TEXTO COMPLETO DEL DOCUMENTO DE LAS GRANDES TRASNSFORMACIONES
PROPUESTO POR LA IZQUIERDA INDEPENDENTISTA VASCA
"ZUTIK EUSKAL HERRIA" (DE PIE EUSKAL HERRIA)
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La Izquierda Abertzale ha analizado la actual coyuntura y el proceso
político vasco, y ha debatido sobre todo ello. No lo ha hecho entre
unos pocos ni en lugares ocultos. Al contrario, ha llevado el debate a
la gran sala de juntas que componen sus militantes y su base social. Ha
sido un ejercicio democrático, un ejercicio democrático eficaz, pues
valdrá para definir la estrategia política que necesitamos.
No se ha tratado sólo de un debate en abstracto, ya que, al mismo
tiempo, la Izquierda Abertzale ha tenido que intervenir e influir en la
situación política. No podíamos permanecer aislados en nosotros mismos,
a la espera de que en algún momento todo se aclarara. Teníamos que
estar con nuestro pueblo y, a la vez que realizábamos este debate,
debíamos llevar a cabo iniciativas. Al fin y al cabo, para construir
una estrategia eficaz, la Izquierda Abertzale debe definir a diario su
línea política y de intervención. Por ello, desde el comienzo mismo del
curso político comenzamos a dar cuerpo a nuestra línea de trabajo, con
iniciativas y propuestas concretas. Y de esa misma forma deberemos
continuar también en los próximos meses. Sólo a nosotros y a nosotras,
y a nadie más, nos corresponde asumir tal responsabilidad.
El concepto del tiempo hay que entenderlo en términos políticos. Son
las condiciones políticas y sociales las que fijan el momento de
realizar apuestas. Pese a que nos ha costado mucho crearlas, hoy en día
existen esas condiciones para dar los pasos que estamos dando. Ése es
el motivo por el que hemos desarrollado este debate. Así, la
elaboración de la ponencia "Clarificando la fase política y la
estrategia" y la presentación de la Declaración de Altsasu responden
tanto a la reflexión interna como a los pasos que hay que dar en el
proceso político. Ambos documentos han sido ratificados con un
amplísimo apoyo de nuestra base social, sin olvidar que en la Unidad
Popular la divergencia también tiene cabida. El debate llevado a cabo
en torno a la ponencia "Clarificando la fase política y la estrategia"
y la presentación de la Declaración de Altsasu ponen de manifiesto
fehacientemente la voluntad de la Izquierda Abertzale por llevar a cabo
el cambio político y por transitar por el camino del proceso
democrático.
Precisamente, a través del debate hemos descubierto lo que debemos
hacer, así como en qué hemos acertado y en qué nos hemos equivocado en
este tiempo. Por eso, a la vez que nos hemos reafirmado en nuestro
proyecto y en las raíces de nuestra trayectoria, también hemos
realizado una profunda autocrítica. Con logros y errores, hemos traído
el proceso de liberación a la fase del cambio político. Ahora, se trata
de hacer irreversible el verdadero cambio político. Y asumir la apuesta
de materializarlo exige cambios también en nosotros y nosotras mismas.
El Pueblo Vasco y la ciudadanía vasca, fundamentos del movimiento de
liberación
El Pueblo Vasco. La ciudadanía vasca. Los hombres y mujeres de esta
tierra. Su sociedad. Ésas son nuestras únicas referencias a la hora de
dibujar nuestro proyecto político. La Izquierda Abertzale reafirma su
compromiso de atender al pueblo y a la ciudadanía, de tener como norte
sus deseos y anhelos, así como de respetar y hacer respetar su voluntad.
De hecho, es la hora del compromiso. Es la hora de dar pasos. Y en este
momento, la Izquierda Abertzale es plenamente consciente de que la
clave no está en esperar a conocer lo que el resto de agentes están
dispuestos a hacer, sino en lo que nosotros y nosotras debemos hacer.
De ese modo, nuestra fuerza y nuestra razón traerán nuevas situaciones,
podrán condicionar la actuación del resto de agentes y, lo que es aún
más importante, lograrán cada vez una mayor adhesión popular para que
Euskal Herria sea dueña de su futuro.
Realizar la apuesta política es una decisión propia, porque
consideramos que esta apuesta es la manera más eficaz para avanzar en
el proceso de liberación, y porque responde al deseo de nuestro pueblo.
Nuestras decisiones deben ser siempre consecuencia de nuestra voluntad
y de la de nuestro pueblo. No debe estar forzada por nada, ni depender
de la voluntad de nadie más.
