ELECCIONES
GENERALES 2008 - Rafael Pla
López, candidato suplente al Senado por EUPV-IR
Cuando el Jefe no elegido del Estado Español quiso hacer callar al
presidente elegido de Venezuela, no solamente quería acallar a
Hugo
Chávez: quería hacer callar a todo el que denuncia el
latrocinio
de las multinacionales y las intervenciones imperialistas. A ello
contestaremos con las palabras de Francisco de Quevedo,
el gran poeta del siglo de oro español: "No he de callar, por
más que con el dedo, ya tocando la boca ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo. ¿Es que no ha de haber un
espíritu valiente? ¿Es que siempre se ha de
sentir lo que se dice? ¿Es que nunca se ha de decir lo que
se siente?".
Esquerra Unida i Republicana somos la izquierda que no se calla, que
siempre
dice lo que siente y lo que piensa, frente al tsunami bipartidista que
quiere silenciar a los que discrepamos del pensamiento
único
monárquico y neoliberal. Pero no nos callarán.
Continuaremos diciendo que lo democrático
es que el jefe del Estado sea elegido y no hereditario, la
República
y no la monarquía. Que los que creamos riqueza somos
la gente trabajadora y no los especuladores. Que para combatir el paro
no hay que abaratar el despido, sino reducir la jornada
laboral. Que para una movilidad sostenible hay que potenciar
cercanías y otros medios de transporte colectivo para
la mayoría y no AVEs para una minoría. Que para defender
la paz
no hay que participar en guerras, ni en Irak ni en Afganistán.
Y que para combatir el terrorismo y defender las libertades hay que
encarcelar a los terroristas, no a los amigos de los amigos de los
amigos de los
terroristas, y hay que abrir vías de participación
política democrática, no
ilegalizarlas.
Claro que el PP y el PSOE no
son lo mismo: al PSOE le
apoya la Banca, al PP la Conferencia
Episcopal. Los cardenales no pueden quejarse
de los privilegios económicos que el Gobierno les
continúa
proporcionando, pero les preocupa perder el monopolio de la moralidad
ante Leyes progresistas que estaban en nuestro programa
y que hemos impulsado y apoyado, como la del matrimonio homosexual o la
de la igualdad,
Leyes que no cuestan dinero ni amenazan los privilegios de los
ricos, pero que rompen con tabúes tradicionales y fomentan
una cultura de libertad.
Porque respecto a las cuestiones de dinero, no
se pueden quejar del Gobierno ni los obispos ni los grandes empresarios
ni la Banca,
que ha tenido unos beneficios desmesurados mientras la gente
trabajadora tenía problemas para cubrir sus necesidades. Los
promotores inmobiliarios han destrozado el territorio y extendido la
corrupción
mientras llenaban sus bolsillos sin
resolver el problema de la vivienda: lo absurdo del sistema capitalista
se hace especialmente patente con miles y miles de viviendas
vacías y miles y miles de jóvenes que no pueden irse de
casa por no
poderse pagar una vivienda. Y unos alquileres desmesurados han empujado
a la gente
trabajadora a la compra de viviendas con un dinero que no
tenían, entrampándose con hipotecas con intereses
crecientes.
En el primero "cara a cara"
televisivo vimos el espectáculo surrealista
de Rajoy presentándose como abogado de los "currantes"
ante un
Gobierno que ha venido haciendo desde el principio la política
económica de la derecha (no por nada el PP se ha pasado
la legislatura alabando a Solbes) y que ha acabado haciendo
la política antiterrorista del PP: como desde su autoritarismo
Rajoy no podía criticar las
ilegalizaciones,
cogió prestadas las críticas de IU a la incoherencia
del Gobierno, que Zapatero no pudo desmentir. Y como desde el yo
derechismo Rajoy no podía criticar las políticas
neoliberales
del Gobierno con superávit "macroeconómico", cogió
prestadas las críticas de IU contra el déficit
social
"microeconómico", que Zapatero no pudo desmentir.
Claro que el PP no tiene ninguna credibilidad
como defensor de los
"currantes", con Pizarro, el maestro de los pelotazos, como
mascarón de proa, y tras haberse pasado
la legislatura difundiendo una versión "sui generis" de la
"verdad
. Sabemos cuales han sido las "verdades" del PP: que en Iraq
había armas de destrucción masiva, que detrás del
atentado
del 11 de Marzo estava ETA, y que el valenciano
es una lengua diferente del catalán, aunque
los inspectores, los jueces y su Academia Valenciana de la Lengua
hayan dicho lo contrario. Pero con
la indiscreción de Gabriel Elorriaga ante el "Financial Times"
nos hemos enterado que el PP realmente no aspiraba a que les
votara a ellos
la gente
trabajadora de izquierdas decepcionada con el PSOE, sino
únicamente a que
se abstuviera de votar.
Pues va a ser que no. Es verdad que la gente trabajadora y de
izquierdas
tiene muchos motivos para no votar al PSOE, entre otros haber
incumplido el
compromiso electoral de una ley de plazos para la
despenalización
del aborto o mantener la religión
en el currículum escolar renunciando a impulsar
una Escuela Pública y Laica,
pero la alternativa no
es la abstención.
