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BOLONIA E INTERNET

Rafael Pla López

La construcción de un "Espacio Europeo de la Educación Superior", llamado a menudo "proceso de Bolonia", es un espacio de confrontación de proyectos opuestos. Por un lado hay un proyecto de renovación pedagógica universitaria centrada en el protagonismo y participación estudiantil, y por otro lado el proyecto neoliberal de supeditar las Universidades a estrechos criterios de mercado. Pero no voy a referirme aquí genéricamente a esta confrontación global (puede verse al respecto http://alteritat.net/eupv/fsipe), sino que voy a tratar específicamente sobre las implicaciones del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, y en particular de Internet.

Es difícilmente cuestionable que los métodos pedagógicos deberían adaptarse para sacar provecho de las nuevas tecnologías. Ello no siempre ha ocurrido. Así, la transmisión prioritariamente oral de la información, a través de la llamada "clase magistral", ha sobrevivido a la introducción de la imprenta: aunque se usen libros como material de ayuda, en muchos casos la pizarra y el clarión han seguido siendo los principales instrumentos para la transferencia de conocimientos. Ello no tiene demasiado sentido. En la actualidad, tanto los medios impresos como los audiovisuales, y especialmente Internet, deberían jugar un papel de creciente importancia para la transmisión de información, desplazando a la puramente oral.

¿Significa ello que debería prescindirse de las clases "presenciales" y de la actividad del profesorado en el aula junto al estudiantado? Para algunos, el paso a una educación "virtual" se presenta como una panacea, que además permitiría ahorrar mano de obra docente. Pero quienes ello propugnan parecen estar considerando que la educación se reduce a la transmisión de información. Dicha transmisión, en efecto, puede realizarse de forma más eficiente por medios impresos o por Internet. Pero precisamente de lo que se trata es de cambiar el tipo de educación, priorizando el aprendizaje activo por parte del estudiantado, orientado tanto a la adquisición de competencias (teóricas y prácticas) como al desarrollo de una actitud crítica ante la realidad. Y para ello es fundamental el trabajo colectivo en clase bajo la dirección del profesorado, cosa que, naturalmente, requiere del mismo unas competencias pedagógicas que no se reduzcan a la sustituible transmisión oral de información. La otra cara de la moneda, claro, el que el profesorado que se autoproclama "por el conocimiento" oponiéndose a la renovación pedagógica está proclamando su propia obsolescencia.

La otra cara del uso de Internet es que la información a su través debe ser pública, cuestionando la privatización del conocimiento vinculada a la mercantilización de la Universidad. Ello supone que los materiales didácticos no deben limitarse a circular en circuitos cerrados, sino que deben exponerse públicamente en web. De hecho, prácticamente sobre cualquier tema puede encontrarse material en Internet. Mis propios materiales matemáticos en http://www.uv.es/pla/Tutoria no son más que un ejemplo.