La construcción de un "Espacio Europeo de la Educación
Superior", llamado a menudo "proceso de Bolonia", es un espacio de
confrontación de proyectos opuestos. Por un lado hay un proyecto
de renovación pedagógica universitaria centrada en el
protagonismo y participación estudiantil, y por otro lado el
proyecto neoliberal de supeditar las Universidades a estrechos
criterios de mercado. Pero no voy a referirme aquí genéricamente a esta
confrontación global (puede verse al respecto
http://alteritat.net/eupv/fsipe),
sino que voy a tratar específicamente sobre las implicaciones
del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación, y en particular de Internet.
Es difícilmente cuestionable que los métodos
pedagógicos deberían adaptarse para sacar provecho de las
nuevas tecnologías. Ello no siempre ha ocurrido. Así, la
transmisión prioritariamente oral de la información, a
través de la llamada "clase magistral", ha sobrevivido a la
introducción de la imprenta: aunque se usen libros como material
de ayuda, en muchos casos la pizarra y el clarión han seguido
siendo los principales instrumentos para la transferencia de
conocimientos. Ello no tiene demasiado sentido. En la actualidad, tanto
los medios impresos como los audiovisuales, y especialmente Internet,
deberían jugar un papel de creciente importancia para la
transmisión de información, desplazando a la puramente
oral.
¿Significa ello que debería prescindirse de las clases
"presenciales" y de la actividad del profesorado en el aula junto al
estudiantado? Para algunos, el paso a una educación "virtual" se
presenta como una panacea, que además permitiría ahorrar
mano de obra docente. Pero quienes ello propugnan parecen estar
considerando que la educación se reduce a la transmisión
de información. Dicha transmisión, en efecto, puede
realizarse de forma más eficiente por medios impresos o por
Internet. Pero precisamente de lo que se trata es de cambiar el tipo de
educación, priorizando el aprendizaje activo por parte del
estudiantado, orientado tanto a la adquisición de competencias
(teóricas y prácticas) como al desarrollo de una actitud
crítica ante la realidad. Y para ello es fundamental el trabajo
colectivo en clase bajo la dirección del profesorado, cosa que,
naturalmente, requiere del mismo unas competencias pedagógicas
que no se reduzcan a la sustituible transmisión oral de
información. La otra cara de la moneda, claro, el que el
profesorado que se autoproclama "por el conocimiento"
oponiéndose a la renovación pedagógica está
proclamando su propia obsolescencia.
La otra cara del uso de Internet es que la información a su
través debe ser pública, cuestionando la
privatización del conocimiento vinculada a la
mercantilización de la Universidad. Ello supone que los
materiales didácticos no deben limitarse a circular en circuitos
cerrados, sino que deben exponerse públicamente en web. De
hecho, prácticamente sobre cualquier tema puede encontrarse
material en Internet. Mis propios materiales matemáticos en
http://www.uv.es/pla/Tutoria no son más que un ejemplo.