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LA REFUNDACIÓN, EN EL CIBERESPACIO

Rafael Pla López

Cuando esto se publique en papel, el XVII Congreso del PCE ya se habrá realizado. Pero las cuestiones aquí planteadas no habrán perdido su vigencia.

El camarada Julio Anguita ha venido proponiendo una refundación del partido comunista. Esa expresión podía resultar confusa: el PCE, a diferencia del PCI, nunca se ha disuelto, por lo que no puede ser "refundado" en sentido estricto. Pero cabe entender que Anguita hablaba de desarrollar una nueva forma de organizanos los comunistas, desde el PCE, pero superando viejas estructuras y métodos.

Lo cierto es que la nueva forma de organizarnos, en estrecha relación con los movimientos sociales alternativos, supone una estructura en red que vaya más allá de las relaciones "verticales" entre la "base" y la "dirección". Pero dicha estructura en red se viene desarrollando desde hace tiempo en el ciberespacio a través de Internet y de iniciativas diversas como la misma RedRoja auspiciada desde el Partido.

Una tal estructura en red nos permite compartir informaciones y reflexiones en tiempo real y difundir todo tipo de iniciativas, configurando así una forma de organización que en bastentes sentidos es mucho más eficiente que las formas clásicas de organización partidaria. Pero una estructura en red a través de Internet se rige por reglas propias, una de las cuales es su carácter difuso y la ausencia de fronteras definidas, ni partidarias ni territoriales: en el correspondiente intercambio de información y propuestas participan de una forma natural personas y colectivos vinculados a distintas organizaciones políticas y sociales y residentes en cualquier parte del mundo. Recalquemos que "difuso" no signfica "liviano": por el contrario, el entrecruzamiento de múltiples conexiones puede generar una estructura mucho más sólida que la clásica organización piramidal. Tal estructura, como hemos señalado en otras ocasiones, favorece la integración a través de un debate abierto, al contrario de la tendencia a la escisión a la que tendían las divergencias en las formas clásicas de organización centralizada.

En todo caso, debemos entender lo anterior como un proceso: las nuevas estructuras en red no excluyen, y no excluirán durante bastante tiempo, el funcionamiento regular del Partido que posibilite las decisiones colectivas democráticas en las reuniones presenciales de sus órganos. Pero pueden complementarlo evitando el anquilosamiento y la constricción de los debates en compartimientos estancos, al tiempo que ser una vía para conseguir un Partido que, según la metáfora maoista, se mueva entre el pueblo como pez en el agua. Tan sólo que el agua, en nuestro caso, la constituyen tanto los movimientos sociales como el ciberespacio.