La imposición y la injusticia utilizadas por los estados no serán jamás
ingredientes del proyecto de los independentistas de izquierdas. No
somos como ellos, tampoco cuando debemos hacer frente a la represión
salvaje y al intento de asimilación de nuestro pueblo. No lo hemos sido
jamás, ni lo seremos en adelante.
Damos nuestra palabra de que no dejaremos que se pierdan la esperanza y
las condiciones creadas durante estos años para alcanzar un escenario
democrático. Sin ir muy lejos, las movilizaciones populares de los
últimos tiempos han mostrado claramente que existe masa crítica para
orientar convenientemente el proceso democrático mediante vías
políticas. Además, la Izquierda Abertzale puede confirmar que otros
agentes, tanto en Euskal Herria como en el ámbito internacional, están
dispuestos a realizar junto con nosotros y nosotras este camino, cada
cual desde sus propias decisiones. Corresponde a toda la Izquierda
Abertzale alimentar las condiciones para que todo ello pueda
desarrollarse con fortaleza. No defraudaremos a nuestra historia. No
defraudaremos a nuestro pueblo.
Desde hoy mismo tenemos el futuro por ganar. La opción de la
independencia está abierta. En Europa se han constituido estados y en
diferentes lugares ese debate está plenamente abierto. La opción de
crear nuevos estados es una opción real si existe la capacidad de
articular mayorías democráticas sólidas. Euskal Herria es un pueblo
organizado, dinámico y preparado, con suficiente madurez y con
suficientes bases políticas, sociales y económicas. Por encima de
cualquier otra cosa, tenemos plena confianza en nuestro pueblo.
Antecedentes políticos, motivos para la confianza
Hace 50 años Euskal Herria agonizaba. En este periodo de tiempo,
gracias a la lucha, hemos recorrido el trayecto hasta abrir la opción
de la constitución del Estado Vasco. Ahora, después de haber logrado
frenar la operación política diseñada tras la muerte de Franco, cuyo
objetivo era la asimilación de Euskal Herria, estamos a las puertas de
un nuevo tiempo que tendrá como objetivo constituir un marco
democrático.
En estas décadas hemos logrado muchos avances y victorias parciales.
Además de responder a las embestidas de los estados, hemos tenido
capacidad de desarrollar una línea política. Hemos hecho frente a los
intentos de destrucción del independentismo y, al mismo tiempo, hemos
sido capaces de abrir y ganar debates, así como de colocar en el centro
del panorama político contenidos y propuestas concretas.
No ha sido un camino fácil. El sufrimiento ha sido la terrible
consecuencia de este largo ciclo de conflicto político y confrontación
armada. Aunque muchos hayan querido ocultar la realidad, el origen de
ese sufrimiento resulta evidente: la negación de los derechos de Euskal
Herria. Esa negación provoca el conflicto político, y la estrategia
represiva lo alimenta. Superar esa situación es una necesidad para
poder alcanzar ese escenario democrático donde poder defender nuestro
proyecto político.
Durante todos estos años, la Izquierda Abertzale ha realizado un enorme
trabajo. Desde la lógica política de ese mismo trabajo y desde la
confianza que ofrece el camino realizado hemos formulado el camino del
próximo periodo. Nuestra historia y nuestras razones nos dan confianza
en nosotros mismos.
La fase política, la fase del cambio
Nos encontramos en una fase política agotada, y ello ofrece claramente
oportunidades históricas al proyecto nacional y social. Las opciones de
cambio político institucional caracterizan la situación de Euskal
Herria, si bien es cierto que esas opciones tienen formas e
intensidades diferentes en el sur y el norte de Euskal Herria.
Es cierto que la situación de bloqueo se está prolongando más de lo
debido, principalmente porque los estados así lo han decidido a través
de la estrategia represiva. En concreto, en Hego Euskal Herria seguimos
entre dos ciclos, uno agotado y otro nuevo aún sin definir. Así, el
pulso político del momento y la principal batalla se centra en la
dirección y forma de ese nuevo ciclo que hay que abrir.
La oportunidad de un cambio político verdadero, la oportunidad de
superar el ciclo estatutario supeditado a la estrategia de la negación
de Euskal Herria y abrir un marco democrático, se encuentra abierta de
par en par. Ahora el desafío consiste en cruzar esa puerta abierta tras
décadas de esfuerzo, trabajo y lucha y efectuar el cambio político. Hay
suficientes condiciones para ello. La clave reside en concretar la
estrategia eficaz que, aprovechando esas condiciones, materialice dicho
cambio.