Hay una tercera opción frente a la derecha extrema del PP y la
tibieza del PSOE. Esta opción es Izquierda
Unida, Esquerra Unida i Republicana en el País
Valenciano. De hecho, la alternativa real no está
entre Zapatero y Rajoy: nadie da un euro
porque Rajoy llegue a ser presidente de Gobierno. Las especulaciones
sobre un supuesto "empate" entre PP y PSOE han sido un espejismo
fomentado para
promover el voto útil de la izquierda al PSOE, el cual es
además una falacia, dado que en circunscripciones
como València el último escaño nos lo disputamos
Esquerra Unida
y el PP, de forma que quien estando más de acuerdo con Esquerra
Unida
se dejara arrastrar a votar al PSOE lo que estaría
haciendo
es facilitar darle un escaño más al PP. Y la
alternativa
real es si el papel determinante lo va a jugar Izquierda
Unida o Convergència
i Unió. Y es
fácil imaginar lo que le esperaría a la gente trabajadora
si
fuera Convergència i Unió quien cortara el
bacalao: no hay más que recordar qué
pasó con los gobiernos de Felipe González, ante los
cuales
los sindicatos habieron de organizar 3 huelgas generales. Si el
Gobierno no ha aprovechado los tiempos de vacas gordas para
superar
el desfase en gastos sociales dentro de Europa, en tiempos de vacas
flacas, ahora que los nubarrones de la "desaceleración"
anuncian la tormenta de la recesión, podemos prever que
querrán continuar abaratando el despido, recortar las pensiones,
congelar los salarios y privatizar a fin de poner por delante el
mantenimiento
de los beneficios empresariales. Solamente la fuerza de la izquierda
real será un antídoto eficaz contra
esta amenaza.
Porque hace falta una política alternativa de izquierdas.
Hay que garantizar la financiación de la Ley de la Dependencia para hacer
efectiva su
aplicación.
Hay que potenciar el
alquiler con un parque público de viviendas
en alquiler con precios
asequibles, gravar las viviendas vacíos y limitar las
hipotecas, cuya devolución en ningún caso debería
superar el 30% de los ingresos familiares ni
alargarse más de 15 años.
Hay que defender y mejorar los servicios
públicos,
invirtiendo la tendencia a su privatización.
Hay que garantizar que todo el mundo pueda tener la mejor
atención
sanitaria en la Sanidad Pública, incluyendo
prestaciones en
salud bucodental y salud mental. Hay que garantizar una
Educación
Pública de calidad
para todo el mundo, extendiendo la gratuidad desde 0 años a los
estudios
universitarios y facilitando
que la juventud, con un sistema generalizado de becas
y becas-salario, pueda educarse sin depender del apoyo
económico familiar: invertir en educación es
invertir en futuro, en un desarrollo sostenible asentado en
la investigación y la innovación.
Y para financiar todo
esto, rechazamos rebajas fiscales para los
ricos, defendemos el mantenimiento de impuestos como el del patrimonio
que el PP y el PSOE quieren eliminar y exigimos
combatir con
más energía el fraude fiscal: es una vergüenza que
pague
más la gente que trabaja que la gente que vive del trabajo de
los demás. Y hay quegravar con un impuesto extraordinario los
beneficios
extraordinarios de la Banca y algunos grandes empresarios.
Hay que invertir el superávit presupuestario y ahorrar en otras
cosas, como la Casa Real, la subvención a la Iglesia
Católica y los gastos militares. Hay que gastarse el dinero
público para atender las necesidades sociales, no en
parafernalias y guerras.
Ahora el PP y el PSOE se lamentan de la independencia unilateral
de Kosova, diciendo que
incumple el derecho internacional. Pero el
derecho internacional se incumplió ya en 1999 con el bombardeo
de Yugoslavia
por la OTAN bajo la dirección de Javier Solana,
y que tanto el PP como el PSOE apoyaron. Y de aquellos polvos viene
estos lodos.
Nosotros apoyamos al derecho de autodeterminación de los
pueblos.
Pero es un sarcasmo hablar de derecho
de autodeterminación
bajo ocupación de la OTAN: los nacionalistas de derechas que
aplauden la creación de un Estado títere de Estados
Unidos
y Alemania están confundiendo la independencia con
la im-dependencia, la dependencia del imperialismo.
Nosotros defendemos la autodeterminación como expresión
de la libre
voluntad de un pueblo, y estamos convencidos de que la unidad
de España será más fuerte cuando descanse sobre la
libre
voluntad de los pueblos que la componen. Así es como Esquerra
Unida del País Valencià, que ha defendido con
éxito su capacidad soberana para elegir sus
propias candidaturas, dando un ejemplo de dignidad como
valencianos y valencianas, ha reafirmado y reafirma libremente su
compromiso federal con el conjunto de Izquierda Unida. Y este
federalismo es también el que queremos en España, con una
República Federal sin
reyes
ni imposiciones centralistas, desde la libertad de sus pueblos, la
igualdad
de sus lenguas y culturas y la solidaridad en
la que cada cual aporte según su renta y reciba según sus
necesidades, y no como ahora, con un País Valenciano por debajo
de la renta media pero que según los datos que ha hecho
recientemente públicos el Banco Bilbao-Vizcaya aporta más
de lo que recibe. La República que queremos supone la prioridad
de lo público, poner fin a los privilegios y a
la supeditación a los intereses privados de una minoría,
poniendo fin a las
privatizaciones, incluyendo la privatización del Estado, como la
que pone la jefatura del Estado en manos de una familia.
Esta es nuestra apuesta: frente al voto del miedo al PP, y del
voto de la resignación al PSOE, pedimos al voto de la esperanza a Izquierda Unida,
a Esquerra Unida i Republicana.