RedRoj@

DESPRIVATIZAR

Rafael Pla López

Ante la crisis del capitalismo, los principios en los que se basa Internet (una red pública alérgica tanto a la propiedad privada como a un control estatal centralizado) adquieren nueva relevancia.

Cuando los adalides del "pensamiento único" neoliberal proclamaban que las alternativas al capitalismo eran cosa del pasado, replicábamos que un embrión de dichas alternativas se encontraba ya en Internet, prueba viva de que era posible un sistema público libre, que no estuviera basado ni en la propiedad privada ni en un centralismo burocrático.

Ahora que han caído las máscaras neoliberales para descubrir las verguenzas del "liberalismo asimétrico" (en feliz expresión de Zapatero) privatizador de beneficios y socializador de pérdidas, hay que enarbolar con más fuerza nuestra alternativa al capitalismo, un "socialismo del siglo XXI" como un proceso de transformación democrática hacia una humanidad sin clases ni Estados.

Y para ello un primer paso ha de ser desprivatizar las redes de uso público. El control privado de las redes de comunicación, energía y financiación se ha revelado letal. Durante las décadas "neoliberales", un sistema basado en la globalización del capital financiero ha emprendido un proceso de privatización de las redes eléctricas, telefónicas, ferroviarias y de todo tipo de las que dependía el funcionamiento de las empresas y la vida de las personas. Y ahora se aprestaba al asalto de Internet, la red que había permanecido fuera de su control, cuestionando su "neutralidad" igualitaria y pretendiendo aherrojarla con un dogal de hierro poniendo los proveedores de acceso a Internet al servicios de los proveedores privados de contenidos de texto, imagen y sonido.

Ha llegado el momento de la contraofensiva. Desde la defensa de la "neutralidad" de Internet, de la libre circulación de información a través suyo, hay que exigir la devolución al sector público de las redes eléctricas, telefónicas, ferroviarias y finalmente financieras, y no como un "paréntesis", sino como la base de un proceso de transformación a través del cuál se proporcione seguridad a las personas y a las empresas de poder vivir libremente y desempeñar sus funciones sin depender de los caprichos de plutócratas y especuladores: durante el necesario período de transformación hacia una nueva sociedad, podrá seguir existiendo tanto la propiedad personal como la propiedad privada de empresas generadoras de riqueza, pero su misma condición de existencia es que las redes que les sirven sean públicas. Desde Internet a la Banca.