París mantiene una agresiva actitud de negación sobre el norte de
Euskal Herria. Pero ya sea en la reivindicación institucional, en la
defensa del euskera, en la construcción nacional o en las luchas del
ámbito socio-económico, las movilizaciones sociales demuestran una y
otra vez las ansias de vivir y la determinación por lograr el
reconocimiento de este país.
Las bases para el reconocimiento de la territorialidad de Euskal Herria
están asentadas en la ciudadanía de Lapurdi, Nafarroa Beherea y
Zuberoa. Tenemos que abrir en las tres provincias una nueva fase que,
mediante la acumulación de fuerzas, obtenga el reconocimiento
institucional y para que París respete la palabra y la decisión de
Euskal Herria.
La fase política a la que nos dirigimos es la fase del cambio político.
Una vez creadas las condiciones del cambio, llega la hora de
materializarlo. Por consiguiente, el objetivo de esta fase política es
lograr el marco democrático que ofrezca las suficientes bases para
realizar el camino hasta la constitución del Estado Vasco.
El proceso democrático, la palanca del cambio de ciclo
El proceso democrático constituye la palanca para el cambio de ciclo,
es el instrumento principal de la fase política. Hay que articular un
proceso democrático que tenga como base la negociación, el acuerdo
político y la participación popular. Desarrollar un proceso de ese tipo
resulta la única vía posible para realizar el cambio de marco.
Es hora de estructurar el proceso democrático. Y ese proceso tiene un
objetivo definido: constituir el marco democrático que resuelva los
nudos de la autodeterminación y la territorialidad. El marco
democrático tiene que posibilitar que todos los proyectos políticos
puedan ser materializados, incluido el de los independentistas. El
acuerdo político resolutivo entre las distintas formaciones vascas, que
deberá ser respetado por los estados, constituye el elemento que debe
gestar el proceso democrático. Los principales protagonistas serán la
ciudadanía vasca y Euskal Herria, para iniciar el proceso, para
fortalecerlo, para refrendar los acuerdos de solución y para tomar las
últimas decisiones sobre su organización interna y relaciones externas.
Deben construirse las condiciones para desarrollar adecuadamente este
proceso, es decir, sin injerencias, injusticias y sin violencia.
Tal y como se afirmó en la Declaración de Altsasu, iniciar el proceso
democrático supone una decisión unilateral de la Izquierda Abertzale.
Pese a los altibajos y superando los problemas que se presenten, el
proceso democrático constituirá un reto que deberá mantenerse en el
tiempo. Para su desarrollo se buscarán acuerdos bilaterales o
multilaterales con los agentes políticos vascos y con la comunidad
internacional. Así como con los estados para alcanzar la resolución del
conflicto.
Por decisión propia y desde la confianza, con la esperada ayuda de
otros agentes y la previsible oposición de potentes centros de poder,
la Izquierda Abertzale prevé tres estaciones en el proceso democrático
que ya se está poniendo en marcha en Hego Euskal Herria. Mientras, en
Ipar Euskal Herria las labores principales consisten en el trabajo de
socialización y de dar forma a una acumulación de fuerzas específica.
Éstas son esas tres estaciones:
Mínimos democráticos. Constituyen la base necesaria para poder
desarrollar el proceso democrático. Deberán materializarse acuerdos o
decisiones sobre la igualdad de oportunidades de todas las fuerzas
políticas y sobre la desactivación de las medidas de excepción.
Acuerdo democrático. Se basaría en el desarrollo de los contenidos
políticos trabajados en el último proceso de negociación, reconociendo
el carácter nacional de Euskal Herria, garantizando que todos los
proyectos políticos puedan ser realizables, y estructurando las vías
jurídico-políticas para que los territorios vascos puedan establecer
sus relaciones tanto entre si como con el Estado.
Marco democrático. Supondría la materialización jurídico-política del
acuerdo democrático. Se constituiría gracias a la voluntad popular y
garantizaría superar las negaciones estructurales que padece Euskal
Herria. Ahí situaría la Izquierda Abertzale su esfuerzo por crear una
autonomía conformada por los cuatro territorios de Hego Euskal Herria y
con derecho a decidir, en el sentido expuesto en la propuesta de
Anaitasuna, y del mismo modo, en articular una autonomía con los tres
territorios de Ipar Euskal Herria, tal como recoge la Propuesta de
Uztaritze.
