El alivio que sentimos por el fin de los bombardeos
contra Yugoslavia [,
y la satisfacción por el hecho de que las tropas rusas hayan aguado
la entrada triunfal de la OTAN en Pristina,] no debe menguar
nuestra lucidez a la hora de analizar las consecuencias del desenlace de
la guerra, por muy duras que éstas puedan ser.
Ciertamente, no se han cumplido plenamente los términos
del ultimátum
de Rambouillet, diseñados como una provocación para justificar
los bombardeos: la OTAN no ha ocupado militarmente toda Yugoslavia, sino
sólo, de momento, una parte de Kosov@.
Ciertamente, las condiciones formales del acuerdo
del Consejo de Seguridad son similares a las que habían sido
aceptadas por el gobierno de Yugoslavia antes de los bombardeos, y podían
haberse obtenido por vía diplomática sin la catástrofe
humanitaria que, lejos de ser el motivo de la guerra, ha sido su consecuencia.
Pero los resultados efectivos de la guerra, y quizá
los objetivos reales de la misma, han sido:
1. Miles de muertos, tanto civiles como militares,
en Yugoslavia.
2. Destrucción de las infraestructuras de
Yugoslavia, cuyo pueblo ha pagado el que su gobierno se haya atrevido a
cuestionar el papel de la OTAN como amos del mundo.
3. Anulación práctica de la ONU, que
se ha revelado inútil para impedir la guerra e incapaz de condenar
la agresión de la OTAN, limitándose a rubricar su desenlace
a partir de los acuerdos militares entre la OTAN y el Ejército de
Yugoslavia, legalizando así implícitamente las actuaciones
que han llevado a dicho desenlace.
4. Subordinación de la Unión Europea,
reducida a la condición de satélite del imperialismo norteamericano.
5. Militarización de las relaciones internacionales:
la OTAN, que ha pasado por encima de cualquier requisito de legalidad nacional
o internacional en el bombardeo de Yugoslavia y ha vulnerado incluso el
acuerdo de desmilitarización de la UÇK entrando conjuntamente
con ella en Kosov@, sólo ha frenado su ocupación ante
la presencia de tropas de la segunda potencia nuclear del mundo.
No obstante, la guerra también ha mostrado
para qué sirven los Ejércitos nacionales: el Ejército
de Yugoslavia podía ser eficaz para aplastar insurrecciones y enfrentarse
con las guerrillas del UÇK antes de que contaran con cobertura aérea
de la OTAN, pero se ha mostrado impotente para proteger a su pueblo
de los bombardeos. La revelación de la falacia del carácter
defensivo de tales Ejércitos, que sólo sirven para agredir,
carga de razón a quienes propugnan la objeción fiscal a los
gastos militares.
Ante esta situación es fundamental impulsar
la resistencia civil contra la militarización imperante, conscientes
de que la desmilitarización de las relaciones internacionales y
la retirada de cualquier fuerza de ocupación son condiciones imprescindibles
para la realización efectiva de la autodeterminación de los
pueblos.
Rafael Pla-Lopez
mailto:Rafael.Pla@uv.es http://www.uv.es/~pla |
Aprovat per la Comissió Política del PCPV el 17 de juny de 1999 llevat de la frase en cursiva i entre claudàtors |