¿Elogio de la familia?
El Rey dedicó un párrafo de su discurso navideño a elogiar el esfuerzo de las familias para ayudar a quienes en su seno se han quedado en el paro. Parece un encomiable apoyo al dicho popular “Donde comen cuatro comen cinco” (reduciendo algo la ración de cada cual) y, por tanto, un reconocimiento del papel de la solidaridad. Pero no lo es. Más bien es un canto a “la familia primero”, es decir, al torpe egoísmo del “que cada cual procure por los suyos”, tan típico de todas las mafias.
La auténtica solidaridad obligaría a no olvidar que hay familias cuyos miembros no pueden ayudarse porque ninguno tiene trabajo, porque ni siquiera pueden pagar sus hipotecas y acaban desahuciados. La auténtica solidaridad exigiría aplicar el “Donde comen cuatro comen cinco” al conjunto de la ciudadanía, lo que sería perfectamente posible con una política tributaria justa de impuestos progresivos en función de la renta. Ello permitiría la creación de millones de puestos de trabajo con la reorientación del sistema productivo hacia una economía verde y sostenible con la que todos saldríamos ganando.
Daniel Gil. Alboraia, Valencia