Nuevas estrategias e instrumentos, medios para avanzar
Estamos comenzando una nueva fase, y ello exige nuevas estrategias e
instrumentos. Para llevar a cabo el cambio resulta imprescindible
posibilitar una acumulación de fuerzas creciente y llevar la
confrontación al terreno donde los estados son más débiles, esto es,
llevar la confrontación al terreno político.
La conclusión del debate se ha decantado por situar todas las formas de
actuación al servicio del reto que entraña la nueva fase política; para
favorecer la acumulación de fuerzas que exige el nuevo ciclo. Por
tanto, con el objetivo de la acumulación de fuerzas como horizonte, la
lucha de masas, la lucha institucional y la lucha ideológica, la
modificación de la correlación de fuerzas y la búsqueda del apoyo
internacional serán los únicos instrumentos del proceso democrático. El
apoyo popular supondrá la única garantía, y el movimiento popular, el
acicate más eficaz.
Será el empuje de la unidad de acción y la activación popular,
desarrolladas mediante la utilización de vías y medios exclusivamente
políticos y democráticos, el que abrirá el marco democrático.
El proceso democrático tiene que desarrollarse en ausencia total de
violencia y sin injerencias, rigiéndose el diálogo y la negociación
entre las fuerzas políticas por los principios del Senador Mitchell.
Nadie podrá utilizar la fuerza o amenazar con su uso para influenciar
en el curso o el resultado de las negociaciones multipartitas, así como
para tratar de modificar el acuerdo que nazca de las mismas.
El proceso democrático debe traer consigo una organización, una
acumulación de fuerzas, una capacidad de lucha y un apoyo popular
crecientes, y gracias a todo ello se podrán lograr objetivos tácticos y
proyectar diferentes iniciativas: entre otras cosas, lograr las
libertades democráticas básicas y dar pasos en la liberación de presos,
reoxigenar la construcción y articulación nacional, fortalecer la
ofensiva política en el ámbito internacional e impulsar la negociación
política.
La estrategia que estamos perfilando cuenta con ámbitos de trabajo bien
definidos. Resulta práctica y ofrece la posibilidad de dar pasos
concretos. Las principales líneas de trabajo consisten en sumar fuerzas
en favor de la independencia y la soberanía, en fortalecer las
dinámicas en favor de las libertades democráticas y de los presos y
presas, en proyectar los instrumentos e iniciativas que desarrollen el
proceso democrático -en concreto, para impulsar la negociación
política-, y en diseñar el camino para fortalecer la propia Izquierda
Abertzale. Desarrollar y concretar todo ello acaparará el trabajo
teórico y práctico de los próximos meses.
Consideramos que el proceso democrático y la construcción nacional
deben ir de la mano. La construcción nacional tiene una gran
importancia también en la actual fase política. De hecho, supondrá un
instrumento para la acumulación de fuerzas y para que el proceso tome
una dirección adecuada. Hay que situar la construcción nacional en el
cambio de ciclo. Es más, el cambio de ciclo debe permitir que la
construcción nacional avance de un modo más eficaz, uniendo el trabajo
del movimiento popular y el de las instituciones. En nuestro análisis
también la construcción nacional entraría en una nueva fase.
La Izquierda Abertzale quiere añadir al cambio político el cambio
social, porque considera que unirlos constituye garantía para ambos. Un
cambio político sin cambio social sería claramente insuficiente, y el
cambio social sin cambio político resulta irrealizable. En definitiva,
además de hacer frente a la injusticia que impone el modelo neoliberal,
la lucha de izquierdas que debemos desarrollar orientaría adecuadamente
el cambio político y favorecería la acumulación de fuerzas de los
trabajadores y los sectores populares. El trabajo que debe efectuar el
sindicalismo resulta fundamental.
Los y las independentistas de izquierda deseamos el cambio social, y
para ello, entre otras cosas, resulta imprescindible el aliento del
movimiento popular, la práctica feminista, una nueva política
lingüística, un nuevo modelo educativo, el trabajo de los agentes
culturales y la pujanza del movimiento juvenil.
Para avanzar en esta apuesta política, en el futuro la Izquierda
Abertzale deberá disponer de una formación política legal para la
intervención político-institucional, así como para participar en la
mesa de partidos políticos donde se logre el acuerdo político
resolutivo. Por tanto, le corresponderá a dicha formación, sea cual sea
su nombre y estructura legal, ser la referencia de todos los
independentistas y socialistas de Euskal Herria en la práctica
política, de masas, ideológica e institucional a desarrollar en el
proceso democrático.
Ezker Abertzalea
En Euskal Herria, febrero de 2010