Tomo prestado el título de un artículo de los compañeros británicos de
Stop the War,
que explica el uso que ellos hacen de Twitter y el papel que ese
recurso informática ha jugado en las protestas post-electorales en
Irán. Más allá de los interrogantes sobre dichas protestas, que parecen
confirmar el contra-adagio de que los enemigos de los enemigos no son
necesariamente amigos, lo importante son las posibilidades de ese nuevo
canal de comunicación para articular tejido y movilización social: como
sabemos, las herramientas de Internet pueden ser utilizadas por tirios
y troyanos.
Recordemos cómo funciona Twitter: al apuntarse,
gratuitamente, se crea un "canal" en el cual pueden añadirse mensajes
breves, de no más de 140 caracteres, que teóricamente cuentan lo que
uno está haciendo. Y asimismo uno se puede "suscribir" ("
follow") a otros canales, cuyos mensajes aparecerán también simultáneamente en su espacio propio ("
Home")
en Twitter. A partir de este sencillo mecanismo pueden desarrollarse
redes de contactos: uno puede visitar a los suscritos a su canal ("
followers") y suscribirse a su vez a ellos.
Lo
característico de Twitter es la inmediatez y la brevedad. Por ello, no
es adecuado para realizar sesudos análisis y profundas elaboraciones y
desarrollo de alternativas, pero sí permite la difusión rápida de
denuncias y convocatorias o anunciar la publicación de textos,
remitiéndose en caso necesario a otras páginas web. Y la obligada
"frugalidad" de los mensajes es un antídoto contra el creciente vicio
de inundar a los amigos con enormes ficheros adjuntos, imágenes o
"presentaciones" (ppts).
Con todo, hemos tenido que añadir un
interrogante al título prestado: según cuentan, en Irán "sólo" hay unas
80.000 personas suscritas a Twitter (aunque quizá las "supermasivas"
manifestaciones no hayan agrupado a más personas), probablemente
concentradas en zonas urbanas cuya votación parece haber divergido de
la de las zonas rurales. Por ello, aunque Twitter pueda haber sido un
eficaz instrumento movilizador, es por lo menos dudoso que sus
movilizados sean representativos del conjunto de la población que
debería participar en una auténtica revolución, o expresar
democráticamente su voluntad en unas elecciones.
No por ello,
claro está, hay que menospreciar el uso de instrumentos como Twitter:
hay que multiplicar y combinar el uso de los diferentes canales de
comunicación, como los que Internet posibilita, para ir construyendo
"tejido social con voluntad de alternativa a lo existente", como
dijimos en el XIII Congreso. Por ello, hoy os invito a conectaros y
suscribiros al canal de Twitter de la RedRoja en
http://twitter.com/redroja