No, no me refiero al nefasto y recurrente programa televisivo con ese
nombre, sino al viejo espectro fabulado por George Orwell, el ojo
institucional que vigilaba a todo el mundo: la Comisión Europea
vuelve a insistir en la pretensión de almacenar todos los datos
de tráfico telefónico y de Internet de 450 millones de
europeos; tras el rechazo por el Parlamento Europeo de dos propuestas
anteriores, vuelven de nuevo a la carga, y para suavizar la resistencia
de los operadores de telecomunicaciones proponen que los gobiernos
asuman parte del coste de la retención, y que ésta se
realice durante un período menor: "sólo" de seis meses a
cuatro años...
Maravilloso: encima pretenden que paguemos con nuestros impuestos el
que nos espíen. Pues de eso se trata: posibilitar a las agencias
de policía y de "inteligencia" que averigüen, durante el
período indicado, a quién hemos llamado o enviado
mensajes, qué websites hemos visitado e incluso desde
dónde hemos llamado con nuestros móviles. Ciertamente, no
accederían al contenido de nuestros mensajes: eso se lo dejaban
al
proyecto Echelon, que el Parlamento Europeo ya denunció hace
cuatro años y cuya eficacia era muy limitada. Pero lo que ahora
pretenden de nuevo es también una grave intrusión en la
privacidad de la ciudadanía, contraria a la Convención
Europea de Derechos Humanos. Pues aunque se escuden en la paranoia de
la "guerra contra el terrorismo", vulnerarían la intimidad de
todo el mundo al margen de ser o no sospechoso de un delito y sin
control judicial.
Una campaña ciudadana está en marcha para oponerse a esa
renovada amenaza contra las libertades democráticas. Para
participar en ella, podéis entrar en
http://www.dataretentionisnosolution.com/index.php?lang=es (en
castellano; desde ahí se puede acceder también a la
petición en catalán y en euskera) para dirigiros a la
Comisión y al Parlamento Europeo en pro de la defensa de los
derechos humanos agredidos por dicho proyecto, apoyando así a
los parlamentarios de Izquierda Unitaria, que no dudo estarán
vigilantes ante el revivir de la pesadilla orwelliana.