José Pérez Adán
Sobrepoder
Fundación Interamericana Ciencia y Vida,2017
Pedidos a: info@ulia.org
|
La cantidad y calidad de los poderes que sufrimos ha crecido exponencialmente. Al tiempo nos percatamos que somos incentivados de continuo a ejercitar algún tipo de poder sobre quienes tenemos alrededor y que muchos de los que nos rodean aspiran a hacer lo mismo con nosotros. Nunca antes los poderes, valga la redundancia, han tenido tanto poder y tanta variedad de instrumentos para ejercerlo.
El sobrepoder es un fenómeno nuevo en la historia en el sentido que tiene un carácter multipolar, ha sido potenciado por la tecnología, se expande y crece de continuo, tiene una fuerza uniformizadora desconocida hasta ahora, y está dotado de una ambición monopolista que no conoce otros límites y lógica que los del poder mismo.
El sobrepoder nos intimida, nos arrincona, nos vigila de continuo, nos sume en la indigencia y, como una droga, nos hace creer que somos dependientes de su protección y tutela, nos reclama sumisión, lealtad, y ayuda para crecer de continuo y expandirse más todavía. El sobrepoder nos uniformiza, nos manipula, nos impone correcciones políticas o académicas que pretenden conformar una moral universal carente de ese nombre.
Aun así el sobrepoder no es, ni mucho menos, invencible. Pero puede destruirnos con facilidad y reducirnos a la condición de súbditos de todo, incluso de nuestra propia aspiración a mandar, si no le hacemos frente. Y aquí es precisamente donde se fundamenta la necesidad de proponer, defender e impulsar el autodominio. |