La falta de sintonía del gobierno Zapatero con las exigencias de un desarrollo sostenible basado en la
creatividad del trabajo
se ha revelado claramente, por un lado en su pretensión de recortar los
presupuestos en I+D, y por otro en la chapuza realizada con el proyecto
de Ley de Economía Sostenible, que entre otras cosas incluía una
Disposición Final creando una "Comisión de Propiedad Intelectual" para
la aplicación de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información.
Ante la previsión de que dicha Comisión pudiera cerrar páginas web sin
resolución judicial alegando "vulneración" de la "propiedad
intelectual", se ha levantado un amplio movimiento de internautas
alrededor de un
Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet, reproducido rápidamente en miles de páginas web, entre otras
http://www.uv.es/pla/alteritat/maninternet.htm
El Manifiesto pone el dedo en la llaga en su punto 5, que afirma "
Los
autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su
trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades
asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos
a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no
es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el
control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin
vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo".
Subrayemos que el derecho es a vivir de un trabajo creativo "vivo", no
a cobrar por un trabajo muerto llamado "propiedad intelectual". Ahora
bien, en una economía basada en la creatividad del trabajo ésta no está
restringida a una élite de artistas y científicos, sino que impregna la
innovación cotidiana en cada puesto de trabajo. En ella el arte, como
estimulante de tal creatividad, es un servicio público imprescindible
que debe ser sostenido en el marco de la función pública. Y
probablemente la producción de obras de arte se compagine con la
educación en las prácticas artísticas, al modo como en las
universidades actuales debe compaginarse investigación y docencia,
marco que propicia el florecimiento del software libre y la creación
colectiva.
Con todo, durante un período de transición hay que contar con la
existencia de quienes pretenden vivir específicamente de la producción
de obras de arte, reclaman una retribución por la misma, y nos retan a
proponer una alternativa al obsoleto control de las copias y al
desquiciado "canon digital". Ahí va, pues, dicha alternativa:
Todo autor, "nacional" o "extranjero", de obras de arte (musicales,
fílmicas, literarias...) podría inscribirse en un registro del
Ministerio de Cultura para la asignación de un código público. Y cada
usuario que se haya "descargado" gratuitamente en Internet una obra de
arte y disfrutado con ella podría recompensar a su autor "votando" por
él en una página web de dicho Ministerio, identificándose, por ejemplo,
mediante su DNI electrónico para evitar repeticiones. En cada ejercicio
presupuestario la sociedad, a través del Parlamento, decidiría la
cantidad que quiere dedicar a recompensar la producción artística
pública, y dicha cantidad se distribuiría proporcionalmente a los
"votos" recibidos. De este modo, además, la retribución no dependería
de la venta de productos eventualmente decepcionantes, sino de la
gratificación efectivamente producida por los mismos...