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INTERNET Y ECOLOGÍA

Cuando la catástrofe provocada por el "Prestige" en las costas gallegas ha puesto de relieve las ominosas consecuencias del uso y transporte de carburantes, es buen momento para reflexionar sobre las alternativas a la civilización del petróleo. Pues lo cierto es que, más allá de su número de cascos, los petroleros son auténticas bombas ecológicas ambulantes, sin contar con los dañinos efectos atmosféricos del producto que transportan cuando llega a buen puerto.

El problema de fondo, no obstante, es que el petróleo es una respuesta a las necesidades provocadas por una civilización basada en el transporte de personas y bienes, componente importante de la globalización capitalista. Por ello, una alternativa de fondo requiere una revalorización de lo local: consumir preferentemente productos locales y priorizar las relaciones personales directas con los convecinos es una necesidad para librarnos de la esclavitud del petróleo. De modo que el consumo de productos foráneos y las relaciones con personas de otra parte del mundo respondan a necesidades reales y no a imposiciones del sistema.

Y en el segundo aspecto de las relaciones con personas de fuera es donde Internet puede jugar un papel capital: en la era de Internet, tales relaciones ya no requieren el transporte físico de las personas, y el moverse físicamente dentro de una comunidad local no supone el aislamiento de ésta. De hecho, a medida que el consumo de carburantes se vaya restringiendo (tanto para evitar sus repercusiones nocivas en el medio ambiente como en previsión de su agotamiento), iremos a un mundo donde se viajará mucho menos y al mismo tiempo nos podremos relacionar mucho más con personas de fuera. Junto al correo electrónico, el uso de "chats" (intercambio de mensajes en directo) y posteriormente el uso de videoconferencias, que en un futuro pueden incluso llegar a sustituir las reuniones "presenciales", representan una vía abierta al mundo que habrán de combinarse con una mayor integración en las relaciones físicas directas dentro de la propia localidad.

Podrá argüirse que la industria informática también es contaminante. Pero éste es otro tema que trataremos en otro artículo, porque no me apetece que me lo vuelvan a cortar (pueden verse en cursiva en http://alteritat.net/mo los fragmentos suprimidos en el número de diciembre).

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Rafael Pla López
mailto:Rafael.Pla@alteritat.net
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