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LOS AUTORES Y EL CANON DIGITAL

Rafael Pla López

Los defensores del "Canon Digital" que grava los soportes digitales y que se abona a la SGAE lo argumentan en la defensa de los derechos de los autores presuntamente perjudicados por la realización de "copias privadas" de sus obras. Y los críticos del mismo argüimos el uso de dichos soportes para grabar obras propias o producto de la creciente cultura libre basada en el copyleft que rechaza la "propiedad intelectual". A lo que puede añadirse que, dado el predominio comercial de la cultura anglosajona, incluso la gran mayoría de las obras grabadas que tienen copyright no lo son de autores miembros de la SGAE que son los beneficiarios del Canon, por lo que en ambos casos éstos cobrarían por el trabajo de otros.

Pero analizemos en detalle de qué son esos autores supuestamente perjudicados a quienes habría que resarcir pagando el Canon:

De teatro: por su propia naturaleza de espectáculo en vivo, no hay "copias" que valgan ni perjuicios que resarcir.

De libros: la lectura de libros electrónicos es un fenómeno marginal que es muy dudoso que perjudique significativamente la venta de libros en papel. En todo caso, si se venden pocos libros no es por su "copia privada" en soportes digitales, sino por la falta de hábitos de lectura. Y es más, la lectura "on line" de fragmentos de un texto puede incitar a conseguir el libro encuadernado para leerlo cómodamente repantigado.

De canciones: los autores más populares, aquéllos cuyas canciones son más descargadas, son también aquéllos cuyos conciertos están más llenos. Es más, la difusión por Internet (como antes por la radio) es una eficaz publicidad que estimula la asistencia a los conciertos. Las únicas perjudicadas, en todo caso, son las compañías discográficas, cuyo modelo tradicional de negocio es cada vez más obsoleto.

De películas: las películas descargadas son principalmente las que se han hecho famosas, y que normalmente han tenido ya grandes recaudaciones en salas de cine: teniendo en cuenta los récords millonarios (en dólares) que se vienen produciendo, no parece que Internet esté perjudicando al negocio del cine... en Hollywood. Los problemas del cine español, en todo caso, son otros, y no provienen de que los internautas se descarguen sus películas como locos.

Resumiendo: los argumentos sobre el perjuicio causado a los autores de la SGAE por la "copia privada" se basan en falacias. Y la pretensión de vivir de rentas más que del trabajo actual, típica del sistema capitalista, no se corresponde con la realidad de la economía de la información del siglo XXI en el marco de Internet, que tiende a generalizar la condición de autor superando elitismos y requiere una forma alternativa de potenciar la creatividad, reduciendo la jornada de trabajo forzoso para liberar el tiempo disponible para la generación de cultura libre.