares. Pero en esta tierra tuya, donde hasta el respirar es todavía un escabroso problema; en este solar desgraciado, en que aun no habéis podido llevar a las leyes ni siquiera la libertad del pensar y del creer, no me resigno al tristísimo papel de una sombra vana, sin otra realidad que la de estar pintada en los techos del Ateneo y de las academias.
»La paz, hijo mío, es don del cielo, como han dicho muy bien poetas y oradores, cuando significa el reposo de un pueblo que supo robustecer y afianzar su existencia fisiológica y moral, completándola con todos los vínculos y relaciones del vivir colectivo. Pero la paz es un mal si representa la pereza de una raza y su incapacidad para dar practica solución a los fundamentales empeños del comer y del pensar. Los tiempos bobos que te anuncié has de verlos desarrollarse en años y lustros de atonía, de lenta parálisis, que os llevara a la consunción y a la muerte.
»Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose, hipócritas, en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo; no crearan una Nación; no remediaran la esterilidad de las estepas castellanas y extremeñas; no suavizaran el malestar de las clases proletarias. Fomentaran la artillería antes que las escuelas, las pompas regias antes que las vías comerciales y los menesteres de la grande y pequeña industria. Y. por ultimo, hijo mío, veras, si vives, que acabaran por poner la enseñanza, la riqueza, el poder civil y hasta la independencia nacional, en manos de lo que llamáis vuestra Santa Madre Iglesia.
»Alarmante es la palabra revolución. Pero, si no inventáis otra menos aterradora, no tendréis mas remedio que usarla los que no queráis morir de la honda caquexia que invade el cansado cuerpo de tu nación. Declaraos revolucionarios, díscolos, si os parece mejor esta palabra; contumaces en la rebeldía. En la situación a que llegareis andando los años, el ideal revolucionario, la actitud indómita si queréis, constituirán el único síntoma de vida. Siga el lenguaje de los bobos llamando paz a lo que en realidad es consunción y acabamiento...
Sed constantes en la protesta, sed viriles, románticos, y mientras no venzáis a la muerte, no os ocupéis de Mariclio... Yo, que ya me siento demasiado clásica, me aburro..., me duermo... »
Madrid-Santander, marzo-agosto 1912.