Tanto la revolución industrial como la
revolución científico-técnica se realizaron bajo
la dirección de la burguesía, y esa dirección ha
condicionado su desarrollo preservando el sistema capitalista.
Así, la burguesía ha venido utilizando las crisis y el
desarrollo desigual para dividir a la clase trabajadora, que ha tenido
que luchar en condiciones de inferioridad, viendo recurrentemente
amenazadas las conquistas que obtenía con su lucha. Y ha
utilizado la reducción del tiempo de trabajo directo en la
producción posibilitada por la automatización para
ahorrar salarios incrementando el paro y colateralmente la precariedad
laboral.
Pero Internet se ha desarrollado inicialmente al margen del mercado
capitalista, como obra de profesionales (trabajadores
científicos y técnicos), y en buena medida en el marco de
Universidades y centros públicos de investigación. De
alguna manera, es un producto de la revolución
científico-técnica que ha promovido el protagonismo del
trabajo de investigación, y su mismo diseño, orientado a
una circulación de información libre de controles y de
propietarios, es ajeno a la lógica del capitalismo. Pero al
mismo
tiempo también es ajeno a la lógica del poder
centralizado propia de los Estados. La lógica propia de
Internet es la lógica característica del comunismo tal
como lo definiera Marx en la "
Crítica
del programa de Gotha", una sociedad sin clases y sin Estado, en el
mismo sentido en que Engels concluía en "
El origen de
la familia, la propiedad privada y el Estado".
Internet juega así un papel singular en relación a la
noción de Utopía.
Siglos después de la inicial "
Utopía"
de Thomas More, Engels utilizaría el término en el
sentido peyorativo anteriormente indicado para referirse a diversos
intentos o propuestas de construir una sociedad ideal, socialista o
comunista, en un ámbito local. Marx y Engels insistirían
no sólo en la necesidad de determinadas condiciones objetivas de
base económica para tal construcción, sino en la
necesidad de su carácter internacional. En ese sentido, y aunque
pudiera resultar paradójico, la propuesta de Stalin de construir
el socialismo en un sólo país encajaría en ese
tipo de propuestas "utópicas".
Pero a finales del siglo XX nos encontramos con una forma distinta de
utilización del término. Se hablará del comunismo
como "horizonte utópico" en el sentido de un ideal hacia
el cuál avanzar. Esa utilización en sentido positivo de
la noción de utopía como horizonte o "sueño" se
daría en ámbitos diversos. Aparece al final del apartado "
El socialismo y el
comunismo al que aspiramos" del "
Manifiesto del PCE
para la izquierda" aprobado en el XIV Congreso del PCE
(singularmente, al final del apartado "
Una propuesta
federal para la socialización del Estado" del mismo texto se
declara en sentido contrario que ésta "
no será así un horizonte
lejano que se aleje a medida que vamos avanzando, sino un proceso de
transformación desde la realidad actual"). Aparece
en un
texto
para la VII Asamblea de IU firmado por notorios dirigentes del
trostkismo español. Aparece en un
texto
de Eduardo Galeano
según el cuál la utopía
sirve para caminar. Y singularmente, la vía estalinista de
construcción del socialismo reduciría también el
"comunismo" a una perspectiva utópica en tanto que alejaba
indefinidamente la eliminación comunista de las clases y del
Estado en unos regímenes fuertemente autoritarios y con notorios
privilegios para la casta burocrática.